Tenis

Paula Badosa y Garbiñe Muguruza, las herederas de Arantxa y Conchita, se citan en las semifinales del Masters

La gerundense, con 24 años acabados de cumplir, vive el mejor momento de su carrera

BarcelonaDos jugadoras formadas en Barcelona se encontrarán en México en las semifinales del WTA Finales, el Masters femenino de tenis. En el pasado solo Arantxa Sánchez Vicario había conseguido llegar a la final del torneo que cierra la temporada con las mejores jugadoras del año, cuando en 1993 perdió en Nueva York ante Steffi Graff. Ahora será el turno de Paula Badosa o Garbiñe Muguruza. Y tiene gracia que la cita sea en México, puesto que Badosa nació en Nueva York y Muruguza en Venezuela. El destino siempre es travieso. Dos jugadoras nacidas en el continente americano se encuentran representando a dos clubes barceloneses, el Barcino en el caso de Muguruza y el RCT Barcelona 1899 en el caso de Badosa.

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Después de años convertidos en un desierto a nivel de resultados, el tenis femenino estatal ha resurgido. Otra vez, como casi siempre, con Barcelona como capital, tal como pasó hace 25 años, cuando era normal ver a Arantxa Sánchez Vicario y a Conchita Martínez en el Masters. La catalana jugó 13. La aragonesa formada en Barcelona, 12. Ahora Badosa y Muguruza buscan estar en la final del miércoles de madrugada, a las 2.30 h, contra la ganadora del duelo entre la estoniana Anett Kontaveit y una rival todavía por determinar: Arina Sabalenka o Maria Sakkari.

Badosa llega sin miedo, consciente de que ha superado los problemas físicos y también los mentales, cuando, incapaz de aguantar la presión, necesitó pararse para empezar de nuevo. La gerundense ha cambiado hace poco de preparador para ponerse en manos de David Antona, excampeón de España de salto de altura, con quien ha trabajado para dar un paso adelante en nivel físico, ganando potencia y masa muscular. En México, en altura, donde todo cuesta más, Badosa parece volar por la pista. Ha cambiado del todo, física y mentalmente. Y avisa que es el inicio, no el final. "Creo que puedo mejorar mucho más", dice. Hija de Josep Badosa y Mireia Gibert, una pareja que vivió en Nueva York 13 años trabajando en el mundo de la moda, haciendo tanto de modelos primero como de diseñadores después, Badosa creció en Begur, desde donde recordaba las fotos que se había hecho en Nueva York con las hermanas Williams. Aun así, ella admiraba a Maria Sharápova, la rusa que en cierto modo se ha convertido en una sombra incómoda, puesto que a menudo se la ha comparado a ella. El tenis pasaría a ser parte de la vida de Badosa cuando lo descubrió en un campus a Platja d'Aro. "Fue un amor a primera vista. Quería ir a jugar cada día. Si llovía, lloraba enfadada", explica Badosa, que se iría con 14 años al club Tenisval de Valencia para seguir formándose y llegaría a Barcelona cuando tenía 17. Pero después de ganar por primera vez el torneo de Roland Garros en categoría junior llegaron los problemas con la presión. Durante semanas abandonó la raqueta, hasta que la volvió a coger un día sola en la pista Platja d'Aro, donde todo había empezado. "Lo pasé mal. El miedo a fallar, la manera cómo la gente habla de ti antes de los partidos... Y era muy joven", recuerda. Un regreso a las raíces para volver más fuerte de la mano de Xavier Budó, actualmente miembro del área deportiva del Barça, con quien entraría por primera vez en el top 100 del tenis mundial. Pero la mejor Badosa ha llegado después del cambio de entrenador. Y de la pandemia, cuando rozó las semifinales de Roland Garros, se quedó a un paso de las medallas en los Juegos de Tokyo y triunfó en Indian Wells.

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La tenista del RCT Barcelona 1899, que ha celebrado los 24 años con las semifinales del Masters, vive el mejor momento de su carrera. Ahora busca llegar a una nueva final ante Muguruza. Las dos nunca se han visto las caras en un torneo oficial, a pesar de que han coincidido muchas veces por medio mundo. Ahora les toca hacerlo en Guadalajara, en México. Les toca hacerlo con una final en juego. Para la jugadora nacida en Caracas, hija de un vasco que había emigrado a Venezuela, sería una oportunidad para volver a una gran final por primera vez desde inicios de 2020, cuando cayó en la final del Open de Australia. Con 28 años, la tenista del CT Barcino superó en el último partido de la fase de grupos a Anett Kontaveit por 6-4 y 6-4, y pudo acceder a las semifinales como segunda de grupo. Ahora se encontrará con una Badosa que debuta en un Masters. Ella, en cambio, ya vive su cuarta aventura en el torneo, donde cayó en las semifinales en 2015.

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Con dos títulos grandes en el zurrón, el Roland Garros de 2016 y el Wimbledon de 2017, la jugadora que pasó por la Academia Bruguera de Santa Coloma de Cervelló tiene más experiencia que Badosa en estos partidos, pero la jugadora de Begur ha encontrado su mejor juego en este tramo final de temporada. Muguruza, que parece sentirse como en casa en México –salió a jugar contra Kontaveit con una camiseta de la selección mexicana de fútbol–, ya ha ganado este año los torneos de Dubái y de Chicago. El duelo contra la estoniana, que llevaba 12 triunfos seguidos, era una final, después de haber debutado con una derrota en el Masters. Pero Muguruza ya suele hacerlo, esto de reaccionar cuando parece estar contra las cuerdas.