El refugiado de guerra ucraniano que pone el deporte nacional japonés boca abajo
Danilo Yavhuschin ha ganado uno de los principales torneos de sumo de Japón con apenas 21 años
BarcelonaHace tres años, Danilo Yavhushin se entrenaba todos los días en un gimnasio de su ciudad natal, Vinnitsia, en el centro de Ucrania. Danilo tenía 17 años y era un chico algo peculiar, ya que tras destacar en el judo y la lucha grecorromana, había explicado a sus padres y entrenadores que quería cambiar de disciplina: quería practicar sumo después de ver en directo una exhibición. A Yavhushin le había gustado tanto el deporte más sagrado de Japón, que con la ayuda de un entrenador de judo construyó un espacio para entrenarse similar a las superficies de tierra donde se realizan los combates de sumo.
Pero todo cambió cuando Rusia atacó a Ucrania hace tres años. Danilo, al ser menor de edad, no debía ir al frente, ya que tenía 17 años. Con su familia logró exiliarse a Alemania tras ver cómo los misiles rusos golpeaban su ciudad, y afectaron al gimnasio en el que entrenaba. Fue entonces, en plena fuga, que Yavhuschin envió un mensaje: "¿Puedo venir a vivir a Japón?"
El mensaje lo recibía Arata Yamanaka, uno de los mejores luchadores jóvenes de sumo. Ambos se habían conocido en un Mundial junior de sumo con sólo 15 años. Entonces se habían intercambiado los contactos e iban hablando. "Pensé que sería una lástima terminar mi carrera deportiva después de la invasión", explicaba en la televisión NHK en un documental. "Me gustaba el sumo, sentía que debería intentar competir en sumo de algún modo por el camino que había elegido", añadía. Así que le propuso a Yamanaka que le ayudara y éste respondió. Lo acogió en su casa e hizo las gestiones para que pudiera entrenarse en el equipo de la prestigiosa Universidad de Kansai, donde Yamanaka era el capitán.
Después de unos meses, logró ser aceptado en el establo Ajigawa, con sede en Tokio, aunque inicialmente aquí no querían luchadores extranjeros. Al sumo, los deportistas viven en estos llamados estables, una especie de clubes donde los jóvenes viven, cocinan, realizan trabajos domésticos y entrenan fuerte, aprendiendo a ser disciplinados con métodos de entrenamiento a veces demasiado duros. El joven ucraniano aprendió japonés y trabajó fuerte, y se ganó la oportunidad de ir participando en torneos cada vez más importantes.
Tres años después de ese mensaje que envió desde Alemania, Yavhuschin ha ganado una de las principales competiciones de sumo de Japón, el Torneo de Noviembre, en la isla de Kyushu. Cada año se organizan cuatro torneos de primer nivel y el Danilo se ha impuesto en uno de ellos al derrotar a uno de los grandes favoritos, Hoshoryu Tomokatsu. Yahuschin compite bajo el nombre de Aonishiki, ya que al sumo todos los luchadores adoptan un nombre ritual para competir. Pese a ser de los luchadores con menos experiencia y no ser de los más grandes y fuertes, el ucraniano ha sorprendido por su técnica y capacidad de mantener concentración. El Hoshoryu, por cierto, tampoco es japonés, es de Mongolia. Ya hace unos 20 años que los luchadores de Mongolia logran grandes resultados en un deporte bien japonés, donde los japoneses no siempre ganan y ven cómo cada vez más extranjeros prueban suerte. Ahora mismo, en el circuito hay dos ucranianos, un ruso, un kazajo y seis luchadores mongoles.
Azul en honor a la bandera de su país
"Es un sentimiento que las palabras no pueden expresar. Me parecía que dejaba que mi cuerpo hiciera su vida, utilizando mi propia fuerza. He estado haciendo diligentemente lo que mi maestro me dijo, y eso ha llevado a este resultado", explicaría en un japonés perfecto Aonishiki al final del combate. Su apodo, por cierto, significa azul, en referencia a la bandera ucraniana.
Con 21 años, de momento ha logrado entrar en la categoría sekiwake, la tercera más alta. Al sumo, un comité de expertos decide si los luchadores pueden dar un salto de categoría, lo que permite ganar más dinero y prestigio. Y, normalmente, alguien que ha competido en apenas 13 torneos como Aonishiki no llega a ser sekiwake. Muchos luchadores pasan años intentándolo sin suerte, pero el ucraniano ha llegado ya y, de hecho, pronto podría saltar a la segunda mejor categoría, elozeki. ¿Su reto? Ser el primer europeo que logra entrar en la categoría superior, la de los yokozuna. De 1789, cuando Tanikaze Kajinosuke y Onogawa Kisaburō fueron escogidos como los primeros yokozuna, hasta la actualidad, sólo 75 luchadores lo han logrado. Y sólo ocho eran extranjeros, seis de Mongolia y dos luchadores estadounidenses de Hawái de ascendencia japonesa. Actualmente, sólo compiten dos yokozuna y uno es el Hoshoryu, el luchador que el ucraniano ha derrotado en la final este noviembre con la presencia de sus padres, que trabajan en un negocio para lavar ropa en Düsseldorf, en la grada.