Los árbitros no quieren que el Espanyol siga soñando

BarcelonaEl Espanyol alarga la agonía y se aleja un poco más del ascenso directo tras empatar (0-0) en un partido que bien podría haber guionizado a Quentin Tarantino. Menos goles, hubo de todo: cuatro grandes polémicas arbitrales, once amarillas y una expulsión, dos lesiones madrugadoras y un ejercicio de resistencia numantina y de errores clamorosos de cara a portería. Quinto empate consecutivo –y séptimo en las últimas ocho jornadas– de un Espanyol que cada vez tiene más claro que deberá resignarse a asegurar una plaza de play-off. El ascenso directo no es todavía matemáticamente imposible, pero sí una quimera. Tan cierto es que futbolísticamente el equipo no lo ha merecido como que el estamento arbitral lleva meses maltratando al Espanyol. En Valladolid, tres de las cuatro grandes decisiones fueron en contra de los blanquiazules.

Y es que en el minuto 10, ni Cordero Vega ni el árbitro del VAR –Gorostegui Fernández-Ortega– apreciaron que Masip bloqueaba con las manos, fuera del área, un pase largo hacia Braithwaite. El reglamento está claro: si la mano que toca el balón está fuera del área, hay que silbar manos. Una acción bastante evidente, que habría implicado la expulsión del guardameta local, que incomprensiblemente no se revisó.

La polémica no acabó aquí, porque poco después, Anuar cometió un claro penalti sobre Jofre, al que lesionó en el tobillo, que nuevamente el árbitro principal no consideró adecuado silbar. Dos acciones –una posible expulsión del portero y un penalti– que habrían condicionado el partido de no haber sido por la inacción arbitral. El Espanyol, resignado, intentó proponer más que el Valladolid, que durante bastante rato pareció dar por bueno el empate. Los castellanos, de hecho, no amenazaron la portería de Joan García hasta el tiempo añadido de una primera mitad llena de mayores interrupciones que fútbol.

Los blanquiazules llegaban con más urgencias y llegaron a pisar más campo rival en un primer tiempo en el que echaron de menos más ideas para hacer daño al líder de Segunda. Y eso que sobre el césped tenían Aguado y Melamed. Ni ellos ni Braithwaite consiguieron superar a un Masip que firmó el récord de imbatibilidad del Valladolid. Con la titularidad de Gastón Valles y las irrupciones de Antoniu Roca y Bauzán, Manolo González tiró de efectivos del filial para intentar desatascar un partido que aún se complicó más en el segundo tiempo.

El Valladolid empezó a activarse a base de centros después de la reanudación y estuvo muy cerca de adelantarse. Primero, en un penalti inicialmente silbado por Cordero Vega que posteriormente fue anulado tras revisar las imágenes: un insuficiente contacto de Roca sobre Monchu, que cayó mientras remataba desviado el balón con la cabeza. El Espanyol, eso sí, apenas pudo celebrar un minuto una decisión arbitral justa, ya que inmediatamente después el árbitro expulsó a Melamed con segunda amarilla al considerar que se había dejado lanzar al área en una jugada donde cayó después de pisar el pie de un defensa. En ningún caso un intento de engañar.

Jugando con diez y con media hora para afrontar en el campo del líder, el Espanyol tuvo que sacar bastante agua. En el momento más delicado, Joan García se hizo mayor para evitar que Salazar marcara en una clarísima ocasión dentro del área pequeña. Poco después, fue Negredo quien finalizó con un remate en las nubes un peligroso contragolpe. Un punto con muchas lecturas, del todo insuficiente, pero que puede servir para consolidar una plaza de play-off.