La catalanidad de los hechos

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Nico Melamed saliendo al campo para jugar con el Espanyol.

BarcelonaNo me canso de recordarlo: por obligación y por convicción el Espanyol debe ser un club de cantera. Por obligación, porque, más allá de los excedentes de un empresario chino, carece de un apoyo económico y financiero que le permita competir con los clubes con los que -en una situación normalizada- debería competir. Por convicción porque este es el único relato compartido por todos los pericos y el único que nos puede hacer crecer. La mejor manera de hacer tangible la indiscutible catalanidad del club es que el grueso de sus jugadores sean canteranos. Ante el catalanismo retórico, el catalanismo de los hechos. Ayudar, cuidar y mimar a los clubs del conjunto del país, y a los jugadores del fútbol base sin poner sobre la mesa grandes cifras ni la arrogancia de quien se cree el dueño de todo.

Y cuando hablo de canteranos me refiero a quienes han pasado un mínimo de temporadas, no a futbolistas fichados como profesionales que juegan unos partidos en el filial para acabar de foguearse. Las trampas en el solitario ya las hacen otros.

Ahora bien, para que este modelo funcione todos los estamentos del club -afición incluida- deben mejorar. Algo se está haciendo mal cuando jugadores con muchos años en el fútbol base del Espanyol se marchan libres porque no hay acuerdo en la renovación del contrato. Melendo (a mí todavía me sabe mal), Pedrosa (nunca nos llegó al corazón) y, próximamente, Nico Melamed (el segundo jugador que tiene el honor de llevar el 21 desde que ese número es un símbolo). El club no les valora lo suficiente, supongo. Pero durante sus años de formación no se ha transmitido suficientemente las ganas de llegar y consolidarse en el primer equipo. Si no quieren quedarse en el club de su vida significa que alguien ha fallado. Pero si no valoran lo suficiente el club de su vida, adiós muy buenas.

Tampoco es coherente que un club de cantera venda Simo o Víctor Gómez. La dimensión de las plusvalías no puede ser el criterio principal. Y la afición también debe ser coherente: con los jugadores de la cantera debemos ser más pacientes. Tanto los que tendemos a idolatrarlos (con ellos soy enamoradizo por naturaleza: Omar empieza a competir con Nico en mi corazón), como quienes los tratan como si fueran fichajes millonarios (sin embargo, debo reconocer que con Pol Lozano se está teniendo un comportamiento ejemplar que no se ha tenido con Joan Garcia).

Queremos ganar. Siempre. Y ahora, queremos ganar para subir a Primera. Pero que las urgencias (importantísimas) no nos hagan olvidar lo importante (quiénes somos y quiénes queremos ser): puesto que es de la cantera, mirémoslo con mejores ojos.

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