La duda entre desear tener razón o que gane el Espanyol

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Luis García

"Yo ya lo decía" es una de las frases más odiosas que hay. A menudo está de más: lo decías tanto, eras tan pesado repitiéndolo que nadie lo ha olvidado. Cuando los hechos te han dado la razón, todos hemos pensado en ti. Por tanto, lo mejor que puedes hacer es disfrutar de tu victoria con la elegancia del silencio. También puede que hayas dicho esto, lo contrario y muchas cosas más. En este caso, el “yo ya lo decía” es tramposo: has dicho tantas cosas y tan diferentes que era imposible que no acertaras. Y todavía hay otra variante: que lleves mucho tiempo avisando de algún mal cercano. Tarde o temprano tendrás razón. Porque tarde o temprano llegará la desgracia que llevas tiempo pronosticando como inmediata y podrás disfrutar del placer de emitir la odiosa frase.

Un buen tribunero mata para que la realidad le permita decir esa frase. Y en el Espanyol tenemos muchos. Me atrevo a decir que en una proporción superior a la habitual: somos el aristócrata decadente que añora un pasado glorioso que, de hecho, nunca ha tenido. Ahora que hemos entrado en una fase crítica de la temporada –dos derrotas consecutivas, tres puntos de los últimos doce en juego– escuchamos todo sabio que nos dicen que ellos ya lo decían: que si Luis García no está suficientemente preparado, que si la defiende , que si el equipo está sobrevalorado, que si los fichajes de Garagarza no son suficientemente buenos. Entiendo, porque es el mío, el sentimiento de rabia e impotencia cuando tu equipo hace un partido lamentable y pierde. Estamos perdonados por todo lo que pensamos o digamos en esa situación. Pero es sano –para uno mismo y para el colectivo– que no seamos prisioneros de los juicios realizados desde la rabia y la frustración. Debemos evitar convertirlos en prejuicios que determinan nuestra mirada y nuestros deseos.

Hay decisiones de Luis García que no entiendo, pero quiero estar equivocado y que me acabe de convencer. No sé ver qué aporta Pere Milla al ataque del Espanyol, pero quiero que me acalle a base de goles y asistencias. Veo un Braithwaite despistado, pero ojalá sean sólo sensaciones mías y sea el pichichi de Segunda. Quiero, en definitiva, que el equipo desvanezca todas mis dudas y yo pueda decir la mejor de las frases: estaba equivocado. Incluso quiero en un caso en el que es imposible que esté equivocado como es el de Óscar Gil. Porque el Espanyol es el único ámbito de mi vida en el que la mejor victoria no es tener razón.

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