El Espanyol toca techo y amenaza con romperlo

BarcelonaBravo para quienes eligieron una representación de pastorcillos, una tarde de compras en un centro comercial concurrido, la película de los sábados en la tele pública o sencillamente mirar por la ventana o incluso el techo de casa antes que asistir al espectáculo que Getafe y Espanyol regalaron una noche de diciembre que no pasará a la historia del fútbol. Pero bravo también por la resistencia blanquiazul, feliz un fin de semana más por un triunfo tan poco vistoso como importante. Es el cuarto consecutivo en la Liga y consolida en posiciones europeas a un conjunto que no se veía tan arriba en la clasificación desde hacía tres lustros. El derbi del 3 de enero en Cornellà-El Prat será interesante.

El Getafe-Espanyol fue la antítesis de un partido de aquellos que hacen afición. Suele decirse cuando el duelo puede despertar pasiones más allá de los equipos que lo juegan. Pero lo cierto es que el show solo enganchó a los más fieles seguidores de los dos equipos implicados, que basan su poder en la lucha, la bronca y el máximo aprovechamiento de los méritos ofensivos. Enfrentados sobre un campo de fútbol, ​​madrileños y catalanes ofrecieron en el primer parcial un gran repertorio de empujes, imprecisiones, protestas y pequeñas emboscadas en las que el árbitro, el ínclito Gil Manzano, de tarjeta muy fácil, se puso las botas sobre todo con los locales, que suelen expresarse al límite del reglamento. El Getafe no probó a Dmitrovic ni una sola vez antes del descanso, mientras que el Espanyol, desprovisto del siempre eléctrico Dolan, solo exigió a David Soria en un tiro libre ejecutado por Edu Expósito. Visto el panorama, el más entretenido del primer tramo acabó siendo contar faltas –17 en 45 minutos– y charlar con la entereza de Kike García mientras los médicos pericos le curaban un arañazo de Aqbar.

Aparentemente, el descanso no sirvió para que Manolo González y Bordalás cambiaran nada. Los propios futbolistas continuaron en la reanudación. Pero algo empezó a moverse entre los presentes, sobre todo por parte blanquiazul. En el minuto 47, Expósito exigió una excelente intervención de Soria; y en el 52, Cabrera adelantó al Espanyol con un cabezazo inapelable a la salida de un córner. El uruguayo, con pasado en el Getafe, no celebró su segundo gol de este ejercicio, un tanto que acabaría siendo suficiente para sumar tres puntos de oro. En inferioridad en el marcador, en los azulones les entraron las prisas. Bordalás pasó de un sistema con cinco defensas en llenar el campo con delanteros y mediapuntas, pero el Espanyol no se asustó con una reacción más ruidosa que efectiva. Se encerró en su campo a guardar la renta favorable ya esperar a que pasaran los minutos. No se pondrán ahora exquisitos, los pericos, después de tantos años de sufrimiento.