Virus FIFA: el fútbol, donde la avaricia acaba por romper los juguetes

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Gavio justo en el momento De notar que le fallaba la rodilla.

BarcelonaEl fútbol es un gran negocio. En tiempos convulsos, uno de los sectores donde puedes seguir ganando mucho dinero. Vivimos en una era en la que los ricos y poderosos parecen tener más hambre que nunca, nunca tienen suficiente. No tienen suficiente con dos jets, quieren tres. No tienen suficiente con cinco residencias, quieren siete. Cada vez hay menos ricos que sean mecenas y tengan cierta conciencia social. Ahora se trata de echar a vecinos, de acumular más lujo, de cambiar las leyes para mandar más. En el fútbol ocurre lo mismo, aunque en este caso hay una figura curiosa: el futbolista. Víctima y verdugo a la vez. Explotados, pero ricos.

Las autoridades que rigen el fútbol admiten una realidad: hay demasiados partidos. Se llenan la boca diciendo que es necesario repensar el calendario, que es necesario recortarlo, que hay que pensar en la salud de los deportistas. La Premier League admite que tiene estudios en los que se habla de un aumento preocupante de las lesiones en un deporte cada vez más rápido, con más ritmo, con más viajes y más partidos. Cuando llegan los partidos de selecciones, los clubs pierden a sus activos. No ayuda que seleccionadores como De la Fuente decidan hacer jugar a titulares en partidos que ya no tienen ningún tipo de interés, como el de Georgia. No es el único. ¿Qué hacían Mbappé o Griezmann jugando un Francia-Gibraltar con todo decidido en su grupo? ¿Qué hacía Gavi jugando de titular contra Chipre y contra Georgia? Todo el mundo sabe que hay que recortar el calendario, pero nadie cede nada, todo lo contrario. La FIFA acabado haciendo mayores sus torneos, y la UEFA también. Las ligas no quieren recortar los calendarios de primera, y los clubs, en cuanto pueden, organizan giras y amistosos lejos de casa para ganar dinero, como el Barça, que se va a Dallas este diciembre. Venga a ordeñar la vaca. Y los jugadores, rotos.

Los futbolistas se benefician de este negocio con sueldos escandalosos, así que se quejan con la boca pequeña. Además, les hace ilusión jugar con su selección, suele ocurrir. Aunque los aficionados del Barça se enfaden, tiene todo el sentido que Gavi tenga como sueño jugar unos Juegos Olímpicos o una Eurocopa. Es normal. Al final, la solución siempre es el dinero. Los clubs cobran cuando sus jugadores se marchan con las selecciones, como si fuera una forma de comprar su silencio. Cuando se lesionan, los jugadores buenos presionan para que la FIFA les pague más. Los jugadores, que luchan por tener mejores salarios, no hacen lo mismo para jugar menos partidos. Todo el mundo quiere ordeñar el negocio del fútbol hasta el final. Lo hacen clubes, jugadores, instituciones... Y cuando se rompe un juguete, lloramos. Pero poco cambia. A nadie le interesa, en el fondo. Ya jugará otro jugador. El show debe continuar.

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