El aeropuerto de El Prat desplazará la fachada de cristal de la T1 para ganar espacio
Las obras costarán unos 700 millones de euros y empezarán en el 2028
El Prat de LlobregatCon más de 55 millones de pasajeros anuales, El Prat pone a prueba a diario la capacidad máxima de sus instalaciones y la sigue llevando al límite con los crecimientos de récord que registra mes a mes y la previsión de superar las cifras del pasado año. El aeropuerto necesita disponer de más espacio, y empezará por la terminal T1, donde ganará metros cuadrados expandiendo el edificio actual para poder facturar y pasar los controles de seguridad en condiciones de mayor amplitud.
La terminal diseñada por Ricardo Bofill se ensanchará hacia delante y hacia los lados. Para ello, la fachada principal –donde los taxis y los autobuses dejan a los pasajeros– se adelantará 38 metros, en dirección a los parkings. Se cubrirá así el espacio vacío que queda entre la T1 y los parkings en el nivel superior de la terminal, el de las salidas. En el nivel inferior, el de las llegadas, también crecerá el edificio, especialmente en la zona donde se recogen los equipajes y donde se espera que salgan los pasajeros.
Todo esto implicará también mover los viales de circulación, tanto de coches particulares como de taxis y autobuses, que se acercarán hacia los edificios de los parkings. Por el camino se perderá la torre de control que se ha mantenido entre el edificio de la terminal y los bloques de parkings, sin uso desde hace veinte años, coincidiendo con la entrada en funcionamiento la T1. La torre de control, actualmente sólo utilizada como soporte publicitario, se derribará. Con todos estos trabajos, la T1 sumará 70.000 metros cuadrados, casi un 16% más de la superficie actual, de unos 520.000 metros cuadrados.
La característica curvatura que Bofill dio al edificio se mantendrá, así como su fachada acristalada, con la familia del difunto arquitecto implicada en el diseño de la nueva etapa. Lo que no se sabe todavía es dónde irá a parar el mural de Joan Miró. Actualmente está ubicado en la terminal T2, y Aena quiere desplazarlo a la T1, pero aún no ha definido el lugar exacto donde quiere llevarlo para que luzca más, en lugar de la olvidada T2. Una medida en la que se ha encontrado la negativa de entidades como el Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC).
Serán unas obras complejas, porque la T1 no dejará de operar en ningún momento y tampoco está previsto desviar viajeros hacia la T2, sin contar con que el aeropuerto espera seguir creciendo en pasajeros en los próximos años. La construcción de la nueva fachada se programará en diferentes fases para intentar tener una incidencia mínima. "Es una obra muy compleja a nivel técnico, pero también operativo, porque la terminal seguirá en marcha", remarca la directora de El Prat, Eva Valenzuela. El proyecto básico se está empezando a redactar, y se espera que los trabajos comiencen en 2028, con la previsión de que se alarguen hasta 2031 o 2032.
Inaugurada en 2009, la terminal esponjará un interior que con los aumentos constantes de pasajeros ha quedado apretado, a la espera de una nueva pieza, la terminal satélite, que permitirá distribuir mejor a los viajeros una vez hayan pasado los controles de seguridad. Toda esta operación de expansión de la T1 supondrá una inversión de 700 millones de euros. Están incluidos en el presupuesto previsto por ampliar el aeropuerto de Barcelona, de unos 3.200 millones de euros, con el alargamiento de la tercera pista como pieza principal, pese al rechazo social por las afectaciones medioambientales que provocará en un entorno ya degradado.
Nuevos filtros de seguridad
La superficie que ganará la T1 será un gran cambio, pero antes habrá un aún más agradecido al pasajero. El aeropuerto de Barcelona está sustituyendo sus filtros de seguridad por unos más modernos que permitan no tener que quitar los líquidos o aparatos electrónicos para poder pasarlos. Serán máquinas que realizarán una tomografía de las maletas –como un TAC– en lugar de utilizar rayos X para analizar el contenido como se hace ahora. Estos aparatos pesan más y requieren más espacio que los actuales, otra de las razones por las que la T1 debe disponer de más metros cuadrados.
Algunos de los filtros de El Prat ya disponen de esta nueva tecnología, como los del puente aéreo y el fast track de la T1. En la T2 también se han empezado a cambiar las máquinas. Actualmente, cerca de un 30% de los controles de seguridad del aeropuerto de Barcelona funcionan por tomografía. Ahora empezarán los trabajos para adaptar la principal zona de controles de seguridad de la T1, la central, entre los mostradores de Vueling. Al ser la que absorbe a más viajeros, se hará por fases para evitar atascos. "Se acercan obras que implicarán incomodidades, pero debemos tener en la retina que son por un beneficio. Estamos invirtiendo para mejorar la calidad del servicio", defiende Valenzuela.
Con una inversión de 39 millones de euros, se calcula que todos los filtros estarán cambiados en el primer trimestre de 2027. En otros aeropuertos gestionados por Aena, como el de Madrid o el de Palma, también se están realizando estos cambios.