Agricultura

"Con inversiones adecuadas podemos salir"

A pesar de los efectos de las lluvias torrenciales, los campesinos del Ebro consideran que el sector puede salir adelante si se adapta al cambio climático

AmpostaTres semanas después de las lluvias torrenciales que asolaron las comarcas del Baix Ebre y el Montsià, Lluís Baiges aún retiene bien clara la imagen de su finca convertida en un barro, lleno de restos vegetales, de plásticos de invernadero y estructuras metálicas colapsadas. "Necesitamos dos semanas de trabajo continuo y más de cuarenta personas para intentar recuperar la cantera que el agua no se llevó", explica. En los invernaderos de Cultidelta –la empresa familiar que codirige con su hermano especializado en el cultivo de plantas autóctonas mediterráneas y en producción hortícola y de verduras– todavía se ven las marcas del barro. "El agua entró como una marea e inundó unos 60.000 metros cuadrados de invernaderos hasta una altura de 80 cm. Una semana después, todavía había agua estancada y bandejas de plantel flotando", añade.

La corriente se llevó un grosor importante del cultivo. Entre las plantas que han podido recuperar, hay muy pocas aprovechables para su comercialización. "La mayoría han quedado dañadas por el mismo barro y las que no se han podrido por el exceso de humedad", lamenta. "Aún estamos en proceso de evaluar los daños, que son difíciles de cuantificar, pero a ojo creo que podemos aproximarnos al medio millón de euros en pérdidas, si tenemos en cuenta los sobrecostes para arreglar los desperfectos, la pérdida de producto y el paro temporal de ventas", asegura.

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Su finca, ubicada en los límites interiores de la llanura del delta del Ebro, entre Amposta y la Ràpita, sufrió el doble efecto de las barrancadas: por un lado, desaguaron los torrentes que bajan directamente de la sierra del Montsià y, por el otro, el barranco de la barranco de la Puertos y desemboca en el Ebro. "Es un barranco que nos queda a diez kilómetros, pero el agua nos llegó a través del canal de riego secundario que tenemos justo al lado y que se desbordó", concreta.

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Mientras, Jaume Moya intenta recuperar la actividad en la finca de la Torre de la Carrova, en las afueras de Amposta. Situada a dos kilómetros de la desembocadura del barranco de la Galera, quedó completamente inundada por más de un metro de agua. El acceso a la masía quedó impracticable durante unos días y todavía algunos rincones de los cultivos de hortalizas son balsas irregulares donde flotan cajas y ramas. "Tenía plantadas coliflores, alcachofas, lechugas, tomateras, y también árboles frutales como granados y olivos. Y un pequeño corral de gallinas que no sobrevivieron. El agua lo estropeó todo", denuncia.

Ya le ocurrió durante unas lluvias torrenciales del año 2000, y se repitió hace dos años, pero no con la virulencia de esta vez. "Casi ni me planteo evaluar los desperfectos, porque estoy cerca de la jubilación; no creo que a corto plazo se ponga solución al tapón de infraestructuras que obstaculizan la salida del barranco al río, como el canal de la izquierda del Ebro y la carretera C-12. Trabajo otras tierras arrendadas ubicadas en un lugar un tiempo", comenta con cierta resignación.

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Plan del Gobierno

El gobierno catalán ha anunciado un plan director de 27 millones de euros para abordar la problemática de los barrancos en las comarcas del Baix Ebre y el Montsià, y la Agencia Catalana del Agua (ACA) ha previsto actuaciones de limpieza por valor de 120.000 euros. Pero los campesinos, escarmentados, lo ven con cierto escepticismo, por lo menos a corto plazo. "Hay que mejorar las infraestructuras para cerrar los canales cuando se prevén grandes lluvias, para evitar que colapsen y puedan servir de vía de salida para el agua. Y hay que abrir el debate sobre si es necesario construir un sifón para hundir el canal de riego por debajo del barranco de la Galera y dar vía libre a la salida del agua hacia el río", comenta.

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A pesar del golpe, Baiges se muestra pragmático: "Con inversiones adecuadas por parte de la Generalitat, la ACA y las comunidades de regantes, podemos salir adelante. Pero hay que hacer inversiones dimensionadas con las nuevas necesidades que plantea el aplastamiento global, porque debemos asumir que quizá más sucedan, episodios como éste volverán a pasar. estemos preparados".