Más redes para proteger la fruta: el reclamo de los campesinos de Lleida afectados por la granizada
Finques del Segrià y Les Garrigues pierden la cosecha por no tener un sistema que ha doblado el precio en los últimos años
LleidaLa última granizada de este martes en el plan de Lleida ha servido para reabrir la endémica reclamación del sector de la fruta dulce de mayor financiación pública de las redes antipiedra, un sistema casi infalible, pero que ha duplicado su precio en en los últimos cinco años. Una tormenta que llegó a primera hora de la tarde de ayer procedente de la franja de Aragón arrasó en poco más de 15 minutos todas las fincas de fruta que aún quedaban por cosechar en las comarcas del Segrià y Les Garrigues, así como en parte del Pla d'Urgell. Poco más de la mitad de la producción de fruta de hueso (melocotones, paraguayos, nectarinas), y también de pera, ya estaba cosechada, pero toda la manzana todavía estaba en los árboles. Para los campesinos que no disponían de malla (más del 90%) la pérdida ha sido total.
Los agricultores lamentan que en estos momentos de la campaña, cuando se han asumido casi la totalidad de costes del cultivo como la poda o la aplicación de fitosanitarios, la cobertura del seguro resulta insuficiente. Según cálculos de los sindicatos, el coste de las mallas antipiedra y de su instalación es de más de 30.000 euros por hectárea, el doble que hace cinco años. Aunque el sistema está subvencionado en un 40% a través de fondos europeos para los planes de mejora de la competitividad, la inversión es todavía inasumible para el campesino, que aparte debe añadir los costes de mantenimiento (de unos 500 euros por hectárea y año) y de sustitución de la tela cada 10 años.
"Si nuestro territorio está expuesto a una decena de granizadas cada año de media, es inexplicable que todavía no haya un plan para proteger todos los cultivos del país con estas redes", lamenta Pere Roqué, responsable del sindicato Asaja en Lérida. "El sector está en una desesperación total", asegura Jaume Gardeñes, responsable de la fruta de Unió de Pagesos, que asegura que en otros países de Europa, como Italia, Polonia y Alemania, los gobiernos subvencionan este sistema hasta más de un 60%.
"Asumimos que aumentar las subvenciones para la instalación de mallas podría parecer injusto –matiza Sergi Balué, su homólogo en Jarc–, pero al menos exigimos que los costes sean más razonables". La malla, además de prevenir los daños de la piedra, supone para los expertos una protección adicional contra un nuevo fenómeno vinculado al cambio climático: las quemaduras del sol. La sombra que aporta permitiría reducir su afectación, sobre todo a los cultivos de manzana y pera.
Daños a la almendra y el olivo
La granizada de ayer martes afectó paralelamente a buena parte de los cultivos de almendra (también a punto de cosechar) y olivos en los municipios del Baix Segre y Les Garrigues (Castelldans, Juneda, Albi, Vinaixa, y Les Borges Blancas fueron los más afectados). Las pérdidas se calculan aquí entre un 70% y un 80% y los expertos lamentan que ni siquiera las redes antipiedra son técnicamente viables para estos árboles. "Sólo un seguro con precios justos y amplias coberturas puede resolver el problema", concluye Balué.
Primera acción del consejero
Precisamente este miércoles por la mañana, el flamante conseller de Agricultura, Òscar Ordeig, se ha reunido en Albatàrrec (Segrià) con Afrucat, la patronal de la fruta, para evaluar la afectación de la piedra. "El conseller se ha mostrado dispuesto a interceder, si es necesario agilizar algún trámite", han explicado responsables de Afrucat, que se han mostrado satisfechos de la visita. Es la primera acción que ha hecho Ordeig sobre el terreno desde que fue nombrado hace sólo tres días, aunque los sindicatos con representación en la Mesa Agraria, UP y Jarc, no han sido formalmente invitados. "Ha sido una visita de carácter personal y no figuraba ni siquiera en la agenda del conseller", justifican fuentes del departamento.