El anónimo ganador del segundo premio de lotería más grande de la historia: 1.730 millones de dólares de un solo golpe
Un californiano se llevó en octubre el premio gordo del Powerball, una lotería en la que juegan 181 millones de estadounidenses cada año
WashingtonQuien más, quien menos, todo el mundo ha fantaseado alguna vez con lo que haría si le tocara un premio gordo a la lotería. Éste es el bendito quebradero de cabeza que un afortunado de Frazier Park, un pueblo de California de 2.600 habitantes, ha tenido que afrontar en las últimas semanas. El jugador ha decidido mantener el anonimato tras ganar en octubre el segundo mayor premio de la historia: 1.730 millones de dólares del bote principal del Powerball, que llevaba 35 rondas consecutivas sin ganador.
La probabilidad de ganar este premio es ínfima: una entre 292 millones, menos de la mitad que el EuroMillions (una entre 130 millones). Sin embargo, el 57% de los estadounidenses adultos lo intentan al menos una vez al año, unos 181 millones de jugadores. Y aunque suele considerarse un juego para personas mayores, realmente la mayoría de compradores son jóvenes: dos de cada tres personas entre 18 y 40 años compran lotería cada año en EEUU, la mayoría hombres y con pareja, según un informe del Journal of Gambling Studies.
La clave del éxito del Powerball y del MegaMillions (la lotería con menos probabilidades, una entre 302 millones) es que cada ticket vale sólo dos dólares, una inversión muy baja si se considera el premio que se suele ganar, que suele ser de 500 millones de dólares. De hecho, el top diez premios de lotería en EEUU lo han repartido en la última década estas dos loterías, pertenecientes a la misma asociación semipública.
El mayor frasco repartido hasta ahora: 2.040 millones de dólares
Así, otro afortunado, Edwin Castro, ganó el 7 de noviembre del año pasado el mayor premio de la historia: 2.040 millones de dólares, también con el jackpot del Powerball. En su caso, el premio llevaba 41 semanas sin tocar a nadie. Lo ganó también en California, el estado más poblado de EEUU, que por una cuestión probabilística domina con diferencia los rankings de premios de lotería.
Si te toca el Powerball, tienes dos opciones para cobrar el premio: quedarte con la totalidad o recibir una cantidad menor pero repartida en anualidades. La mayoría opta por la segunda opción, que es la recomendada por los asesores financieros, dado que no son pocas las historias de personas que se han arruinado poco tiempo después de ganar un jackpot.
Sin embargo, Castro optó por la primera opción e ingresó, de la noche a la mañana, 628 millones de dólares en su cuenta bancaria, tras pagar impuestos federales y estatales. Desde entonces, sus inversiones han sido calificadas de "terribles errores" por varios asesores financieros. En un año, el mayor ganador del premio de la historia se ha comprado tres mansiones de lujo en California y un Porsche 911, entre otras adquisiciones, por valor de unos 75 millones de dólares, y deberá gastar cada año un 4% de esa cantidad para su mantenimiento.
El origen colonial del juego en Estados Unidos
En Estados Unidos, se juega en la lotería desde los tiempos coloniales, en los que los premios no eran sólo monetarios: también podían tocarte casas, tierras, esclavos, animales y objetos de valor para los colonos. Impulsadas por ciudadanos individuales o por las autoridades, a menudo los beneficios de estos sorteos servían para el propio desarrollo de la colonia.
La primera lotería oficial jugada en territorio estadounidense data de 1616, cuando la Virginia Company of London la organizó con el objetivo de recaudar fondos para la empresa colonial fundada por el rey Jaime I de Inglaterra. Fue una de las fuentes de entrada de dinero que ayudaron a establecer y financiar Jamestown, Virginia, el primer asentamiento permanente en los actuales EE.UU..
Con el paso del tiempo, la mayoría de las 13 colonias originales crearon sus propias loterías para recaudar ingresos, y jugar con ellos casi se convirtió en una responsabilidad cívica. Según el recuento de varios historiadores, se crearon 392 loterías, que contribuyeron a fundar iglesias, bibliotecas y algunas de las primeras universidades del país, como Harvard, Yale, Columbia o Princeton.
Durante el siglo XIX, el juego empezó en fueron objeto de críticas y se llegaron a prohibir las loterías en casi todos los estados por motivos de moralidad religiosa evangélica, así como por una serie de escándalos de corrupción y la consiguiente pérdida de confianza. En 1890, ya se habían dictado prohibiciones en todos los estados excepto Delaware y Luisiana.
30.000 millones anuales en impuestos a la lotería
No fue hasta el año 1934 cuando se creó en la colonia de Puerto Rico la primera lotería moderna gestionada por el gobierno. Tres décadas más tarde, en 1964, se fundó en New Hampshire la primera lotería estatal. Su éxito se expandió rápidamente al resto de estados, pero los premios no eran muy elevados comparados con los actuales, puesto que las loterías no salían de sus fronteras. Por eso, en 1985, Maine, Vermont y New Hampshire se unieron para crear el primer juego multiestatal, el Tri-State Megabucks.
Tres años más tarde, otros siete estados siguieron su ejemplo y crearon la Asociación de Loterías Multiestatal, que organizaría poco después las loterías más grandes del mundo: el Powerball (1992) y el MegaMillions (1996), que en la actualidad pueden jugarse en 48 circunscripciones. Desde entonces, los ingresos de las administraciones locales, estatales y federales por la lotería no han dejado de crecer y ya llegan a unos 30.000 millones de dólares anuales, más del doble que a principios de siglo.