La Caixa prepara un viraje estratégico después de años sin grandes inversiones

El grupo "matiza" su estrategia: se plantea volver a hacer apuestas importantes sin abandonar la diversificación

Viraje estratégico en la fundación bancaria La Caixa. Después de unos años en los que se ha vendido algunas de sus principales participaciones (Abertis y Repsol, por ejemplo), el grupo había decidido no repetir las inversiones de gran importancia. Por el contrario, apostaba por la diversificación: multitud de pequeñas inversiones que le permitieran repartir el riesgo; ser más un socio financiero que industrial. Pero esto ha empezado a cambiar, tal como ha avanzado La Vanguardia y ha confirmado el ARA.

"No estamos exclusivamente centrados en pequeñas participaciones", afirman ahora desde las torres negras que La Caixa tiene en la Diagonal de Barcelona. "No dejamos la diversificación, pero no nos olvidamos de lo de antes", añaden estas voces. Lo de antes es la toma de posesión de participaciones significativas que otorguen a La Caixa el control de grandes compañías. La estrategia "se está matizando", rematan desde la fundación.

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Las participaciones empresariales que tiene proveen La Caixa de los ingresos que necesita para seguir siendo una de las principales fundaciones de Europa, con más de 500 millones de presupuesto anual dedicados a obra social.

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Últimamente, sin embargo, ha quedado a cuerpo descubierto la dependencia que tiene La Caixa de Naturgy, la empresa de gas que desde el 2014 ha sido su principal aportadora de dividendos. El fondo australiano IFM lanzó una opa para controlar al menos el 17% de Naturgy y no lo logró, pero se ha quedado con casi el 11%. Suficiente porcentaje para que, sumado a los otros dos grandes fondos que hay en Naturgy (Rioja y GIP), superen el 50% del capital. A pesar de que esto no significa que La Caixa haya perdido el control de la compañía (de la cual es el primer accionista, con casi un 27%), ahora hay más amenazas que antes sobre un grupo energético que el año pasado aportó el 55% de los dividendos que captó La Caixa.

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Presumiblemente, el viraje que ahora diseña Isidre Fainé, presidente de La Caixa, servirá en el futuro como plan B por si el equilibrio actual se rompe en algún momento. Lo cierto es que la diversificación de los últimos años no ha aportado hasta ahora resultados muy evidentes: sus dos carteras de pequeñas participaciones en numerosas empresas españolas y extranjeras tan solo aportaron 38 millones el año pasado, solo un 6% de los dividendos cobrados por La Caixa. Sea como fuere, esta diversificación continuará existiendo, pero convivirá con nuevas apuestas estratégicas.

Más potencia de fuego

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Pronto La Caixa podría disponer de más potencia de fuego para plantearse alguna adquisición significativa que no habría podido hacer en el último año y medio. Por un lado, su otra gran participada, CaixaBank, empezará a elevar los dividendos una vez pasada la peor fase del covid. Y, por otro, pronto se fusionarán los grupos franceses Veolia y Suez. Esto propiciará que La Caixa, que controla cerca de un 6% en Suez, salga de esta compañía con una suma que se acercará a los 700 millones de euros.

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Una de las opciones es utilizar este dinero para tomar el control de Agbar, compañía que ahora controlará Veolia y que, si nada cambia, dejaría de estar vinculada al grupo de la estrella de Miró. Pero no es tan evidente que Veolia quiera desprenderse de esta compañía.

A pesar de que La Caixa está entrando en una nueva fase, el tipo de empresas que le interesan siguen siendo del perfil que tradicionalmente han gustado al grupo catalán y a su presidente. "No dejaremos de estar con las utilities", explican a la compañía en referencia a las empresas que ofrecen servicios públicos como la electricidad o el agua, por ejemplo. "Las empresas de los recibos", concretan.

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Actualmente, en el grupo también controlan (a través de su holding Criteria) una participación cercana al 5% en Cellnex, empresa pujante pero que todavía no es muy rentable porque está invirtiendo muchos millones para financiar su rápida expansión y, en consecuencia, no abona muchos dividendos. Finalmente, también tienen una cartera inmobiliaria con activos valorados en 3.000 millones agrupados en InmoCaixa, que también ha ido reinvertiendo sus beneficios y ha aportado pocos ingresos.