El Airbnb de la música que te trae los conciertos a casa

Que el concierto venga a casa y los músicos toquen en el comedor, en la azotea o en el jardín. Ésta es la propuesta de los dos jóvenes catalanes que han fundado Acqustic, un negocio de base tecnológica que facilita el acceso a los conciertos privados para todos los bolsillos. La plataforma permite pedir conciertos y músicos de proximidad, “al estilo Airbnb”, según definen los propios fundadores; es decir, a través de la geolocalización y con un precio cerrado de inicio.

El portal muestra un mapa donde aparecen los diferentes grupos musicales, clasificados por proximidad, estilo musical y precio (que incluye el desplazamiento hasta 50 kilómetros). El cliente sólo tiene que elegir el sitio, el espacio, el estilo, el día y la hora de la actuación. Y, como hace Airbnb, la web de Acqustic muestra a los músicos disponibles y su tarifa. Para comprobar si el estilo encaja con los gustos de los clientes, la web también permite visualizar una actuación de aproximadamente un minuto. A partir de ahí, un clic y un pago con tarjeta finalizan la compra.

La empresa arrancó en noviembre: “Primero empezamos a captar músicos y en febrero abrimos al público; ahora ya tenemos más de 650 solicitudes de proyectos musicales que desean aparecer en nuestra web”, explica Esteve Lombarte, el fundador de Acqustic.

Lombarte se formó en empresariales y marketing digital, pero es un apasionado de la música: “Quería dedicarme a algo que realmente me gustara, relacionada con la cultura y la música, y fue fijándome en el modelo de Airbnb que tuve la idea; cuando arranqué se lo comenté a un amigo, el Ferran Sáez, que es músico, y también se apuntó al proyecto”, explica Lombarte. Desde febrero ya han dado seis conciertos y han empezado a cerrar acuerdos para eventos: “Tenemos clientes particulares pero también empresas, hoteles y marcas que realizan eventos”.

Lombarte y Sáez han creado cuatro líneas de negocio diferenciadas. Por un lado, los conciertos a domicilio, el leitmotiv de Acqustic. Sin embargo, los ingresos se limitan a un 20% de comisión para hacer de intermediarios (repartido entre un 5% que cargan a los músicos y otro 15% sobre el precio que paga el cliente). Por eso, para asegurar la facturación, Acqustic también organiza experiencias musicales y eventos: por un lado, los “conciertos secretos”, una actividad que montan desde cero y por la que cobran entrada. Por otro lado, también preparan eventos para hoteles y restaurantes: “Estos son en realidad los ingresos recurrentes, más que los conciertos a domicilio”, admite Lombarte. La cuarta línea de negocio se centra en los festivales: “Queremos convertirnos en un proveedor más de las agencias, marcas y participar en el máximo de eventos”.

Con esta estructura empresarial Lombarte y Sáez ya buscan inversores y prevén cerrar la primera ronda, de unos 80.000 euros este verano. “Estamos hablando con inversores privados, nos gustaría tener a lo sumo cuatro inversores de 20.000 euros cada uno, o si puede ser, alguno mayor; lo hacemos así porque al fin y al cabo estas personas entran en la empresa y creemos que será más fácil de gestionar las decisiones si el número de personas sigue siendo reducido”, argumenta Lombarte.

El plan de viabilidad que presentan es ambicioso: “Nos gustaría cerrar el año con una cartera de 1.000 músicos y una facturación de 60.000 euros, y en 2018 esperamos llegar a los 200.000 euros de facturación con las cuatro líneas de negocio que estamos desarrollando”, adelanta Lombarte. Hasta ahora la buena acogida de su propuesta empresarial -sobre todo en cuanto a los conciertos a domicilio- sólo les ha traído un quebradero de cabeza, que a su vez es parte de su éxito: los vídeos. Después de aceptar cada uno de los grupos de música (no todos pasan el filtro de calidad), Acqustic les cita para hacer el vídeo de muestra de la actuación: “Aún tenemos unos límites, y de los 500 grupos que han pasado el filtro sólo tenemos 150 en la web; la mayoría todavía están esperando para grabar el vídeo, tenemos una cola brutal”, admite Lombarte.