ALIMENTACIÓN

Sobrevivir ajeno a las comparaciones con Guissona

La cooperativa Plana de Vic intenta potenciar la venta de carne con sólo tres tiendas y evitando la dictadura de los lineales de los súpers

Dani Cordero
3 min
Sobrevivir ajeno a las comparaciones con Guissona

La cooperativa de la Plana de Vic sólo tiene tres tiendas. Llegó a tener más, pero ni la complejidad logística, ni la competencia, ni la crisis le permitieron mantenerlas. Así que se sacude como puede la comparación con Guissona -un proyecto cooperativo similar en cuanto al sector, pero mucho mayor y con más de 450 tiendas- con otro objetivo empresarial claro: diferenciar su oferta de carne por la calidad y venderla escapándose tanto como pueda de la dictadura de los lineales de los súpers. Su foco está ahora en un buen posicionamiento en los mostradores de tiendas y cadenas de distribución y en el negocio de las colectividades, desde escuelas hasta hospitales.

“Nosotros hemos apostado por un producto de calidad, pero nos falta poder ponerlo en el mercado y en lugares donde sea valorado”, explica Vicenç Fabré, que desde hace poco más de un año es el presidente de la cooperativa. "Nos cuesta hacer entender al consumidor lo que hay detrás de nuestro producto", remata Fabré, en un intento de dejar claro que no pueden posicionarse en una franja de precios bajos y que lucharán por evitar entrar en esta guerra. Con esta obsesión, la carne es el producto con el que la cooperativa quiere crecer en los próximos años, aprovechando la estructura que tiene la organización para impulsar la producción de sus 1.200 socios. Lo cierto es que actualmente sólo un centenar de los socios son realmente activos, que aportan el 90% de la actividad. En el futuro, Plana de Vic quiere intensificar esta colaboración y aumentar la participación de los socios: ahora aportan un 45% de la carne de cerdo y un 70% de la leche que producen. El resto de la producción es comercializada por los propios productores puertas afuera de la cooperativa.

Para potenciar esta capacidad de venta, Plana de Vic prevé invertir el próximo año 250.000 euros en la ampliación de su pequeña sala de despiece, Carnovic, punto central de la estrategia de impulsar el valor de su carne. Esta rama de la actividad de la cooperativa sólo supone el 6,1% de las ventas de la organización (datos de 2016). El gran volumen de facturación alcanza la venta de pienso (un 47% del total) y la comercialización de leche (17,2%).

Los últimos cuatro años no han sido fáciles para Plana de Vic, que ha visto cómo los precios de las materias primas se desplomaban, afectaban a sus socios e impactaban sobre sus cuentas de explotación. El pasado año cerró con una cifra de negocio de 49,99 millones de euros. La caída -del 13% respecto a 2015- ha sido sostenida en los últimos tres años y se ha ido alejando de una facturación consolidada que alcanzó los 60 millones de euros. El beneficio ha quedado también afectado, al ganar 194.000 euros, un excedente muy alejado del medio millón de euros de un año antes, forzado por el ajuste de márgenes para ganar en competitividad.

Entre los motivos que explican esta caída del negocio se encuentra la pérdida de clientes debido a las dificultades financieras que tenían algunos socios de la cooperativa. Este hecho hizo que la cooperativa se haya visto obligada a refinanciar deuda por un importe de tres millones de euros sobre los ocho millones que acumula, básicamente por la crisis que arrastró al sector porcino entre los años 2013 y 2015. “Con estas operaciones ahora nos hemos asegurado las garantías para cobrar el dinero que nos debían , ya que teníamos cantidades importantes pendientes de cobro de algunos socios”, explica Fabré, refiriéndose a productores de carne de cerdo que habían visto cómo caía el precio de su producto y no podían asumir el pago del pienso que habían adquirido en la cooperativa.

Fabré, que preside la cooperativa desde hace poco más de un año, defiende la continuidad de la sección de crédito, aunque hubo un debate interno sobre si debía mantenerse, después de las crisis sufridas por las cooperativas de L'Aldea y Cambrils. Al final, asegura, se optó por mantenerla, pero también por impulsarla.

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