Periscopio global

La diva francesa (trans y magrebí) que se esconde tras los éxitos de L'Oreal y Lancome

La directiva franco-argelina dirige el Grupo Coty, que agrupa a marcas como Max Factor, Hugo Boss o Gucci

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Retrato de Sue Y. Nabi

ParísCuando anda por la calle, no pasa desapercibida. Sus casi 190 centímetros de altura atraen las miradas. En el mundo empresarial, Sue Y. Nabi (Argel, 1968) también vuela muy alto. Ha transformado el sector de la cosmética y la perfumería, ha reavivado marcas y ha roto esquemas. Visionaria y polifacética, es la responsable de convertir a Jane Fonda en imagen de L'Oréal cuando la actriz tenía 68 años y ha impulsado su propia marca de cosmética.

Después de 20 años en L'Oréal, desde 2020 la ejecutiva franco-argelina es la directora general de la multinacional estadounidense de productos de cosmética y perfumería Coty, que agrupa marcas como Max Factor, Bourjois, Lancaster, Hugo Boss y Gucci. Su fichaje ocupó a muchos titulares: es la primera mujer transexual en ocupar el cargo de consejera delegada de un grupo mundial del sector de la belleza. No es la única francesa trans en dirigir empresas –hay otras, como Céline Audebeau, empresaria activista trans instalada en Vietnam– pero sólo ella ha llegado a ese cargo en una multinacional cotizada.

Al sector se la conoce como la diva y quienes la conocen hablan de ella como una persona que fascina y seduce, y como una gran conocedora del mundo de la belleza. Sue Y. Nabi ha roto techos acristalados. Pero también –y sobre todo– ha roto tabúes en el mundo empresarial. Es una mujer magrebí y transexual, un perfil atípico en los despachos de los directivos de las grandes multinacionales. "Dirigí las dos empresas principales del grupo, L'Oréal Paris y Lancôme. Y nadie ha ganado con estas marcas tanto dinero como yo!”, afirmaba en una entrevista.

Carrera meteórica

Nacida en Argelia en una familia acomodada –su padre llegó a ser ministro del Petróleo– aterrizó en París a los 17 años, después de estudiar en Londres. Antes de fichar por Coty, Nabi trabajó durante 20 años en L'Oréal, donde tuvo una carrera meteórica. Llegó a ser directora general de L'Oréal Paris con 37 años y presidenta de Lancôme International con 41. Entonces se llamaba Youcef. En el 2010, cuando ya presidía Lancôme, realizó el tráfico y se convirtió en Sue. "Decidí ser todas las facetas de mí misma. Me convertí en lo que era, de acuerdo conmigo misma. Tengo al mismo tiempo cualidades masculinas y femeninas. Es una ventaja", aseguraba a Paris Match.

En diversas entrevistas explica que durante toda su adolescencia y juventud se había cuestionado muchas cosas relacionadas con su identidad. "Nunca me había considerado gay. Era otra cosa. El cuestionamiento no estaba relacionado con la sexualidad sino con quien soy, como me afirmo como persona. Más tarde quedó más claro. No era la persona que había querido ser toda. mi vida", relataba en Liberación.

El cambio se vivió con naturalidad y Lancôme se convirtió en la primera gran empresa de cosmética con una presidenta trans. Tres años después, Sue Y. Nabi, sorprendía al sector anunciando que abandonaba Lancôme. Tenía ganas de abrir un nuevo camino profesional y se dedicó a crear su propia marca de cosmética vegana de lujo, Orveda, que hoy forma parte del grupo Coty.

Golpe de efecto

Su paso por L'Oréal y Lancôme dejó huella. La francoargelina fue pionera en promover la cosmética antiedad con caras realmente maduras. Ella propuso a Jane Fonda como cara de L'Oréal en un momento en que ninguna multinacional de productos de belleza habría contratado a una mujer que rozaba los 70. "Fue un auténtico golpe de efecto", recuerda en la entrevista de Liberación. También convirtió en imagen de L'Oréal y Lancôme actrices como Julia Roberts, Penélope Cruz o Kate Winslet.

Sue Y. Naby no es la única mujer transexual al haber triunfado en el mundo empresarial, pero tampoco es la norma. Aunque la ley prohíbe cualquier forma de discriminación, el colectivo trans tiene muchas dificultades a la hora de encontrar trabajo. Un estudio de OpinionWay del pasado año revela que 8 de cada 10 empresarios consideran que la transexualidad representa un obstáculo para conseguir un trabajo. Otra encuesta del gobierno francés pone de manifiesto que un tercio de las personas transexuales declara haber perdido su puesto de trabajo a consecuencia del cambio de sexo.

El viaje de Sue Y. Nabi hasta la cima del mundo empresarial tiene un mérito especial, si se tiene en cuenta que en países como España apenas se está tratando de desplegar el reglamento para evitar la discriminación en el ámbito laboral sobre el colectivo trans.

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