Energía

Los porqués de la guerra en el sector energético

La demanda de Iberdrola en Repsol pone de manifiesto una dura batalla comercial y dos formas de entender la descarbonización

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Josu Jon Imaz (repsol) e Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola)

BarcelonaPese a la irrupción de cientos de comercializadoras eléctricas, el mercado de la luz español está cada vez más concentrado en cinco grandes compañías, que tienen el 90,8% del mercado libre, cuando tres años atrás era el 83,6%, según las últimas datos de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC). Por tanto, cinco grandes empresas –Iberdrola, Endesa, Naturgy, Repsol y TotalEnergies– prácticamente controlan el mercado.

Pero estas empresas están lejos de actuar al unísono, al menos comercialmente. Es cierto que todas, de forma más o menos airada, criticaron el impuesto especial a las eléctricas. Sin embargo, las relaciones entre algunas de estas empresas se han tensado, hasta el punto de que Iberdrola ha llevado a Repsol a los tribunales acusando a la petrolera (que también es eléctrica) de greenwashing.

Detrás de esta actuación está la lucha por el mercado (Repsol es la comercializadora eléctrica que ganó más clientes*) y también dos visiones diferentes sobre la transición energética. Las eléctricas creen que la transición pasa por la electrificación total de la economía, por ejemplo del transporte o de la industria, mientras que las energéticas de más amplio creen que los combustibles renovables, el hidrógeno verde o el biogás también pueden jugar un papel en esta transición.

La lucha en los juzgados entre Iberdrola y Repsol es una muestra de estas visiones contrapuestas. Pero no la única: las grandes eléctricas decidieron montar a una patronal del sector, Aelec. Los principales socios de esta asociación son las grandes eléctricas puras –EDP, Endesa e Iberdrola–, pero no forman parte Repsol o Naturgy, que además de negocio eléctrico tienen también intereses en el negocio de los combustibles fósiles.

La chispa que ha puesto en pie de guerra a las dos energéticas es la demanda por competencia desleal por publicidad engañosa en la que Iberdrola, que preside José Ignacio Sánchez Galán, acusa a Repsol de greenwashing o ecopostureo. Iberdrola pone en el punto de mira las promociones de la petrolera para ampliar su cartera eléctrica a través de ofertas "multiproducto" que "acaban fomentando el uso de carburantes" (si contratas la luz, tendrás descuentos cuando llenes de gasolina o diesel el depósito del coche).

Los argumentos de Iberdrola, según fuentes de la compañía, son que estas ofertas multiproducto fomentan el uso de carburantes, que Repsol hace bandera de la sostenibilidad cuando es la empresa del Estado que emite más gases de efecto invernadero.

Repsol se defiende del ataque asegurando que la suya es una "propuesta de valor" para los clientes que ha generado "nerviosismo" en Iberdrola. "A Repsol no le distraerá una demanda judicial de una empresa que no está acostumbrada a competir en un mercado abierto sino que más bien está acostumbrada a moverse en entornos regulados que dependen del Boletín Oficial del Estado. Con esta demanda, sin fundamento jurídico, lo primero que demuestran es que están nerviosos", respondió el consejero delegado de la petrolera, Josu Jon Imaz, este jueves.

La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera , reaccionó a la demanda en la red social X indicando que por fin el greenwashing llega a los tribunales.

Lejos de calmar la situación, Ribera provocó la contundente reacción de Imaz. El directivo de Repsol apeló directamente a la ministra: "¿Queremos industria, señora Ribera? Nosotros queremos. Repsol apuesta por una oferta multienergía que atiende las necesidades de los ciudadanos y apostamos por un principio básico que es el de neutralidad tecnológica, es decir, que cualquier tecnología que ayude a reducir las emisiones de CO₂ sea utilizada". Y aún fue más lejos: "La alternativa a este planteamiento es cerrar las refinerías", que en el caso de Repsol emplean a 28.000 personas en España.

La remontada de Repsol

La respuesta de Ribera llegó deprisa. La ministra expresó su apoyo a la industria ya la descarbonización e, incluso, aplaudió que compañías petroleras como Repsol o Cepsa apuesten por cambiar "de forma muy importante" su modelo de negocio y se planteen diferentes alternativas para ir siendo cada vez más "una compañía de servicios energéticos diversificados".

Sin embargo, destacó que el aspecto publicitario es muy importante. "A la hora de la verdad, los consumidores queremos estar seguros de que lo que nos proporcionan o aquellos anuncios que acompañan a un determinado producto ofrecen algo que tiene una realidad detrás y no que se pueda poner la etiqueta de cualquier manera", advirtió, y recordó que Bruselas ya propuso una directiva sobre el etiquetado verde confuso.

Publicidad al margen, el aspecto comercial pesa mucho. Iberdrola es la mayor eléctrica del Estado, y cuenta con 10,1 millones de clientes en el mercado libre. Repsol cuenta con 1,5 millones de clientes eléctricos del mercado libre (a los que deberían sumarse los 305.877 de CHC, compañía de la que tiene un 50,01%) y es la cuarta comercializadora. La distancia es grande. Pero Iberdrola tenía en el primer trimestre de 2020 un 35,2% de cuota de mercado ya cierre de 2023 había descendido al 33,7%. En el mismo período Repsol pasó de una cuota de mercado del 3,5% al ​​5,1%. En cuanto al número de puntos de suministro en el sector eléctrico, los grupos de Iberdrola, Endesa y TotalEnergies han reducido su cartera de clientes en 2023 en 188.000, 87.000 y 65.000 contratos respectivamente. Repsol y Naturgy la incrementaron en 246.000 la primera y 119.000 la segunda.

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