Automoción

Primera medida de la guerra comercial: Bruselas impondrá aranceles a coches eléctricos chinos

La Comisión Europea pretende compensar los "subsidios injustos" que reciben algunas marcas de China que exportan a la UE

BruselasPrimera medida de la guerra comercial entre la Unión Europea y China. Bruselas ha anunciado este miércoles que impondrá aranceles a distintas marcas de coches eléctricos chinos para compensar "los subsidios injustos" que reciben y que suponen un "perjuicio económico" a las empresas que operan dentro del territorio comunitario. Por el momento, pretende imponer unos impuestos de importación de hasta el 17,4% a los vehículos fabricados por la compañía china BYD; del 20% a los de Geely, y un 38,1% a los de SAIC, que tiene un 20% de Chery, la marca que junto a Ebro industrializa la antigua planta de Nissan en Barcelona.

Aparte de estas tres compañías, Bruselas alerta de que en general la cadena de suministro de vehículos eléctricos de China "supone claramente una amenaza previsible e inminente a la industria de la Unión Europea". Por eso, su intención es imponer una media de aranceles del 21% al global de los fabricantes chinos que han cooperado con Bruselas y un 31,8% a los que no se han mostrado predispuestos.

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Hace tiempo que la Comisión Europea alerta de que la industria china exportaba a la Unión Europea a unos precios muy competitivos por las grandes ayudas del estado chino que recibía, y el pasado 4 de octubre abrió formalmente una investigación para evaluar -lo. Pero no ha sido hasta este miércoles que el ejecutivo comunitario ha hecho públicas sus conclusiones y quiere "ponerle remedio". "Nuestro objetivo no es cerrar el mercado de la UE en los vehículos eléctricos chinos, sino garantizar que la competencia sea justa", ha señalado el vicepresidente de la Comisión Europea y titular de Comercio, Valdis Dombrovskis.

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Medidas "provisionales" contra el "rival sistémico"

Sin embargo, la Comisión Europea destaca que son "medidas provisionales" y no definitivas, y abre la puerta a negociar con las autoridades chinas para encontrar una "solución" y no aplicar finalmente los aranceles. Además, la propuesta del ejecutivo comunitario debe recibir el visto bueno de los Estados miembros, que están divididos sobre cuál debe ser la relación comercial con el gigante asiático.

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Por ejemplo, el presidente francés, Emmanuel Macron, se ha mostrado abiertamente a favor de limitar la importación de coches eléctricos chinos y ha apostado por incrementar la protección de la industria francesa y europea. En cambio, el canciller alemán, Olaf Scholz, es más favorable a permitir grandes inversiones chinas en la Unión Europea y se opone a imponer aranceles por lo general en las fábricas chinas. Berlín, que es un gran exportador de coches en China, teme una réplica de Pekín y que su industria salga maltrecha.

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De todos modos, la Unión Europea tiene calificada a China como un "rival sistémico" desde 2019 y, sobre todo después de la guerra de Ucrania y la crisis energética, el bloque comunitario tiene entre ceja y ceja la idea de reducir todas las dependencias potencialmente peligrosas, como cree que es la relación comercial con Pekín. Así pues, el objetivo de los Veintisiete es ser más autónomos en los sectores estratégicos que considera que ahora cuelgan demasiado del régimen chino, como los materiales críticos, los microchips, las turbinas eólicas, las placas solares o la industria de baterías y vehículos eléctricos.

China dice que es "proteccionismo"

Antes de que Bruselas tomara esta decisión, el portavoz de Exteriores chino, Lin Jian, ya tildó el martes una potencial imposición de aranceles de "proteccionista" y aseguró que "sería contraria a los principios de la economía y del mercado y en las normas del comercio internacional". Este miércoles ha confirmado sus palabras y ha amenazado a la Unión Europea: "No nos quedaremos de brazos cruzados", ha avisado la autoridad china.

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Ahora bien, la Unión Europea no es la primera gran potencia internacional que impondría aranceles a los vehículos eléctricos de China. Estados Unidos, que también quiere liderar la transición de la industria automovilística, ha sacado adelante un gran plan de ayudas milmillonarias para sus compañías y el mes pasado el gobierno de Joe Biden subió los aranceles a coches chinos del 25% en el 100%. Es decir, la guerra comercial entre China, Estados Unidos y la Unión Europea hace tiempo que ha empezado y este miércoles Bruselas apenas ha hecho el primer movimiento.