Inflación, fondos europeos y un cambio de modelo que no llega: las claves del 2022
Los cuellos de botella serán transitorios pero las tensiones geopolíticas pueden encarecer todavía más la energía
BarcelonaA nivel mundial, y si la pandemia lo permite, el 2022 tiene que ser el año de la plena recuperación de la economía. Pero, a nivel catalán y español, ¿qué podemos esperar? El año que empieza tendrá varias claves que habrá que seguir para saber hacia dónde se dirige la economía: los fondos europeos, el impacto de la inflación y los desabastecimientos, el cambio de modelo o la evolución del turismo son algunos de ellos, aparte, lógicamente, de saber hasta cuándo durará la pandemia.
Los fondos Next Generation de la Unión Europea son el principal foco de esperanza para las administraciones. A priori, los fondos europeos se tienen que destinar a proyectos de digitalización del tejido productivo y de mejora de la sostenibilidad, pero de momento la mayor parte de los 72.000 millones que recibirá el Estado hasta el 2026 servirá para cubrir el agujero que ha dejado en estímulos para salir de la crisis.
En este sentido, el gobierno español es el que menos gasta de la UE en ayudas directas a los sectores afectados por la pandemia y las restricciones, de forma que la mayor parte del gasto público adicional presupuestada para el 2022 vendrá de los Next Generation. Esto provoca dudas sobre la posibilidad de que, como el resto de países europeos, España pueda recuperar este año los niveles de producto interior bruto (PIB, el indicador que mide la actividad económica) del 2019 o tenga que esperar al 2023, como indican algunos organismos.
El impacto de los fondos sobre el crecimiento es la primera incógnita que se desvelará este año, pero la segunda tendrá que ver con el impacto de los Next Generation sobre el modelo económico. De hecho, la creación de los fondos generó esperanzas de que la oportunidad de dar un salto cualitativo a nivel de productividad y competitividad para la economía española sería posible. Habrá que ver hasta qué punto se avanzará en esta transformación. “Los cambios de modelo son todos muy dolorosos, porque tienen ganadores y perdedores”, dice Albert Carreras, catedrático de economía de la UPF.
Otro aspecto será qué sectores y qué empresas recibirán más dinero de los fondos. Algunas patronales, como Cecot o Pimec, han avisado de que, tal como están organizados, la mayor parte de los fondos acabará en las cuentas de grandes compañías, mientras que pymes y autónomos quedarán al margen. Uno de los sectores que más están en el punto de mira es el del turismo. De momento, tanto los gobiernos autonómicos como el central han apostado sin éxito, durante dos veranos, por una vuelta a la normalidad en este sector y han intentado favorecer sobre todo la entrada de visitantes extranjeros.
Subidas de precios
El 2021 se ha cerrado con subidas de precios nunca vistos desde antes de la crisis financiera de 2008. Inicialmente se produjeron por los cuellos de botella y los problemas de desabastecimiento de materias primas y bienes intermedios en la industria, debido a la reactivación brusca de la economía una vez el momento álgido de la pandemia parecía haber pasado. Carreras coincide con los bancos centrales en que las subidas de precios y la escasez derivadas de la reactivación son “transitorias”, pero apunta el peligro que suponen para la inflación los mercados energéticos.
Tanto el petróleo como el gas –y por extensión la electricidad– dependen de tensiones geopolíticas (en Ucrania, Asia Central, Oriente Medio y el norte de África) que pueden provocar subidas de precios que, salvo las distancias, sigan las dinámicas de las crisis del petróleo de los años 70 y 80, cuando el coste del crudo subió “hasta que se redujo el consumo” debido a la entrada de la economía en recesión, según Carreras.