Política monetaria

Los bancos centrales se reúnen con la vista puesta en una posible rebaja de tipos de interés en EEUU

El presidente de la Fed hablará el viernes en el encuentro anual de política monetaria de Jackson Hole

BarcelonaEl presidente de la Reserva Federal (Fed, el banco central de Estados Unidos), Jerome Powell, hablará el viernes en el encuentro de bancos centrales de Jackson Hole (en el estado estadounidense de Wyoming), una intervención en la que podría apuntar a un recorte de los tipos de interés en EE.UU. La reunión, que se celebra cada año a finales de agosto, llega en un momento de desaceleración de la economía estadounidense, lo que ha aumentado la presión sobre la Fed para abaratar el precio del dinero, tal y como ya hizo en junio el Banco Central Europeo (BCE).

El encuentro de Jackson Hole, que comienza este jueves, es una cita organizada por la Reserva Federal de Kansas City (una de las divisiones regionales de la Fed) en el Jackson Lake Lodge, un resorte ubicado en el idílico Parque Nacional de Grand Teton, en las montañas Rocosas. Toman parte altos cargos de la Fed, pero también académicos, empresarios y altos funcionarios del gobierno federal, además de representantes de otras instituciones monetarias extranjeras. Es habitual que los presidentes de la Fed no sólo participen, sino que intervengan con un discurso para indicar hacia dónde esperan que se mueva la política monetaria de la institución durante el otoño y el invierno.

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Además de Powell, en la edición de este año también participarán Andrew Bailey, gobernador del Banco de Inglaterra, y el irlandés Philip Lane, economista jefe del BCE. Los analistas esperan que las intervenciones giren sobre la necesidad o no de rebajar el precio del dinero en un momento en el que la inflación parece más controlada que en los últimos dos años.

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La Fed detrás del BCE

En 2021 la reanudación de la actividad económica después de la pandemia provocó escasez de materias primas y cuellos de botella en las cadenas de suministro globales, lo que derivó en una primera ola de subidas de precios en todo el mundo, que en el caso de EE.UU. se aceleró por el incremento del consumo interno de familias y empresas. Con la invasión rusa de Ucrania en 2022, la inflación se disparó aún más en todo el mundo debido a la crisis energética que se derivó ya la escasez de ciertos productos agrícolas, como el trigo.

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Ante esta situación, la Fed fue uno de los bancos centrales que menos esperó a subir los tipos de interés, que durante la pandemia habían tocado mínimos históricos. El BCE le siguió, pero tardó más. Sin embargo, en 2024, con la inflación a la baja, el organismo monetario europeo aprobó una rebaja de un cuarto de punto, hasta el 4,25%, de los tipos de interés en junio (en julio los mantuvo sin cambios) y se avanzó así en la Reserva Federal, que los mantiene en la franja entre el 5,25% y el 5,5%.

Los bancos centrales utilizan las subidas de tipos para luchar contra la inflación. Con los incrementos de los tipos, aumenta lo que los bancos comerciales deben pagar al banco central para obtener liquidez, que las entidades traspasan a los consumidores con mayores intereses a hipotecas y préstamos. Este encarecimiento del crédito hace más difícil a familias y empresas endeudarse para invertir y consumir y, en consecuencia, caen la demanda y los precios.

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En el contexto actual, pues, la intervención de Powell es especialmente esperada. Los datos de los últimos meses apuntan a que los precios se encuentran bajo control y que, lentamente, la inflación se acerca al objetivo del 2% anual que se marcan los bancos centrales (en julio fue del 2,9% en EE.UU., la tasa más baja desde marzo de 2021). Por tanto, un recorte de los tipos tendría sentido, pero hasta ahora la Fed se ha resistido a ello porque el consumo, la actividad económica y el mercado de trabajo en EEUU se habían mantenido muy fuertes y, por tanto, Powell y una mayoría de miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, en sus siglas en inglés, el órgano interno que decide la política de tipos de la Fed) habían justificado esperar a ver cómo evolucionaba la economía.

Ahora bien, este verano los datos de paro en Estados Unidos han empeorado, con un frenazo de la creación de empleo. Además, las cifras del producto interior bruto (PIB, el indicador que mide la actividad económica) estadounidense también apuntan a una ralentización de la economía. Estas circunstancias hacen propicio que Powell apunte (pero no anuncie) a un recorte de tipos en la próxima reunión del FOMC, programada para el 18 de septiembre.