Mercado laboral

Los jóvenes tendrán que retrasar la edad de jubilación si quieren una buena pensión

Aquellos que se jubilen en 2065 y hayan cotizado 30 años deberían trabajar hasta los 71 años, según un estudio de Ivie y la Fundación BBVA

Una chica sirviendo mesas en la terraza de un bar
03/07/2025
3 min

MadridLa duración de la carrera laboral tiene un impacto directo en la prestación por jubilación que una persona recibe una vez deja de trabajar y, de rebote, en que se vea abocada a posponer o retrasar la salida de la etapa laboral durante más años. De hecho, para poder jubilarse es necesario cotizar un mínimo de años, además de tener la edad legal para ser pensionista. Pero existen una serie de condicionantes que dificultan este camino, sobre todo entre los jóvenes actuales. Uno de ellos es el de entrar más tarde en el mercado laboral, como constata un estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) y la Fundación BBVA.

"La incorporación más tardía de los jóvenes al mundo laboral, con una tasa de empleo entre los 16 y los 29 años 15 puntos porcentuales inferior a la del 2007, hará más difícil completar carreras laborales suficientemente largas para conseguir una pensión en la edad ordinaria de jubilación que les permita mantener el nivel de vida previo". En concreto, según las proyecciones del estudio (apuntan en el 2065, es decir, dentro de cuarenta años), "los jóvenes de hoy que sólo hayan podido cotizar treinta años hasta el 2065 se verán obligados a jubilarse con 71 años". En cambio, aquellos que tendrán "treinta y cinco años cotizados podrían jubilarse con 68 años, y de tener cuarenta años cotizados, con 65 años".

Estas proyecciones observan cuánto tiempo y hasta qué edad deberían trabajar estos jóvenes para que la tasa de reemplazo (la diferencia entre la primera pensión anual que recibirá una persona y el último sueldo anual que ha recibido en el último año de vida laboral) sea la mayor posible. "Cuanto más corta sea la carrera laboral, más baja será [la tasa de reemplazo], es decir, la pensión será más reducida respecto al último salario. Esto, si lo unimos a unos salarios más bajos de base, podría dar lugar a problemas de suficiencia y, por tanto, a un nivel de bienestar debilitado durante su vida laboral, pero también después de la jubilación", indica.

Con la legislación actual, y proyectando a 2065, se obtendría una tasa bruta de reemplazo del 90% (que equivale a una tasa neta del 100%, lo que significa mantener el nivel de vida previo) con 40 o más años cotizados ya la edad de jubilación de 65 años. Para conseguir la misma tasa de reemplazo con una carrera laboral de 35 años deberá retrasarse la jubilación hasta los 68 años y hasta los 71 años con sólo 30 años cotizados.

El informe se fija, principalmente, en la tasa de empleo de los jóvenes entre 16 y 29 años. En 2024 se situó en el 43,2%, 15 puntos porcentuales por debajo de la que se registró en 2007 entre ese mismo grupo de edad. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que justo antes de la crisis financiera muchos jóvenes entraban antes a trabajar porque la economía vivía un momento expansivo. Pero tras la Gran Recesión la tendencia cambió y con los años este colectivo ha optado por alargar sus estudios, como han constatado organismos como el Banco de España.

Precariedad juvenil

El estudio, además de cuestionar las últimas reformas del sistema de pensiones, apunta a que un elemento que podría paliar la situación futura de estos jóvenes es tener ahorros acumulados suficientes, sea a través de una pensión privada o porque se recibe una herencia. Sin embargo, la capacidad de ahorrar está estrechamente vinculada a los ingresos que se reciben, así como al coste de la vida. De hecho, el mismo informe constata que, "en general, las personas jóvenes están más expuestas a los cambios del ciclo económico y la calidad media de sus trabajos es peor": "El 25,3% de los jóvenes trabaja con contratos a tiempo parcial, 12 puntos por encima de la media de la población, y la tasa de temporalidad de la juventud ocupada (31,5%) la población también".

Asimismo, el informe sitúa los sueldos como tercera dimensión de mayor precariedad laboral entre los jóvenes: "Los salarios de los jóvenes entre 16 y 29 años son un 34% inferiores a la media y el progreso de sus ingresos a lo largo de la vida laboral es más lento".

Las conclusiones finales del estudio no son, precisamente, optimistas. "El panorama que se presenta para los actuales jóvenes en cuanto a las pensiones futuras es incierto. Podría haber reformas futuras que afectaran a la tasa de reemplazo en función del gasto del sistema. Incluso en caso de que no haya modificaciones normativas, los jóvenes actuales tendrán que hacer un mayor esfuerzo contributivo y soportar una reducción de la tasa de reemplazo más alta".

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