"Los centros especiales de trabajo no pueden convertirse en neveras de momias"
El ARA y la Fundación Catalunya La Pedrera organizan un acto sobre la inclusión de las personas con discapacidad o en riesgo de exclusión

BarcelonaCuando los padres de Marc Buxaderas tuvieron que buscar una escuela para su hijo con parálisis cerebral tetrapléjica espástica no encontraron ningún centro en Manresa "que quisiera cargarse al fallecido". Les tocó hacer las maletas e ir a Fonollosa, "un pueblo de hippies" donde "unos maestros alocados" tuvieron claro que la discapacidad forma parte de nuestra sociedad y que hay que hacerla visible en las escuelas.
Dos décadas más tarde, Buxaderas es activista por los derechos de este colectivo, actor en obras teatrales como Madre de azúcar y, este miércoles, el monologuista invitado a abrir la mesa redonda Inclusión: creando oportunidades laborales para todos, la primera de un ciclo organizado por el ARA y la Fundación Catalunya La Pedrera en el auditorio del emblemático edificio de Antoni Gaudí. El acto, moderado por la subdirectora del diario Carla Turró, ha planteado un reto todavía mayúsculo: garantizar el acceso al mundo laboral de personas con discapacidad o en situación de vulnerabilidad.
"Los centros especiales hacen un trabajo fantástico, pero en su origen estaban pensados para preparar a las personas con discapacidad para salir al mercado laboral. No puede ser que se conviertan en neveras de momias. La gente se acaba quedando hasta la jubilación", remachó Buxaderas sobre la difícil transición de estas personas. Uso de trabajo.
La inclusión, en resumen, sólo es real si la ponemos en práctica. Y muchas empresas todavía no están dispuestas, pese a estar obligadas –cuando tienen más de cincuenta trabajadores– a tener un 2% de empleados con discapacidad.
Annasse El Amrani, otro de los participantes en el acto, encontró trabajo cuando no podía seguir con sus estudios por motivos económicos y las empresas le pedían una experiencia que no había tenido tiempo de acumular. Quien le dio esta primera oportunidad fue MANOS Agrosociales, una cooperativa de fruta y verdura ecológica de Sant Vicenç dels Horts que genera empleo para personas en riesgo de exclusión social. "Entré en el 2016 siendo un niño a hacer una sustitución y ahora soy responsable de producción", explica. Se han cambiado los papeles y ahora es a él a quien le toca formar a los jóvenes extutelados que llegan a la entidad y ayudarles a "marchar del nido".
Frenos en la contratación
En la Fundación Pas a Pas también se dedican a ofrecer estas primeras oportunidades y –como admite su directora, Eva Calvés– siguen chocando con un mercado de trabajo que no es inclusivo. "A las empresas ordinarias les cuesta mucho seleccionar a personas con discapacidad porque eso significa adaptar puestos de trabajo, hacer acompañamientos y dedicar recursos", lamenta.
Quien tiene la clave de algunas de estas cuestiones es la administración pública, que ha estado representada en la mesa redonda por David Bonvehí, director general de Economía Social y Cooperativas de la Generalitat. "Los recursos están ahí", ha asegurado. También reiteró la necesidad de controlar que el empresariado cumpla con sus obligaciones en este ámbito. Aún así, el alto cargo del Gobierno ha defendido otra propuesta para que la palabra inclusión no se utilice de forma vacía: "Una campaña de sensibilización brutal para que las empresas no tengan miedo de contratar a personas con discapacidad".