Anna Truyol: "El éxito laboral es conseguir sonreír cada lunes en el metro"
Emprendedora y codirectora del documental 'Dilluns'
GeronaCuando estudiaba en el instituto, Anna Truyol (Barcelona, 1973) era una alumna de ciencias brillante y, por inercia, sin pensárselo demasiado, acabó estudiando la carrera de ingeniería. No le entusiasmaba, pero sacaba buenas notas y, al terminar, se le presentó una oportunidad laboral y se puso a trabajar enseguida. Hasta los 29 años, cuando, pese a tener trabajo fijo y un buen sueldo, se le desmontó todo, se atrevió a replantearse la vida, dejar lo que estaba haciendo y cambiar radicalmente de perspectiva. Desde entonces, ha testado diferentes recorridos, progresando por prueba y error, haciendo cosas creativas, actividades de coach o asesorando a empresas punteras a partir de su experiencia. Ahora, junto al realizador Álvaro Sanz, presenta el documental Dilluns,sobre la decisión vital de elegir estudios y profesión. Se han realizado varias proyecciones en Barcelona, en escuelas de todo el mundo y en el Cine Truffaut de Girona.
¿Por qué son importantes los lunes?
— Hay una estadística demoledora que certifica que el 80% de los adultos no son felices en el trabajo y odian los lunes. El objetivo del documental es hacer ver a todas las generaciones que no tiene un trabajo de éxito quien gana mucho dinero y es famoso, sino quien sabe escucharse y hace lo que le gusta. El éxito laboral es conseguir sonreír cada lunes en el metro, como dice una adolescente de 17 años en el documental.
¿Es normal no acertarla en la primera a la hora de elegir un camino profesional?
— Totalmente, pero no hace falta decir "Me he equivocado", porque, al menos, ya has descubierto algo que no querías hacer. Vivimos con miedo y es una lástima porque nos impide sacar lo mejor de nosotros mismos.
¿Miedo a qué?
— La conclusión es que no es un miedo concreto, es genérico; miedo a no salir adelante, fracasar o morir de hambre. Si tienes miedo a la oscuridad enciendes la luz, pero aquí no es tan fácil.
¿También nos da miedo atrevernos a cambiar si algo no nos gusta lo suficiente?
— Exacto. Venimos de una cultura que nos enseña a especializarnos mucho y pensamos que tocar diferentes teclas nos penaliza, pero es justo lo contrario. Está demostrado que las personas que debutan, se cuestionan las cosas, cambian y les cuesta encontrar el camino tienen una inteligencia más flexible y creativa que el resto.
¿Tienen los adultos más miedo que los adolescentes y la transmiten inconscientemente?
— Como padres que acompañamos a los adolescentes les damos mensajes que sean felices y respetamos sus decisiones, pero, al mismo tiempo, queremos cosas concretas y nos ponemos nerviosos si dudan. Los padres transmitimos ese estrés porque nos cuesta mucho convivir con un tiempo de incertidumbre.
¿Debemos quitar importancia al asunto de elegir estudios?
— Sí, pero el mensaje tampoco es que no pasa nada y quedarse en casa, porque es un tema importante. La cuestión es saber afrontarlo y tener recursos para hacerlo.
¿Cómo cuáles? Porque con 17 años no es fácil tomar una decisión crucial, sin experiencia vital y bajo presión.
— Es verdad que en el instituto no te conoces lo suficiente, pero el tema es ser consciente de ello y saber, en esta situación, con la información que tienes, cuál es la mejor decisión que puedes tomar. La forma de aprender a decidir es decidiendo y la vida es una suma de decisiones y reajustes. No existe una teoría de la decisión.
Aunque no haya un manual de instrucciones, ¿qué consejo le darías a un adolescente?
— Yo le diría que viva el momento de la decisión como un aprendizaje, que saque jugo y saque muchas lecciones vitales.
¿Y a las familias?
— Que también saquen jugo, que aprovechen el momento de los hijos para cuestionarse si les gusta el trabajo donde llevan 20 años trabajando. Debe ser un proceso doble. Por eso el documental quiere generar preguntas tanto a los adolescentes como a los adultos.
Así pues, ¿debatir sobre el futuro de sus hijos permite replantear los proyectos de toda la familia?
— Los adolescentes tienen características más pasionales, creativas y atrevidas que los adultos, que a veces vivimos demasiado preocupados, estresados y apagados. Es muy importante tener conversaciones sinceras entre padres e hijos, profesores y alumnos, pero, con la excusa de los estudios y el trabajo, hacernos preguntas a fondo sobre lo que queremos en la vida.