Montse Virgili: "A las mujeres nos cuesta mucho pedir que nos suban el sueldo"
La periodista explica su relación con el dinero
En una familia de campesinos, albañiles y amas de casa, la periodista Montse Virgili (Tarragona, 1976) fue la segunda persona en ir a la universidad. Antes de periodismo estudió derecho, porque en casa consideraban que iba a hacer "una carrera de provecho". Y aunque fue "el peaje para poder irse de casa", ahora se alegra de haber estudiado, remarca en declaraciones alEmpresas.
De pequeña, Virgilio empezó a trabajar en verano en la fruta, pero el primer contrato con el mundo laboral fue como camarera en el bar del Dragon Khan de Port Aventura. Así, empezó haciendo trabajos precarios: "Estuve muchos años de autónoma, cobrando muy poco dinero y cobrando trabajos con cheques. He estado en empresas en las que cuando llegaba el verano me echaban, y me volvían a contratar en septiembre". Además, en este sector es muy habitual pedir favores como, por ejemplo, presentar un libro: "Yo me voy a leer el libro, me lo tomaré en serio, me miraré las obras del autor, pero eso no debe hacerse gratuitamente".
En este sentido, la presentadora explica que no ha sido hasta los últimos años que se ha atrevido a valorar su trabajo. Antes, cuando le pedían un presupuesto para el trabajo, decía: "No, lo que queráis". "Hay un síndrome de la impostora, no acabar de creerse que lo que haces vale la pena", dice. "A las mujeres siempre nos cuesta mucho decir que nos suban el sueldo. Ha sido cuando me lo he creído que he reclamado más sueldo o mejores condiciones", apunta.
La locutora de radio ha presentado Estado de Gracia y Cabaret eléctrico, entre otros programas. Hace cinco años que dirige Las mujeres y los días en Cataluña Radio. La idea surgió cuando se dio cuenta de que las historias que se cuentan siempre son las de los hombres: "Cuando abrimos un micrófono y hacemos una mesa redonda sobre cualquier tema, siempre acaban hablando más señores". Y continúa: "Si cuentas un ataque al corazón, los síntomas son diferentes. Toda la vida te han dicho que te cogerá dolor en el pecho y caerás. Pero a las mujeres nos coge dolor de estómago y sudor frío. Y eso nunca lo han explicado". El programa ha sido una semilla para que "muchos otros programas de la casa se den cuenta de que deben cambiar las agendas, que no pueden estar siempre llamando a los propios hombres, y que cuando hablen de un tema debe haber perspectiva de género".
La emisión "está yendo muy bien" y tiene "buena audiencia", pero la periodista considera que su trabajo no está bien remunerado: "Estamos muy mal pagados teniendo en cuenta la dedicación, el tiempo que supone y lo que significa hacer un programa diario". Además, remarca que la gente cree que por tener un sueldo público se cobra bien, y que se cobre más que en la privada no quiere decir que esté bien pagado, detalla. De hecho, la periodista denuncia que actualmente existe mucha precariedad en el mundo de la comunicación: "El mismo diario que antes me pagaba casi 500 euros por una página ahora me paga 80 por dos".
Piso propio, pero estaba "hecho pulso"
En cuanto a la vivienda, durante la juventud Virgilio estaba de alquiler: "Empecé a vivir por mis propios méritos cuando tuve 30 años y pico. Hasta antes estuve compartiendo piso siempre". Más adelante se compró un piso pequeño y asequible: "Algo muy modesto que sabía que podría pagar por muy mal que fueran las cosas". "Estaba pulsando y lo he ido arreglando poco a poco, pero me ha permitido tener una cuota mucho más barata que mis amigas que están de alquiler", explica.
De hecho, a la periodista no le gusta preocuparse por el dinero: "Son importantes porque, evidentemente, tienes que tener suficiente para poder comer y para tener un techo digno, pero obsesionarte demasiado por el dinero siempre te hace sentir miserable". En este sentido, la presentadora siempre ha sido muy consciente de qué podía permitirse para no tener que sufrir: "Si un día haces un gasto extra, después te estás de otras cosas". Ha sido educada en el ahorro y, de hecho, señala que nunca utiliza su tarjeta de crédito. "No tengo coches, ni parkings, voy en bicicleta por el mundo. O sea, no soy una persona de gastos caras", explica. Con libros y cultura es con lo que gasta más dinero. Y también comprando ropa buena, le gusta que le dure: "Si tuviera más dinero me encantaría hacerme la ropa a medida. Mi sueño es tener una americana y un pantalón hecho a mano".