Banca

“No es que Triodos no sea ético, es que me ha hundido la vida”

Clientes del banco holandés recorren a los tribunales para recuperar el dinero que tienen congelados en un producto

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Oficina de Triodos Bank en Barcelona.

Barcelona“Un banco donde cuenta algo más que el dinero”. Esta frase acompañaba el logotipo de Triodos, el banco ético holandés, en el folletín donde comercializaba sus certificados de depósitos de acciones (CDA), un producto que empezó a lanzar hace cuatro décadas. A pesar del mensaje, miles de clientes de la entidad que compraron el producto se han visto con sus ahorros secuestrados y con unas pérdidas más que probables.

Los CDA eran un producto ideado y comercializado para no tener un precio variable, cosa que evitaba la especulación y la negociación multilateral. Estaba referenciado en el valor de las acciones de Triodos, alrededor de 80 euros. Durante un tiempo funcionó sin incidencias, y en 2016 dio una rentabilidad del 5%. Los clientes los vendían cuando otros los querían comprar y como no faltaban nunca interesados tenían garantizado el acceso al dinero que habían invertido. En 2017 y en 2018 la rentabilidad bajó por debajo del 4% y en 2019 y 2020 era de un exiguo 1%. Pero el problema grave llegó cuando desaparecieron los interesados en el producto y se empezaron a acumular los que querían vender. Una situación idéntica a las que habían vivido una década antes los preferentistas, con una consecuencia similar: de repente, los tenedores de este producto financiero no tenían acceso a sus ahorros invertidos en CDA, porque desde marzo del 2020 el mercado está cerrado. En Europa hay unos 46.500 afectados, 7.000 de ellos en España. 

“Triodos vendía el producto diciendo que no había riesgo porque el precio lo ponían ellos y no habría cambios de precio”, explica Òscar Serrano, abogado del Colectivo Ronda, que ha atendido a muchos afectados. En los últimos meses ha interpuesto cerca de 100 demandas en los tribunales y en total el despacho catalán ha atendido unos 400 clientes desde febrero hasta ahora. Según Serrano, la media de ahorros que invertían los clientes era de entre 30.000 y 40.000 euros por persona. 

A la frustración de ver estos capitales retenidos se suma la preocupación de ver que la inversión podría perder valor: después de meses de pugna, Triodos abrió la puerta a recomprar hasta 2.000 euros por cliente, a un precio de 59 euros el título. Esta solución ya implicaba que cada cliente tenía que asumir la pérdida de un 30% de su dinero. Y además, el regulador holandés no dio la autorización y no se ha llevado a cabo. 

El banco dice que espera dar alguna alternativa a lo largo del 2023 con un cambio de sistema: los títulos pasarán a ser negociados y así su precio dependerá del número de clientes que quieran adquirir el producto. Los más pesimistas auguran caídas de valor del 50% respecto al precio ya pagado, y otros van incluso más allá. Susana Cabada, responsable del área de banca minorista de Triodos Bank, explica al ARA que en la entidad son conscientes de la "enorme confianza depositada en la misión del banco por parte de los titulares de CDA”. “Lamentamos los inconvenientes y hacemos lo que está en nuestras manos para acompañarles en este proceso y acelerar la solución”, añade. 

Serrano apunta que, si todo va bien, las primeras sentencias por casos denunciados en Catalunya se tendrían que conocer a mediados del año que viene. Fuentes del sector apuntan que en Navarra ya ha habido dos, que dan la razón al banco holandés.

Un caso desesperado

El ARA ha podido hablar con una afectada por esta situación, una mujer de más de 50 años y que pide el anonimato. Su caso es paradójico: llevó sus ahorros a Triodos después de retirarlos de Caja Madrid al ver las malas praxis de la entidad madrileña que dio lugar a Bankia en la época de Blesa y Rato. “Nunca he simpatizado con los bancos, y puse el dinero en Triodos porque era un banco ético y colaboraba en proyectos sociales para hacer un mundo más justo”, explica. 

Esta clienta de Triodos recuerda bien el día que decidió comprar los CDA: “Me lo ofrecieron y dije que adelante porque me prometieron que podría disponer del dinero cuando lo necesitara”, explica, cuando recuerda cómo invirtió sus 20.000 euros. 

En los últimos dos años, se ha acordado de esta cantidad cada día. Se separó y tiene una fuerte deuda con su ex pareja, ha tenido dificultades laborales y desde hace un tiempo hace frente a la situación con ansiolíticos. “Me quedan 1.900 euros y no tengo trabajo; no puedo pedir ayudas porque se supone que tengo estos 20.000 euros… Me da miedo ir a la bancarrota”, explica. 

En los dos años que lleva gestionando el problema ha recuperado solo 1.000 euros. También ha visto novedades en su oficina de Triodos. “Desde hace un tiempo, hay un guardia de seguridad en la puerta”, señala. Su balance es duro: “No es que el banco no sea ético, es que me ha hundido la vida”.   

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