Comercio

Un San Valentín sin floristerías

Las tiendas no pueden abrir por las restricciones por el covid, que también afectan la llegada del stock

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Escaparate de una floristería del barrio de Sant Andreu un día de esta semana.

En los escaparates de las floristerías, rosas rojas, ramos preparados con ositos de peluche y corazones. Muchos corazones. El objetivo esta semana era que quien quisiera celebrar San Valentín se acordara de comprar anticipadamente, porque si el detalle previsto eran flores, hoy no podría comprarlas en la calle. Las floristerías no tienen permitido abrir este San Valentín. Y esto quiere decir que estos comercios encadenan su tercera jornada importante de ventas trabajando a medio gas: la primera fue Sant Jordi, la siguiente el Día de la Madre y ahora, también, San Valentín. A todo esto se suma que han perdido la rama de negocio de los acontecimientos, y que las restricciones predominan en todo Europa, así que lo que viene de fuera, que es mucho, tampoco está llegando bien. 

“Ya hace casi un año que se tomaron las primeras medidas, y el resultado fue tener que tirar todo lo que había en las cámaras: lo perdimos todo y no tuvimos ninguna ayuda”, dice Joan Guillem, presidente del Gremio de Floristas de Catalunya. “Desde aquel momento hemos vivido en este temporal de controles de aforos, cierres parciales... Esto contribuye a dos cosas importantes: la primera, la pérdida de ventas, y la segunda, la mala planificación”, explica. Lo que lamenta este florista es que el sector depende mucho del proceso de cultivo y de la elaboración: “No puedo dar un golpe en el suelo y que salgan 10.000 rosas”, resume.

Esto les obliga a ser muy cuidadosos con las previsiones, porque, como explica la propietaria de una floristería en Barcelona, “los problemas también los tienen los mayoristas, que tienen menos género; por lo tanto, si al final acabas necesitando más flores, no las podrás conseguir”. En su caso, en todo el año la facturación le ha caído un 30%, aunque considera que podría haber sido peor si no se hubiera dado un repunte de las ventas durante el otoño que consiguió compensar el agujero que parecía que generaría la carencia de acontecimientos. Esta, además, es una floristería ya digitalizada, lo que también influye en el hecho de haber conseguido salvar un poco el año.

Diferencia

Mientras los establecimientos recortan un 30% la previsión de ventas, el comercio electrónico Colvin prevé un incremento de los pedidos de un 150%

De hecho, mientras el Gremio calcula que las floristerías han pedido de media un 30% menos flores a los mayoristas que hace un año, la empresa de venta de flores por internet Colvin prevé un incremento de la demanda del 150% para este día de San Valentín en comparación con el de hace un año. Según apuntan, la previsión es superar estos días habiendo vendido 221.500 rosas entre España, Portugal, Italia y Alemania. 

Sin embargo, el dominio del comercio electrónico no es la tónica general: “Todos hemos colgado en internet lo que tenemos, pero somos un sector en el que falta digitalización y ahora tendríamos que cambiar en meses lo que en terreno normal costaría años”, lamenta Joan Guillem. Aun así, vender a través de la página web tampoco cree que sea la clave para salvar el día. “Un rosa puede tener 50 subtipos con 50 precios, y esto es una cosa que evidentemente se tiene que ver en el establecimiento”, afirma. 

La situación en Europa

Es por eso que hasta el último momento el Gremio ha estado negociando con el Procicat para que les dejen abrir las tiendas, argumentando que son el único sector con productos periplos que no se ha considerado esencial y que a los compañeros de otros países europeos sí que se les ha considerado así. Con todo, finalmente, estos establecimientos solo pueden abrir hoy para que los clientes pasen a recoger sus pedidos. Un par de comercios explican al ARA, sin embargo, que abrirán igualmente, intentando acogerse a un subterfugio que permite abrir en los centros de flores y jardinería. 

Ahora bien, más allá de esta jornada en concreto, que como explica Joan Guillem no es tan importante en Catalunya como en otros puntos de España, las floristerías afrontan otros problemas que, anticipan, serán duraderos. “El problema es internacional: todas las producciones se han recortado y cuando hay picos hay problemas de suministros”, afirma el presidente del gremio. “Lo que llega de fuera no está llegando bien, las empresas no pueden cubrir la demanda y ha subido el precio del transporte de las exportaciones”, indica. 

Por ejemplo, las rosas que vienen de fuera, sobre todo de Ecuador, Colombia y de los Países Bajos, suponen entre el 80% y el 90% de lo que se vende aquí. “Como la venta será desastrosa por la decisión del Procicat, de momento se van atendiendo las peticiones que hay, pero [el bajo suministro] puede llegar a ser un problema importante”, concluye.

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