La subida de los precios

TPI, las siglas que no te dicen nada pero que lo cambian todo si viene una crisis

El BCE se dota de una herramienta potente para ayudar a los países con problemas, pero se convierte en un actor político de primera magnitud

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Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo en una imagen de archivo

La decisión del BCE de subir los tipos de interés hasta el 0,5%, el doble de lo previsto, acaparó todos los focos el pasado jueves. Es normal: hacía 11 años que el BCE no elevaba los tipos y 22 que no los subía 0,5 puntos de golpe. Y esto afecta a las hipotecas y los créditos de mucha gente. Pero en la misma rueda de prensa, la presidenta Christine Lagarde hizo otro anuncio histórico que pasó más desapercibido: la creación del TPI, un instrumento que lo puede cambiar todo si nos viene una crisis encima.

¿Qué es el TPI? Resumiéndolo, es una herramienta que permitirá al BCE comprar deuda de un país de la eurozona si su prima de riesgo se dispara (es decir, si de repente aquel país se ve obligado a pagar muchos más intereses por su deuda). Esto puede parecer relativamente normal, pero no hace tanto que Alemania y otros países bloqueaban con mucha dureza cualquier adelanto como este. Ahora, en cambio, el TPI se ha aprobado por unanimidad. “El hecho de que Alemania haya apoyado es sorprendente. Ha sido una victoria más fácil de lo previsto”, expresa, sorprendido, un especialista del sector. “Un gran logro”, corrobora al ARA un miembro de la cúpula del BCE.

En resumen, el TPI tendría que impedir que se repita la crisis del 2012, cuando la prima de riesgo casi arruina a España y, por el camino, daña todo lo proyecto euro.

Lo que es realmente sorpresivo es que el TPI es bastante laxo: para acceder, se supone que un país tiene que cumplir determinados requisitos (como por ejemplo, no incumplir los límites de déficit de la UE, a pesar de que estos límites ahora están suspendidos y se están replanteando). Y se puede dirigir a solo un país, por ejemplo Italia o España, si su prima de riesgo se dispara. En cambio, las compras de deuda que ha hecho el BCE en los últimos años se han repartido entre todos los países.

Ayuda sin pedir condiciones a cambio

El programa que hasta ahora se asemejaba al TPI se decía OMT, que también permitía que el BCE ayudara un país directamente, pero con una diferencia decisiva: a cambio de que se activara el OMT, los países se tenían que someter a un programa de rescate. Y esto comportaba condiciones: es lo que popularmente se había conocido como hombres de negro: a cambio del dinero, las autoridades europeas enviaban expertos al país y lo obligaban a recortar en pensiones o a hacer reformas laborales. El TPI no tiene nada de esto.

El nuevo programa, además, es ilimitado (se puede comprar tanta deuda como sea necesario para bajar la prima de riesgo) y el tipo de deuda que se puede comprar es muy amplio (prevé, incluso, la adquisición de deuda de las empresas y no solo de los gobiernos).

Justificar todo esto legalmente no es tan sencillo, puesto que el BCE tiene prohibido financiar directamente a los estados. Pero se ha encontrado una manera: si las primas de riesgo están demasiado altas, las políticas del BCE podrían no llegar a toda la eurozona con la misma intensidad, de forma que hay que intervenir en las primas de riesgo. “No puede ser que toques los tipos de interés y a un país no le haga efecto”, explican las voces consultadas. Por eso el programa se llama TPI: las siglas en inglés de instrumento de protección de la transmisión.

Riesgos a la vista

Todo esto también comporta riesgos que no se tienen que obviar, básicamente porque el BCE adquiere ahora un enorme poder político. Por ejemplo, si un gobierno estuviera contra las cuerdas por el encarecimiento de su deuda, el BCE podría ser quien tuviera la capacidad de decidir si aquel gobierno cae o sobrevive. No es un detalle menor, porque esto a su vez puede comportar quejas de los ciudadanos de aquel país contra la tecnocracia europea y las instituciones dirigidas por personas no escogidas democráticamente.

Al mismo tiempo, si el BCE solo ayuda a uno o dos estados porque son los que realmente lo necesitan, podría acabar acumulando mucha deuda de aquellos países, lo cual a su vez podría generar tensiones con las sociedades otros sitios de Europa. Tampoco es ninguna barbaridad. El tablero de juego ha cambiado.

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