LA NUEVA MOVILIDAD

Trabajadores más cualificados y con conocimientos digitales: la mano de obra que el coche eléctrico necesita

El 80% de la mano de obra requerirá formación

Elisabet Escriche Rivas
3 min
Empleats trabajando en un coche eléctrico en la fábrica de Volkswagen a Zwickau (Alemania).

BarcelonaSi en algo están de acuerdo el sector de la automoción y los sindicatos es que la transición hacia el coche eléctrico sacudirá la actual mano de obra que trabaja en este ámbito. Según el sindicado Comisiones Obreras, hasta un 80% de los empleados que se dedican a la fabricación de vehículos requerirá formación para adaptarse a las características ocupacionales del futuro de la industria automovilística caracterizada, sobre todo, por la digitalización. “Serán diferentes niveles de formación: algunos solo tendrán que hacer cursos de reciclaje y otros de meses o años”, asegura el secretario general de CCOO en el grupo Seat, Rafa Guerrero.

En este sentido, el gerente del Clúster de la Industria de la Automoción de Catalunya (CIAC), Josep Nadal, añade que sobre todo se requerirán perfiles profesionales más cualificados y más flexibles. “Por un lado, la mano de obra de menos calificación será sustituida por la robotización y, por otro, será clave que un empleado tenga la capacidad de ocupar un puesto de trabajo y en pocos meses otro que no tiene nada que ver con el primero”, explica. El mismo CIAC clasifica en ocho grupos profesionales el personal necesario para hacer la transformación del sector y que van desde técnicos con titulación universitaria superior hasta estudiantes con contratos formativos que tengan conocimientos sobre la digitalización de la industria.

Un estudio de Anfac (la asociación española de fabricantes de automóviles y camiones) sobre el cambio que sufrirá el sector en el periodo 2020-2040 concluye que necesitará “más especialización, profesionalización y atracción de talento”. El informe concreta que los puestos de trabajo más atractivos para el sector serán ingenieros especializados en big data, robótica o ciberseguridad; ingenieros con roles más convencionales, como los industriales, o titulados con FP especializados en formación digital.

Ahora bien, ¿Catalunya, y en extensión España, está preparada para ofrecer esta formación? Según Guerrero, el actual sistema de FP es “completamente obsoleto”. “Se tiene que redirigir hacia las necesidades reales tanto actuales como futuras que tienen las empresas”, apunta. Y pone como primer ejemplo de esta insuficiente formación el macrocentro de FO de automoción de Catalunya de Martorell. El equipamiento, que costó 13 millones de euros y tiene capacidad para recibir 15.000 alumnos, tenía que ser la clave para garantizar la obra cualificada que tanto se reclama. La realidad, sin embargo, es muy diferente: lleva seis años infrautilizado con poco más de un centenar de alumnos del Servicio de Ocupación de Catalunya (SOC), que hace cursos para parados y trabajadores y formaciones puntuales de empresas que solicitan el espacio. Los motivos son diversos: desde la discrepancia entre los socios de govern en legislaturas anteriores sobre cómo tenía que ser su gestión hasta un intento fallado de concurso público para encontrar precisamente una empresa gestora. “Es imprescindible para atender las necesidades formativas que hacen falta; a pesar de los años perdidos, todavía hay tiempo para recuperarlo”, deja claro Nadal.

El segundo ejemplo que demuestra que no se está apostando por la formación es la cantidad de dinero que ha destinado el gobierno español al Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica del vehículo eléctrico y conectado, lo que se conoce como PERTE. De los 3.000 millones que se han destinado para los próximos tres años, solo 21 son para formación. “Es la misma cantidad de dinero que destina anualmente Seat”, asegura Guerrero.

Ahora bien, a pesar de estos deberes pendientes, el gerente del CIAC deja claro que la transición que sufrirá la industria automovilística no será “ni inmediata ni rápida”, sino “progresiva”. “En los últimos 30 años ha habido una hegemonía del vehículo de combustión”, explica. “Y ahora vamos hacia una coexistencia donde habrá también eléctricos, híbridos y coches de hidrógeno”.

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