Irene Montero y Ione Belarra en un acto del partido.
23/07/2025
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Las declaraciones de la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, en el ARA en contra del traspaso de las competencias de inmigración a Catalunya con el argumento de que los Mossos harían redadas racistas han suscitado una repulsa general de las fuerzas catalanistas, desde la CUP hasta Junts, pasando por Comuns. Hacía tiempo que no existía un consenso tan amplio en una cuestión que afecta al autogobierno de Catalunya. Por el contrario, Podemos Catalunya, que este miércoles se ha alineado con su líder en Madrid, se alinea en esta cuestión con el PP y Vox, por principio contrarios a cualquier traspaso de competencias a Catalunya.

Belarra utilizaba, además, un argumento engañoso, prejuzgando cuál sería la actuación de los Mossos, cuando en realidad lo que se está discutiendo es si Catalunya tiene derecho o no a tener las competencias en inmigración, al igual que las ejerce en otros ámbitos, como la educación, la sanidad y las prisiones. Afirmar que es mejor que las competencias sigan en manos del estado central, y por tanto votar en contra del traspaso acordado entre el PSOE y Junts, entierra cualquier veleidad plurinacional de Podemos y revela una peligrosa deriva jacobina y unos prejuicios contra los catalanes que, por cierto, no se diferencian tanto de lo que ya habíamos visto en otras formas.

Lamentablemente, esta deriva de Podemos no se ve sólo en relación con Cataluña, sino en general. Sin ir más lejos este martes Podemos (y también el BNG, cierto) sumó sus votos a los del PP, Vox y Junts en contra del decreto antiapagones del gobierno español. Más allá de sus argumentos contra el decreto, lo que está ahí es, tal y como afirma Belarra en la entrevista, el convencimiento de que la legislatura actual está terminada y de que –eso no lo dice pero se infiere– hay que ir a elecciones. No hace falta ser muy listo para no ver especial interés en acabar con las figuras políticas de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, a los que responsabilizan de su marginación política, para dar paso a una etapa de gobierno del PP y Vox, en la que ellos confían en que podrían liderar la oposición. Fieles al cuanto peor, mejor, parece que ahora mismo Podemos tenga como único motor hacer descarrilar una legislatura que debía ser clave, precisamente, para avanzar en el proceso de descentralización.

En realidad, sin embargo, la posición de Podemos es altamente irresponsable y se ejerce desde cierta posición de comodidad, ya que un gobierno PP-Vox no tendrá las mismas consecuencias para todos los territorios. No es lo mismo sufrirlo desde Madrid que desde Catalunya, donde existe una lengua propia en peligro y toda una cultura del autogobierno que se vería amenazada. Cierta izquierda española parece no ser consciente del peligro intrínseco que supone un gobierno de este tipo para la España que ellos mismos dicen defender, al igual que no valoran la excepción que supone el ejecutivo actual en el contexto europeo actual. Sería altamente paradójico que aquellos que vinieron para acabar con el régimen del 78 le acaben reforzando abriendo las puertas de par en par al PP y Vox.

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