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El Gobierno apuesta por los mercados de payés por reforzar el vínculo entre el agricultor y ciudadanía

El Departamento de Agricultura quiere impulsar una normativa que garantice el producto agrícola de proximidad en los municipios

Nectarinas en un mecado de payés de Manlleu, Osona
Redacció
06/08/2025
4 min

Crear y mantener vínculos firmes entre el campo y la ciudad y entre las personas consumidoras y productoras, así como promover la venta directa del campesinado familiar y de pequeña escala, son dos retos claves de la Estrategia Alimentaria de Cataluña. Por este motivo, el Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (DARPA) de la Generalidad de Cataluña quiere impulsar una normativa que garantice el producto agrícola de proximidad en los municipios. El objetivo es reforzar la agricultura de proximidad, fomentar unos hábitos alimenticios más saludables y sostenibles, y garantizar un acceso directo de los productores locales al mercado urbano.

Los mercados de payés, con una larga tradición cultural e histórica en Cataluña, permiten que los propios productores agroalimentarios vendan directamente sus productos. Esta práctica no sólo revitaliza a las economías rurales, sino que también contribuye a reducir la huella ecológica del sistema alimentario ya preservar la biodiversidad cultivada. En un contexto globalizado donde el agricultor local a menudo se ve excluido del mercado, los mercados de payés se convierten en un instrumento vital para restituir su presencia y dignidad.

Puerros en un mercado de payés de Manlleu, Osona.

El sistema alimentario actual sufre múltiples déficits estructurales: desde la inseguridad alimentaria hasta el desperdicio de alimentos, pasando por la dependencia excesiva de las grandes cadenas de distribución y la desconexión entre productores y consumidores. En este escenario, el Gobierno catalán, mediante la Estrategia Alimentaria de Catalunya, trabaja para recentralizar al agricultor en la cadena alimentaria y transformar un modelo que, si no se corrige, lleva al despoblamiento rural ya una creciente presión sobre las ciudades.

Un ejemplo inspirador para Cataluña es el programa "Campagna Amica" en Italia, que cuenta con más de 1.200 mercados repartidos por todo el país. En sólo diez años, el número de consumidores que compran ha pasado del 19% al 43%, con una tasa de fidelidad altísima: un 72% afirman que volverán a comprar con ellos. Este modelo ha generado una facturación de 3.000 millones de euros y ha contribuido a fortalecer la economía agrícola, mejorar barrios urbanos y reducir el coste de la cesta de la compra hasta en un 30%.

Manzanas y naranjas en un mercado de payés de Manlleu, Osona.

¿Cómo se regulan en Cataluña los mercados?

En Cataluña, aunque el artículo 15.1 de la ley 18/2017 reconoce la necesidad de regular la venta directa de productos agroalimentarios, todavía no existe una normativa específica para los mercados de payés. Actualmente, el marco legal existente –como el decreto 24/2013 sobre la acreditación de la venta de proximidad– es limitado y no recoge el conjunto de condiciones y particularidades que rodean a este tipo de mercados. Esto provoca que muchos ayuntamientos regulen los mercados de payés bajo las mismas ordenanzas que los mercadillos generalistas, ignorando la singularidad de la venta directa de productos locales.

Por ello, el DARPA, conjuntamente con la Dirección General de Comercio del Departamento de Empresa y Trabajo, está trabajando en la elaboración de un nuevo marco legislativo que reconozca y proteja esta singularidad. El objetivo es facilitar la participación de los pequeños productores en los mercados de proximidad y garantizar que estos espacios se conviertan en verdaderas herramientas de interés general: no sólo para dinamizar la economía rural, sino también para promover la cohesión social, la educación alimentaria y la sostenibilidad ambiental.

Esta nueva mirada hacia los mercados de payés también responde a los compromisos internacionales asumidos por las ciudades catalanas, como el Pacto de Milán sobre políticas alimentarias urbanas. Este pacto reconoce el papel fundamental de las ciudades a la hora de definir qué comen sus ciudadanos y cómo se organizan los sistemas alimenticios locales. En este sentido, los mercados de payés pueden convertirse en una pieza clave en las políticas públicas que promueven una alimentación más justa, segura y sostenible.

Una variedad de verduras en un mercado de payés de Manlleu, Osona.

Aparte de los beneficios económicos, estos mercados aportan múltiples ventajas sociales. Mejoran la calidad de vida urbana, aumentan la oferta de servicios en los barrios y generan espacios de encuentro entre consumidores y productores. Además, permiten a los ciudadanos acceder a alimentos frescos, de calidad ya un precio justo, fortaleciendo así la confianza en el producto local y en el sector primario catalán.

Por último, cabe destacar que la consolidación de los mercados de payés como herramienta estructural de política alimentaria sólo será posible si se dota de un apoyo institucional firme, con recursos, normativas específicas y una clara voluntad de colaboración entre administraciones, campesinado y ciudadanía. El reto es grande, pero la oportunidad de transformar el sistema alimentario catalán también.

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