Viajes

¿Por qué nos atraen los rincones más inhóspitos del planeta?

Exploradores y aventureros se sienten atraídos por los lugares lejanos con paisajes y experiencias extremas

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Un avión hace un vuelo de reconocimiento por la meseta antártica y el Glaciar Edson y las montañas Ellsworth en la Antártida

BarcelonaUna de las motivaciones que han hecho avanzar al mundo a lo largo de la historia es el deseo de saber, de conocer nuevos mundos, de plantearse retos insólitos y de superar obstáculos que parecen imposibles. Estas metas encajan con el espíritu del explorador, que en ocasiones también ha perseguido otros fines no tan prosaicos, como la ambición de poseer riquezas, propiedades o fama. Sea como fuere, todos los grandes viajes hacia zonas desconocidas comienzan en la mente de personas para las que la aventura forma parte de su manera de entender la vida, aunque cabe decir que la historia también nos demuestra que muchos de los pioneros que descubrieron nuevos mundos llegaron a menudo de formas poco románticas.

De hecho, hay personas que necesitan explorar continuamente entornos nuevos, conocer gente nueva, vivir experiencias diferentes, buscar nuevos retos, una necesidad que se conoce con el nombre del síndrome del explorador y que encaja con el perfil de las personas que necesitan movimiento y acción. Desde la psicología, el concepto se aplica a quienes necesitan estímulos y aventuras constantes, movidos por una curiosidad innata y las ganas de hacer y aprender cosas nuevas. El doctor en psicología Marvin Zuckerman fue el primero en profundizar en este concepto, y según su modelo esta investigación implicaría la necesidad de recibir sensaciones nuevas, variadas y complejas. Asimismo, establecía que los principales rasgos o características que encontraríamos en las personas con este síndrome serían la búsqueda de aventura y riesgo, la búsqueda de experiencias, la desinhibición y mayor susceptibilidad al aburrimiento.

En este patrón encaja perfectamente Rubén Díez, conocido por su proyecto Lethal Crysis, uno de los canales de viajes extremos más popular del Estado, que ha recorrido medio mundo para dar a conocer los rincones más impactantes ya menudo desconocidos del planeta y explorar sus culturas a partir del testimonio de las personas que viven allí.

Recientemente ha publicado Un mundo de historias (Ediciones B), donde recoge el testimonio de algunos de sus viajes a los rincones más inhóspitos del planeta, en una lectura que propone entender lo que supone vivir a temperaturas de -40 °C, o viajar desde la tundra hasta la selva pasando por la aridez del desierto y el hielo de la Antártida. Díez reconoce que viajar, para él, "lo significa todo, tanto a nivel personal como profesional": "Es lo que me mueve y lo que hace que me despierte con ilusión cada día. Además, me ha permitido conocer algunas de las personas más importantes e interesantes de mi vida. Me hace aprender y crecer, es mi motivación, mi pasión. No me imagino una vida sin viajar”, ​​dice.

Aunque cree que viajar no necesariamente debe implicar ir a los lugares más recónditos del planeta, lo cierto es que es lo que acaba haciendo, en busca "de ese estímulo, ese descubrimiento". La atracción que siente por lugares remotos e inhóspitos reconoce que probablemente se debe a que normalmente acaba disfrutando más de las culturas que menos se asemejan a la suya, "porque todo es nuevo, y eso es un estímulo". Díez reflexiona sobre cómo el mundo tan globalizado en el que vivimos ha comportado "que se pierdan tradiciones y culturas, estilos de vida propios". "Pero en estos lugares tan lejanos todavía puedo encontrar culturas preservadas en las que la identidad que diferencia a los pueblos sigue fuerte, y eso es lo que me gusta explorar", explica.

Por todo ello, más allá de narrar sus viajes, Díez apuesta sobre todo por incluir al lector en el diálogo que él siempre ha buscado establecer durante sus viajes con los que considera los verdaderos protagonistas de estas experiencias, las personas que viven en estos sitios espectaculares. "El libro es una mezcla de historias fascinantes e interesantes que me han contado veinte protagonistas que me he encontrado en todo el mundo –explica Díez–. De forma previa a sus historias, incluyo un relato en el que cuento un poco la mía estancia en ese lugar y mi forma de ver el mundo, así como el contexto de aquellos países mientras estuve allí”. Pretende dar a conocer aspectos culturales, sociales e históricos con la voluntad de que la gente pueda viajar por todo el mundo a partir de estos relatos de vida. Díez reconoce que le gusta especialmente la historia que hay detrás de su viaje a Nagaland, a la India, donde conoció a los cazadores de cabezas humanas –"Una historia tremenda", asegura–, o la historia de un minero que vive en la que califica de ciudad más deprimente del mundo, Vorkutá, en el Ártico ruso.

En cuanto a lo que ha aprendido en sus viajes, Díez diferencia entre lo personal y lo que ha ido conociendo sobre el mundo: "Sobre el mundo he aprendido cosas de muchas culturas, religiones, sociedades, idiomas, que desconocía, pero sobre todo sobre el ser humano. He comprendido que no hay personas del todo buenas ni del todo malas, sino que hay que saber todo lo que hay detrás de sus realidades. podemos imaginar", dice, ya que a pesar de tener vidas muy distintas todos compartimos las mismas ambiciones en la vida, como tener un lugar en el que vivir, alguien que nos ame o una familia. "En cuanto a mí mismo –sigue–, he aprendido a gestionar mejor mis emociones, como el miedo, por ejemplo. Llevar una vida nómada comporta que haya momentos duros, de soledad, sobre todo cuando haces camino sin compañía. Te replanteas la vida que has escogido porque implica muchas renuncias, y eso hace que a menudo sientas nostalgia. Pero no por eso cambiaré mi forma de viajar y de vivir. es mi vida".

Si desea contagiarse del espíritu explorador de Rubén Díez, aquí tiene una breve cata de cinco de sus viajes.

1.

Nagaland (India)

Es uno de los estados indios más remotos e inhóspitos, un territorio con carreteras impracticables y una gran riqueza natural cultural e histórica, donde existen un gran número de grupos étnicos provenientes de diferentes zonas del continente asiático. Allí conoció a Penchun, uno de los últimos cazadores de cabezas humanas.

2.

Irbil (Kurdistán)

En Kurdistán descubrió a Irbil, el pueblo que nunca ha conocido la paz. Es una de las ciudades habitadas más antiguas del mundo y ha sido un importante centro en la región de Mesopotamia a lo largo de la historia. Allí pudo grabar varios reportajes relacionados con esta región, como uno sobre la historia del pueblo kurdo y otro sobre los nómadas que viven en las montañas. El protagonista de esta historia es Ayar Rasool, alguien que sabe qué significa crecer en medio de una guerra.

3.

Sumba (Indonesia)

La presenta como la isla donde secuestran a las mujeres para casarse. Asegura que es un lugar tan especial como único en el mundo y, aunque está muy cerca de Bali, todavía pasa bastante desapercibida. En la isla se hablan ocho idiomas diferentes y todavía hoy encontramos asentamientos muy tradicionales, con pequeños poblados que apenas tienen una docena de viviendas. Las casas son uno de sus elementos más característicos y están construidas sobre un suelo de teca, con paredes de bambú y enormes techos de paja.

4.

Baja California (México)

Rubén Díez asegura que Baja California es un lugar único en el mundo. Reconoce que no sabe lo que tiene pero que engancha. Es un territorio que hoy es la región vitivinícola más importante de México, destacando su paso por Cataviña, una pequeña localidad situada en el corazón de la reserva de la biosfera El Vizcaíno, conocida por su paisaje desértico único y sorprendente.

5.

La Antártida

Díez describe la Antártida como la joya de la corona de los lugares del planeta sobre los que todavía tenemos poca información y dónde viajar sigue siendo una gran aventura. Un continente que presenta las condiciones más inhóspitas para la vida de nuestro planeta por ser el más frío, salado, ventoso y aislado.

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