Cuerpo y mente

"La conciencia es una cárcel: no tiene muros ni rejas, pero nadie puede salir"

Hablamos con Ignacio Morgado, catedrático en psicobiología y autor del libro 'El espejo de la imaginación', que analiza los retos en el estudio de la conciencia

Cuerpo y mente.
23/11/2025
3 min

Compleja y misteriosa, la conciencia es ese estado de la mente que tenemos cuando no estamos durmiendo o cuando no estamos anestesiados. Todo el resto del tiempo estamos conscientes. Pero, ¿qué es exactamente la conciencia? Científicamente, todavía hay muchas preguntas sin responder. Por ahora sólo se puede afirmar que ésta tiene una serie de características, al ser un estado personal y subjetivo: tu conciencia es únicamente tuya, y nadie más puede entrar, ni tú puedes entrar en la de los demás. Por eso es un elemento tan particular de cada uno.

De todo esto habla mucho el catedrático emérito de psicobiología en el Instituto de Neurociencias y en la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona, ​​Ignacio Morgado, que acaba de publicar el libro El espejo de la imaginación (Ariel, 2025).

Para entender mejor qué es la conciencia, según Morgado, primero hay que entender las diferencias entre la mente, la conciencia y el inconsciente. Por un lado, la mente es una conexión de funciones del cerebro, como pensar, razonar, memorizar, aprender, emocionarse o tener hambre y sed. Cada una de estas funciones pueden darse en un estado consciente, como cuando recuerdas lo que te pasó ayer, o de forma inconsciente, cuando conduces un coche, pero piensas en otras cosas mientras. Sin embargo, "el inconsciente no es algo misterioso que está más allá de nosotros, sino que es una manera que tiene el cerebro para liberarnos de tiempo y pensamientos para hacer otras cosas que sí requieren conciencia", explica el autor.

La conciencia, sin embargo, es algo muy subjetivo que, para el psicobiólogo, no deja de ser una especie de prisión personal: "Cada uno de nosotros sólo puede llegar a lo que su conciencia le permite llegar. Fuera de la conciencia no sabemos qué hay ni si hay algo más", apunta. Por todo ello, es como una cárcel: "No tiene muros ni rejas, pero nadie puede salir de ella".

Además, Morgado asegura que la conciencia es el espejo de la imaginación. "Si no tuviéramos conciencia, de que es un espejo en el que vemos y entendemos lo que estamos haciendo, probablemente nuestro comportamiento, nuestra reacción hacia los estímulos que afrontamos cotidianamente, no sería tan perfecto", explica. Y sigue: "Cuando te miras en el espejo, no le preguntas ¿cómo crees que estoy?, porque si lo hicieras estarías pensando que el espejo es alguien diferente de ti que te mira, que tiene su opinión y que te dice cómo estás. En cambio, esperas que el espejo sea un reflejo de quien eres bien para que tú puedas corregir lo que no está".

En otras palabras, lejos de ser como dicen otros especialistas, para el autor del libro la conciencia no es algo que no sirva para nada, como el humo del fuego o el ruido del motor de un coche. "Sí que sirve, porque funciona como un mecanismo del cerebro humano para permitir una ayuda precisa del organismo y de nuestro comportamiento", matiza.

¿Quiénes somos?

La ciencia todavía no nos permite hacerlo, pero, ¿qué pasaría si trasplantáramos nuestro cerebro en el cuerpo de otra persona? "Estaríamos trasplantando a nuestra persona, porque cada uno de nosotros es su cerebro y todo lo que su cerebro hace y los sentimientos que crea", señala. Por tanto, si nuestro cerebro fuera implantado en el cuerpo de otro, nos sentiríamos extraños, sentiríamos que estamos dentro del cuerpo de otra persona. "Estaríamos haciendo un trasplante de nuestra esencia e identidad más íntima", prosigue.

Otra cuestión que aborda Morgado en el libro es si una máquina inconsciente podría llegar a igualar la inteligencia y la conciencia humana. "Podemos llegar a crear artefactos conscientes, pero solo estarían preparados para responder a un número concreto de situaciones. Si aparece alguna que no está prevista, no", reflexiona. En cambio, en la conciencia humana sí existe la capacidad de responder ante situaciones imprevistas y que no hemos vivido antes.

El caso, sin embargo, es que hoy en día todavía no sabemos exactamente qué es la conciencia ni cuál es su naturaleza más íntima. "Temo que el cerebro humano no está capacitado para entenderlo, al igual que el cerebro de un chimpancé no está capacitado para entender una raíz cuadrada", considera Morgado, quien cree que precisamente esa ignorancia de los humanos tiene un valor especial. "El percibir la conciencia como algo milagroso, mágico y extraño nos permite y ayuda a tener creencias sobrenaturales ya creer que hay algo más allá de nuestra vida y de nuestra prisión mental", reflexiona. Esta creencia ayuda, sobre todo, a personas que viven en situaciones de guerra, enfermedad o miseria. "Los que podemos vivir en situaciones mucho más favorables no tenemos tanto problema en pensar que no existe una vida más allá de la que ya tenemos", concluye.

stats