Temporada de bodas

¿Cuánto dinero hay que dar si te invitan a una boda?

La relación que se mantiene con la pareja o el tipo de celebración son determinantes

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El dinero del regalo son el gasto más importante para muchos invitados.

BarcelonaCuando Laia, una comerciante de treinta y un años, recibió una invitación de boda para este verano se alegró muchísimo. Poco después le llegó la segunda y actualmente ya tiene cinco programadas en la agenda. El entusiasmo inicial se convirtió en una pesadilla: “Cuando calculé los gastos de la ropa, las despedidas, la gasolina y el alojamiento me agobié mucho. Suponía perder el sueldo de un mes y medio y he ahorrado para invertir en otras cosas”, explica.

En una época de inestabilidad económica, para personas como Laia, asistir a una boda puede ser más una ruina que un motivo de alegría. Esta joven barcelonesa comenta que al intentar recortar costes, se dio cuenta de que el gasto más elevado era el regalo, un obsequio que suele ser una transferencia bancaria o un sobre con dinero. 

Diana Rubio, directora académica del Instituto Académico de Estudios de Protocolo IMEP, confirma esta tendencia, que se estableció cuando la gran mayoría de futuros matrimonios hace años que viven juntos y han dejado de proponer una lista de bodas. “Los novios tienen de todo y por norma general a un convite se regala como mínimo la cantidad suficiente para cubrir el precio del cubierto”, expone Rubio. Otros factores determinantes son la relación que se mantiene con la pareja y el tipo de boda. “No es lo mismo que se case tu hermano, tu mejor amiga o un primo lejano. La relación que se tiene con los novios también se tiene en cuenta a la hora de escoger el regalo. Cuanto más cercana sea, se espera que el regalo aumente”, añade la experta en protocolo, que manifiesta que regalar dinero es muy común en Catalunya y el resto del Estado, pero no a otros países.

Dinero como obsequio 

Clàudia Torrellas, organizadora de bodas desde hace una década, asegura que la cifra estándar para regalar en Catalunya es de unos 150 euros por persona, 300 por pareja. Así lo certifican Elena y Ignasi, que se casaron en una masía en el Empordà el año 2019 en un convite con unas 220 personas. “Nosotros no especificamos nada sobre los regalos, pero la mayoría de invitados nos dieron dinero. Unos 150 euros, las generaciones más jóvenes, y más los mayores y los familiares más cercanos”, explica ella. “El regalo económico es una buena opción porque lo puedes invertir en lo que quieres. A las bodas que tenemos este año pagaremos 200 euros cada uno porque todo se ha encarecido”, añade. 

El gasto de una boda puede variar considerablemente por el tipo de localización, la cantidad de invitados, la temporada, el menú y otros servicios como la decoración. Según Torrellas, un menú con IVA incluido el año pasado costaba 150 euros y ahora ha aumentado a 180. “Si realizas unos números rápidos, en un convite con unas cien personas, ya te vas a los 20.000 euros solo de comida”, comenta la organizadora de acontecimientos, que da fe de la imposibilidad de financiar la celebración con el dinero que puedan regalar los asistentes: “Siempre digo a las parejas que si se casan no tienen que pensar en el dinero que podrán percibir de los invitados, sino contar solo con los ahorros de los cuales disponen o que pueden tener hasta el día que se casen”. Más cuando, después de unos años complicados por las restricciones de la pandemia, las bodas cuentan con un nuevo adversario: la inflación. Un gasto extra que no afecta solo los novios. 

Regalos personalizados o solidarios 

Cuando Laia fue consciente que no podía afrontar el pago de los cinco regalos de boda a las cuales ha sido invitada, que le costarían unos mil euros en total, según los estándares, buscó una solución. “Primero me planteé no ir a alguno, pero tampoco quería escoger. Y al final pensé que era ridículo perderme una celebración a la cual estaba invitada por dinero. Son ellos que han decidido casarse e invitarme”. Finalmente, ha optado por organizar encuentros con cada pareja antes de la ceremonia y agradecerlos la invitación. Su regalo será prepararlos una buena cena y pasar tiempo de calidad juntos. 

La experta en protocolo Diana Rubio asegura que no es necesario regalar dinero y que se pueden tener otros detalles. “No se trata de realizar trabajos manuales, pero se pueden regalar obsequios más asequibles, como un vale por una experiencia gastronómica al destino del viaje de boda”, concreta. Otras ideas pueden incluir regalos personalizados que encajen con el estilo y personalidad de los novios, regalos solidarios como una donación en nombre de la pareja o un vale para una experiencia gastronómica o de aventura. 

Un detalle que algunos novios valoran tanto o más que el dinero, tal y como explica Tània, que se casó en 2011 en un espacio público en Montjuic: “Los amigos se juntaron para regalarnos cenas en restaurantes, hoteles y otras experiencias pensadas para nosotros y nos permitió pasarlo muy bien el año siguiente. Cuando las pudimos disfrutar pensábamos en aquel día, que fue muy bonito, y en la persona que nos hacía el regalo”. 

El momento de la entrega

Además del tipo de regalo, otra duda que surge a la hora de obsequiar el futuro matrimonio es la de encontrar el momento adecuado para hacerlo. La organizadora de bodas Clàudia Torrellas recomienda darlo unos días antes y en privado, para tener tranquilidad y poder personalizarlo. “Es muy típico que aquí los amigos regalen dinero en forma de árbol de dinero o dentro de un bote lleno de monedas o que se dé dentro de un sobre el día de la ceremonia, pero entonces los novios sufren para guardarlos”, comenta. “Además, si se tiene en cuenta que cuando llega el día del enlace ya deben tenerlo todo pagado, quizás es más útil recibirlos antes”. 

Diana Rubio asegura que antes era más típico dar el dinero el día de la boda, pero que debido a la pandemia y la bajada del uso de efectivo, muchas personas optan por hacer una transferencia o un Bizum. “Yo recomiendo hacerlo previamente o durante el casamiento, puesto que parece que si lo haces después sea una especie de contraprestación por cómo te lo has pasado”, dice la experta en protocolo. Según Rubio, hace unos años muchos futuros matrimonios tenían la costumbre de poner el número de cuenta a la invitación, un acto que rompe con todas las normas: “En ningún caso es adecuado poner los datos bancarios en una invitación de boda, porque parece que estés obligando una persona a pagar para ir a una boda cuando quizás aquella persona no se lo puede permitir”, manifiesta. “Se puede esperar que la persona te lo pida en caso de que quiera hacer un regalo económico”. 

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