Intervenciones estéticas con 20 años: el boom de los retoques también llega a los jóvenes
La presión social, las redes y un potente negocio provocan que cada vez más personas y de menor edad recurran a tratamientos
BarcelonaPiel lisa, labios gruesos, pestañas kilométricas y pómulos marcados. Así es como vemos nuestro rostro si utilizamos el filtro Ariel que nos ofrece Instagram. Un filtro que nos rejuvenece o embellece con precisión, creando una imagen irreal, pero con mucha verosimilitud; una trampa mental que engancha y nos hace ver en tiempo real cómo seríamos si modificamos algún rasgo de nuestro físico. Si a esto le sumamos que influencers publicitan a través de las redes sociales los tratamientos de medicina estética que se han hecho, el cóctel está servido: conseguir una mirada más abierta, unos labios más hinchados o los senos deseados, parece fácil.
"Las redes sociales y la influencia de la imagen en nuestra sociedad son el principal motivo que explica el auge de la medicina y la cirugía estéticas", explica Ana Margarita Torres, presidenta de la Sociedad Catalana de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SCCPRE). Una focalización en la importancia de nuestro aspecto físico que Andrea Arroyo, psicóloga clínica y nutricionista, constata también en consulta. "La pandemia y las redes sociales propiciaron que estuviéramos mucho más expuestos a nuestra imagen. Esto ha influido en que se le dé una sobre importancia a nuestro físico y se deriven costumbres preocupantes, como las rutinas de skincare en chicas de 15 años”, explica Arroyo.
Los datos reflejan el culto a la imagen y, de rebote, a la cirugía y la medicina estéticas. Según cifras del último informe elaborado por la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), la mitad de la población española se sometió a algún tratamiento de medicina estética a lo largo del pasado año. Según datos del propio organismo, en 2021 se realizaron cerca de 900.000 procedimientos en el Estado Español. Por lo que respecta a la cirugía plástica, se registraron 204.000 intervenciones.
Presión estética
La medicina estética es la disciplina que realiza procedimientos médicos no quirúrgicos y menos invasivos para mejorar la estética. Una rama que debe diferenciarse de la cirugía plástica, que supone horas de cirugía, comporta mayores riesgos y agrupa a los cirujanos plásticos (los únicos médicos que pueden realizar una operación estética que implique intervención quirúrgica).
Las mujeres se operan y se retocan más que los hombres: el 85% pasa por quirófano, frente al 15% que son hombres. Por lo que respecta a los tratamientos estéticos, el 69% son mujeres y el 31% son hombres. ¿El motivo? La presión estética, una forma de opresión. Si bien también afecta a los chicos, es cierto que las mujeres son las que más reciben, ya que esta presión estética va acompañada del machismo. Ésta, está presente en la vida de la mujer a lo largo de todo su ciclo vital y afecta a la autopercepción de una misma, a la salud física y mental, al gasto ya las relaciones sociales y sexoafectivas. Además, tiene un impacto distinto en función de la edad, color de piel, capacidad, expresión e identidad de género o normatividad del cuerpo.
"Se ha hecho negocio de la presión estética y detrás hay una industria alimentaria, farmacéutica y cosmética muy potente", explica la psicóloga Arroyo. En esta dirección, añade que "en consulta identifica esa presión estética en chicas cada vez más jóvenes que tienen consecuencias psicológicas muy importantes".
La sabadellense Adriana Garcia, de 21 años, se sometió a una reducción de pecho con diecisiete años. Una operación que, según explica, vino motivada "por un gran complejo que tenía con sus senos, que le condicionaba su relación con la comida, al tener relaciones sexuales y era la raíz de todos mis problemas". Aunque la reducción mamaria le generó "un cambio abismal en cuanto a seguridad", reconoce que "la presión estética jugó un papel clave". "Si hubiera crecido con un modelo de chicas con pechos mayores o caídos y donde se hubiera hablado de diversidad corporal, seguramente todo habría sido distinto", afirma Garcia.
La influencia de las redes sociales
La edad de hacerse el primer retoque estético también ha descendido. Diez años atrás, la edad media de los pacientes que se sometían a un tratamiento por primera vez era de 35 años, pero según datos de la SEME, en 2021 la edad para hacerse el primer retoque en España bajó a 20 años. Algo que desde la organización atribuyen al "uso de redes sociales, la posibilidad de usar filtros y la aparición de aplicaciones que han permitido cambiar las formas del rostro y han contribuido a generar nuevas necesidades en pacientes jóvenes" .
Marina Expósito, de 24 años, acudió a una gran cadena de estética para inyectarse ácido hialurónico en los labios atraída por "una oferta que reducía el coste del tratamiento". Aunque la oferta económica de la clínica precipitó la decisión, los filtros y redes fueron el caldo de cultivo. "Estuve influenciada por las redes sociales, porque veía a chicas que se lo hacían y estaban muy contentas con el resultado; también por los filtros que me aumentaban los labios y me gustaba cómo me veía", explica.
En un contexto de democratización de la cirugía y la medicina estéticas, el intrusismo laboral es uno de los principales problemas del sector. Según concluye el último informe de la SEME, "el desconocimiento entre la población sobre lo que implica la medicina estética provoca un elevado intrusismo que pone en riesgo la seguridad de los tratamientos y desprestigia a la credibilidad del sector". En palabras del cirujano plástico Ivan Mañero, "hay que concienciar a la sociedad de que la medicina y la cirugía estética no es irse a hacer las uñas, tal y como han vendido estos últimos años grandes empresas". Por este motivo, manifiesta "que entre todos debemos ejercer una responsabilidad, educar a la opinión pública y presionar a los gobiernos para regularizarlo por medio de la ley Sara". Justamente esta semana, el Colegio de Médicos de Barcelona (COMB) desde la sección de médicos de estética han elaborado un material gráfico informativo donde se especifican cuáles son los diez tratamientos estéticos más habituales que deben ser realizados por médicos colegiados, una idea que se enmarca en la campaña global contra el intrusismo que este año han puesto en marcha desde el COMB.
La ley Sara tuvo como detonante la muerte de Sara Gómez en enero del 2022. Gómez tenía 29 años y se sometió a una liposucción por un cirujano cardiovascular sin la especialidad de cirujano plástico. Días después de la operación, la paciente falleció a causa de las graves lesiones que le provocó la intervención. Un caso de intrusismo laboral que puso sobre la mesa lo que los profesionales llevaban años reclamando: más y mejor control para acabar con el intrusismo y las negligencias médicas en la cirugía estética.
El caso de Sara Gómez no es aislado y según afirman desde la SCCPRE, una de cada nueve operaciones de estética que tienen lugar en España son practicadas por personal sin la titulación adecuada. Una problemática que parte del vacío legal. Tal y como explica el cirujano Mañero, "todo médico con el título de médico puede hacer lo que quiera, lo único que no puede decir es que tiene el título en la especialidad" y, añade, "que la ley Sara debería marcar un antes y un después". Esta norma, que se aplica desde el pasado 22 de septiembre, establece la obligatoriedad en las clínicas de estética de exigir la formación de cirujano plástico y legisla sobre dónde se circunscribe la especialidad.
Según explican los profesionales del sector, decir que no a una operación es algo habitual y tal y como detalla la presidenta de la SCCPRE, "también hay que regular a todos los fondos de inversión y grandes capitales que invierten en estética", ya que "es primordial que los profesionales que hacen los tratamientos tengan una parte humana y ética que prime por encima la económica y mercantil".
Por tanto, acudir a profesionales especializados en la materia es fundamental. "Muchas veces tienes que decir que no y debe hacerse saber que cualquier cosa que te haces deja una huella y puede tener consecuencias en el futuro", explica la doctora Torres. Un aspecto que Adriana Garcia echó de menos cuando siendo menor de edad se sometió a una reducción de mama. "Aunque me advirtieron de los posibles riesgos es cierto que no le dieron demasiada importancia, y años más tarde me enteré de que la mayoría de chicas que se realizan este tipo de operación no pueden amamantar en un futuro", recuerda Garcia .