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La invasión de los mensajes de voz: ¿por qué los utilizamos tanto?

Los audios dan a los usuarios la libertad de hacer monólogos largos y explicativos, pero mucha gente no tiene paciencia para escucharlos

Una persona grabando un mensaje de voz
Carly Lewis / The New York Times
05/03/2024
5 min

Nueva YorkSe ha convertido en una escena habitual. El teléfono suena, pero en lugar de un mensaje de texto es un aviso de que alguien ha grabado un podcast privado sólo para ti, de cualquier extensión imaginable y de tema desconocido hasta que pises play. Puede ser un chisme, una anécdota llena de giros y sorpresas o un relato totalmente rutinario de alguien que simplemente no tenía las manos libres para escribir. Es un mensaje de voz, una de las formas modernas más controvertidas de comunicarse.

Más íntimos que un mensaje de texto, pero menos urgentes que una llamada, los mensajes de voz no tienen ningún límite de duración, a diferencia de otros servicios de mensajería de voz, que acaban cortando la comunicación al remitente. Esto significa que los remitentes pueden empezar la grabación y embarcarse en un viaje verbal desinhibido que deja a sus destinatarios a su merced.

"Si tengo que escuchar más de un minuto, me distraigo y dejo de entender nada", explica Iris Meines, una funcionaria de 29 años del consulado holandés de Nueva York. "Si dura menos de un minuto, digo «Está bien, puedo hacerlo». Seis o siete minutos ya es terrible. No sé ni si podría escuchar durante siete minutos por teléfono a un amigo que hablara sin parar".

Meines comenta que suele tomar notas mientras reproduce el mensaje para no olvidar los puntos que debe responder. (Apple ha añadido una función de transcripción de mensajes de voz en la actualización de su sistema operativo de este otoño.) "Mis amigos saben que no me gusta", dice Meines. "Les pido «¿por qué me lo hace esto?»". Le resulta especialmente irritante sentir cómo la gente mastica mientras se graba.

Para Meines, los mensajes de voz son ligeramente engorrosos: dice que prefiere hablar por teléfono o enviar mensajes de texto cuando no puede ver a sus amigos cara a cara. Sin embargo, para otras personas, no se trata de un problema moral, sino de una cuestión de etiqueta. Recientemente, en The Atlantic, Jacob Sweet afirmaba que los mensajes de voz son "indulgentes" y pueden "fomentar el egoísmo". Un titular de The Spectator describe su ubicuidad como una "tiranía".

Elaine Swann, experta en etiqueta que da clase tanto a adultos como a niños, explica que los mensajes de voz no deben utilizarse para enviar largos monólogos, sino sólo en casos en los que "el tono es necesario" : por pedir una disculpa, por ejemplo. "Ten autocontrol", apunta. "No te interpongas en la vida de alguien con un mensaje de voz interminable". Los mensajes más detallados, según Swann, deben reservarse para una llamada telefónica en la que ambas partes puedan participar activamente.

Los jóvenes no quieren llamar

Para los que son reacios al teléfono, puede ser más fácil decirlo que hacerlo. Mientras que los milenniales son conocidos por evitar dejar mensajes en el buzón de voz, la generación Z tiene la fama de evitar completamente las llamadas telefónicas. En un estudio realizado en mayo del año pasado, unos investigadores australianos descubrieron que el 87 por ciento de los encuestados de entre 18 y 26 años preferían gestionar los diálogos desagradables por texto en lugar de por teléfono, y el 49 por ciento afirman que las llamadas telefónicas les provocan ansiedad. Estos datos son de ayuda para explicar por qué las notas de voz –introducidas por Apple hace una década, cuya popularidad ha ido aumentando durante estos últimos años– son especialmente populares entre los integrantes de la generación Z.

A además, las generaciones mayores también pueden sentirse angustias por el teléfono. Alana Jordan, de 36 años, actriz y presentadora de Los Ángeles, asegura que los mensajes de voz son una forma de controlar los nervios. Jordan escucha dos veces los mensajes antes de enviarlos y vuelve a grabarlos si quieres ajustar el tono. "Tener la posibilidad de editarte a ti misma alivia la angustia que te puedan malinterpretar", aclara.

Algunos expertos apuntan a que evitar ciertas incomodidades puede tener sus inconvenientes. Sherry Turkle, psicóloga del MIT, advierte de un "escapismo de la vulnerabilidad" generalizado. Los usuarios de mensajes de voz justifican "no tener que reaccionar en el momento con el estado afectivo de la otra persona" en el caso de un desacuerdo, por ejemplo, o de una pregunta inesperada.

"Básicamente, los mensajes de voz no suponen ningún riesgo", especifica Turkle, autora deEn defensa de la conversación: el poder de la conversación en la era digital: "La gente está perdiendo la capacidad de mantener conversaciones empáticas, que es como conectamos unos con otros. Necesitamos practicarlo, eso. La gente está demasiado preocupada por mostrar demasiado de sí misma".

Pero muchos de sus defensores –a menudo tan vociferantes como los detractores– afirman que los mensajes de voz no son impersonales ni cerrados, sino que permiten una especie de intimidad y vulnerabilidad especial. Brittany Marshall, una estudiante de 27 años que se ha trasladado de Luisiana a Nueva Jersey para estudiar literatura afroamericana, manifiesta que no era muy aficionada a los mensajes de voz. "Tengo que dejar de hacer lo que estoy haciendo para escucharles", explica. "Después tengo que recordarlo todo para poder abordarlo en mi respuesta", añade. Sin embargo, Marshall agradece los mensajes de voz de una amiga íntima que vive lejos. Dice que una voz familiar la reconforta, y el estilo expresivo de su amiga –gracias a su formación teatral– la hace reír.

Gemalene Sunga, estudiante de inmunología de Houston, manifiesta que no le gusta que la bombardeen con una retahíla de notas de voz: sus amigos le envían "seis o siete notas seguidas, todas de dos minutos, como mínimo" , apunta. Pero sí le gusta escuchar la voz de sus amigos. Sunga, de 31 años, añade que, a largo plazo, aprecia también las notas de voz como recuerdos digitales. Aunque el sistema operativo de Apple borra por defecto los mensajes a los dos minutos, los destinatarios tienen la opción de guardarlos para siempre.

"No es por ser macabra, pero soy una persona tan nostálgica que pienso en estas cosas", indica. "Las notas de voz no son tangibles, pero tienen un valor sentimental por mí". Tanto es así que, a pesar del potencial para ser irritantes, Sunga envía mensajes de voz en un intento de que sus amigos le envíen también más frecuentemente. "Solo lo hago cuando estoy tranquila con algunos amigos en concreto, y tengo en cuenta en qué momento hacerlo", dice. "Quiero ser considerada", añade.

Como ocurre con cualquier nueva forma de tecnología de la comunicación, puede que todo el mundo se tome su tiempo para ponerse de acuerdo con las normas de cortesía. "En el caso de las notas de voz, todavía no hay ninguna norma establecida, por lo que la gente hace varias interpretaciones", precisa Melanie Green, directora del departamento de Comunicación de la Universidad de Buffalo.

Hay estudios que demuestran que las palabras pronunciadas en voz alta se recuerdan mejor que las leídas en silencio, y que hablar con uno mismo puede ser terapéutico. En 2007, unos investigadores de la Universidad de California, en Los Ángeles, descubrieron que nombrar los afectos –el proceso de trasladar en palabras tus sentimientos– puede ayudar a las personas a gestionar sus respuestas a los sentimientos negativos a lo largo del tiempo.

De este modo, los mensajes de voz incoherentes, aunque potencialmente molestos para el receptor, pueden ser una práctica saludable para el emisor. "No me gustan cuando tengo que escucharles", señala Meines. "Pero, me encanta enviarlos".

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