Moda

Los trajes de papel quieren ser Patrimonio de la Humanidad

Mollerussa y Amposta refuerzan la candidatura que lucha por el reconocimiento de los trajes de papel como Patrimonio de la Humanidad

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Museo de Papel de Mollerussa

BarcelonaHace años que en Mollerussa homenajean con todos los honores los procesos que pasaban en el interior de las casas de las modistas, desde los bocetos hasta los hilvanados. En la capital del Pla d'Urgell saben muy bien que no todo se reduce al resultado final y que parte del éxito de una buena muda recae en la perfección de cada uno de los detalles que le han precedido. Por eso en 1964 las modistas y la Asociación Cultural de la Amistad trabajaron juntas para crear el primer concurso de trajes de papel o, dicho de otro modo, una competición para seleccionar los mejores patrones previos a los trajes. Desde entonces no han parado de disputar competiciones que han aglutinado cada vez a más participantes, de lugares más diversos y de edades más variadas. Ahora, con todo el bagaje cultural e identitario, los trajes de papel reclaman ser Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

"Los trajes de papel forman mucho más parte del identitario popular de lo que pensamos", defiende la responsable del Museo de Trajes de Papel de Mollerussa, Mireia Caba. Tal y como explica en conversación con el ARA, estos diseños se consolidaron entre las modistas del hogar por los cursos de corte y confección en la que se enseñaba el sistema Martí, una técnica de patronaje que tiene como objetivo proyectar las curvas del cuerpo sobre un papel de dos dimensiones. El detalle y la perfección que tenían las maquetas hechas con papel las hicieron valorarlas como creaciones con un valor propio más allá de una mera herramienta de patronaje más.

Del anónimo al profesional

Desde entonces ha llovido mucho, y ahora son tan grandes como pequeños los que se suman al concurso, algunos como un evento tradicional y otros como un pasatiempo para poner a prueba las habilidades artísticas. "Hay bastantes participantes fieles que año tras año repiten, pero también hay nuevos, como un grupo de chicos y chicas de 10 y 12 años que el año pasado ganaron un premio y cuyo vestido no tenía nada a envidiar a los demás", explica Caba, quien asegura que cada año desfilan en la pasarela de Mollerussa unos 70 trajes.

Detalle de uno de los trajes de papel expuestos en el museo de Mollerussa.
Detalle de uno de los trajes de papel expuestos en el museo de Mollerussa.
Detalle de uno de los trajes de papel expuestos en el museo de Mollerussa.

Ganar alguno de los premios del certamen no es poco. Entre los competidores anónimos también se esconden profesionales del sector. Éste es el caso de la modista gallega Eva Soto, que es asidua a las pasarelas de la Fashion Week de Madrid y ha llegado a diseñar trajes para Lady Gaga y también ha participado en algunas de las ediciones de los trajes de papel de Mollerussa . Todos ellos pueden participar en diferentes categorías: de época, fantasía y moda actual, además de los premios anexos, que son el Premio Agulla d'Or, el Premio Pasarela –para las modelos– y el premio que patrocina las Agujas Folch –una de las empresas centenarias de la ciudad.

El tiempo para confeccionar cada uno de los trajes es muy relativo. "Hay gente que en pocos meses los tienen hechos, pero también hay otros que nada más terminar un concurso ya se ponen a diseñar para el año siguiente", explica la responsable del museo. Ahora bien, los vestidos, si están bien hechos, no quedarán olvidados en un armario. Si el modisto lo quiere, podrán ser expuestos en el Museo de los Trajes de Mollerussa, que desde 2009 expone todos los trajes ganadores y también los de aquellos creadores que quieran ceder sus obras al museo. Los 1.340 metros cuadrados del museo, que casi funciona como una pasarela estática de trajes de papel de distintos años, también repasan la historia de las costureras anónimas que durante años fueron las modistos de gran parte de la zona.

Los cambios en la confección de los últimos 60 años

Precisamente Caba también subraya el cambio que han vivido en las últimas décadas la moda, en general, y los trajes de papel, en particular: "En los trajes de los primeros concursos veíamos que lo que primaba era la costura más tradicional, con técnicas de ganchillo , medias, mallas... Pero a medida que hemos ido avanzando nos encontramos con que se mezclan muchas disciplinas". Con la incorporación de las nuevas generaciones al concurso se han diversificado los conocimientos empleados por la confección y ahora, por ejemplo, algunos trajes también incorporan técnicas elaboradas de papiroflexia.

Modelo vestido con uno de los traje de papel de Mollerussa.
Modelo vestido con uno de los traje de papel de Mollerussa.

"Esto nos ha obligado a cambiar las bases del concurso, porque nos vemos obligados a valorar mucho más todo el ámbito artístico", dice Caba, quien explica que la incorporación de nuevos tratamientos del papel ha hecho abrir nuevas oportunidades en la confección de este tipo de diseños. "Ahora vemos vestidos de papel que casi parecen piel o cuero, es increíble", asegura.

Mollerussa y Amposta hacen camino hacia la Unesco

Pese a que Mollerussa tiene el prestigio de tener uno de los concursos de trajes de papel más antiguos del mundo, no es la única ciudad catalana que hace desfilar trajes de papel. Amposta empezó a hacer sus propias pasarelas de este tipo en 1971 y, al igual que la ciudad del Pla d'Urgell, ha tomado el día de Santa Llúcia –patrona de las modistas y los camálicos– como el día señalado por celebrar el desfile.

Desde hace dos años, las dos capitales de comarca han unido esfuerzos para dar empuje a un objetivo aún más ambicioso: conseguir que los trajes de papel sean considerados Patrimonio de la Humanidad. Por eso, 24 trajes de papel procedentes de los museos de Mollerussa y Amposta han sido protagonistas de una exposición durante este agosto y septiembre en Foz do Douro, en Oporto, donde los trajes de papel también tienen una gran tradición.

La iniciativa de llevar las piezas de Mollerussa y Amposta a la ciudad portuguesa tiene la intención de dar visibilidad y empuje a la candidatura llamada El arte de coser vestidos de papel, una propuesta que nació en 2022 con la intención de que los trajes de papel puedan ser considerados Patrimonio Inmaterial de la Unesco en 2026. Para tener más opciones de conseguirlo, será Portugal quien presente la candidatura a la Unesco, ya que tiene menos tradiciones inscritas y, por tanto, más facilidad de poder optar a ellas. Así, la exposición en Portugal ha sido uno de los distintos hitos en el camino para obtener el aval tanto del gobierno español como del portugués para llegar a disfrutar del reconocimiento internacional.

Para la responsable del Museo de Trajes de Papel de Mollerussa, Mireia Caba, conseguir la distinción de la Unesco supone "reconocer toda la labor de las personas, especialmente mujeres anónimas, que durante años han estado tejiendo en el interior de las casas". Caba es optimista con el objetivo marcado y confía en que la Unesco sabrá distinguir la importancia identitaria que tienen los trajes de papel, ya que "son, indiscutiblemente, arte, tradición y cultura del territorio".

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