"Pasar ocho horas sentados aumenta la mortalidad"

Maria Puntí, dietista y divulgadora científica, publica 'La pirámide de la longevidad'

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Maria Puntí, en el claustro del antiguo Hospital de la Santa Cruz, en Barcelona

El suyo es un caso de manual de cómo alguien, enfrentado a un problema de salud, decide cambiar de vida. Pero Maria Puntí, una enamorada del deporte que sufrió una lesión importante, trajo este cambio más lejos de lo habitual: tras someterse a tres operaciones, acudió al gimnasio, se interesó por el culturismo, empezó a tener cuidado de lo que comía y acabó cambiando de profesión. En su nueva vida Puntí, autora de La pirámide de la longevidad (Columna), es dietista y divulgadora científica, dedicada a mejorar la vida de las personas haciéndonos entender la importancia del estilo de vida para prevenir y tratar enfermedades.

Cuando hablamos de estilo de vida hablamos siempre de lo mismo: de nuestra voluntad de no enfermar, de vivir más y mejor. Y no es fácil. “Más ya vivimos –reflexiona Maria–, porque a principios del siglo XX la esperanza de vida era de 32 años y hoy es de 70, pero vivir más no necesariamente significa vivir mejor, como lo demuestra el hecho de que cada vez allí más personas que padecen enfermedades inflamatorias crónicas, y lo que es peor, los que las padecen son cada vez más jóvenes”.

Cuando los fármacos son un problema

El resultado de esta contradicción es "una sociedad cada vez más enferma y que consume más fármacos". Parte del problema, dice, deriva del hecho de que la medicina actual “se basa sólo en la evidencia, y esto, que de entrada está muy bien, se convierte en problemático desde el momento en que los estudios científicos están pagados por la industria farmacéutica. Y los fármacos son el tercer motivo de muerte”.

El problema de fondo, dice, es que ese aumento en la esperanza de vida es antinatural. “No estamos hechos para vivir tantos años y los fármacos, que para algunas cosas son obviamente buenos, para otros resultan absurdos o redundantes. A una persona mayor no le des de entrada calcio, haz que practique la fuerza, porque es tener más fuerza lo que salvará a sus huesos. Tampoco tiene sentido alargar la vida porque sí y tener gente que llega a los 100 años pero sin moverse”.

El ejercicio, clave para una vida sana

El ejercicio es para ella la clave para tener una vida sana. “Está demostrado que pasar 8 horas sentados aumenta la mortalidad. Y hacer ejercicio ni es complicado ni requiere mucho tiempo. Si entras en YouTube encontrarás mil y un recursos que te ayudarán. ¿Que no tienes tiempo? Pues anda todos los días y practica la fuerza dos días por semana. Solo esto ya es algo. Eso sí, sólo andar no es suficiente: la fuerza es imprescindible, sobre todo cuando nos hacemos mayores”.

Junto al ejercicio, el otro aspecto imprescindible para tener una vida sana es la dieta. “Hay que comer bien, y eso no significa comida integral o bio; significa comer de forma ordenada, menos pero mejor, prestando atención a las proteínas, a los hidratos”. El enemigo a batir son los alimentos ultraprocesados ​​que fabricantes, anuncios y supermercados nos colocan frente a los ojos y que consumimos porque son fáciles y aportan una satisfacción inmediata. La lucha contra estas tentaciones no es fácil. “Los colegios deberían enseñar nutrición, pero no sólo no se forma a los ciudadanos sobre cómo comer bien, sino que si un día van al hospital, les darán un Nesquik con galletas para merendar. Es un despropósito”.

Para superar todas estas dificultades, María pide “empoderarse en salud": "Nos debemos hacer responsables de nuestra propia salud, debemos informarnos". O, lo que es lo mismo, “tenemos que cuidarnos”.

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