¿Es posible un bizcocho sin huevo? Los dulces veganos se hacen un hueco en el mercado

Proliferan las ofertas de pasteles, helados y postres sin productos de origen animal y con una base de frutas, frutos secos y sustitutos del huevo y los lácteos

Clàudia Frontino
y Clàudia Frontino

Barcelona¿Es posible un bizcocho sin huevo? ¿Hay que comprar ingredientes exóticos para hacer postres veganos? Cada vez es más fácil encontrar opciones dulces veganas en las cartas de los restaurantes, en las panaderías y en los programas de cocina de la televisión o las redes sociales. A pesar de que a veces la alternativa es solo una pieza de fruta en el menú, poco a poco se amplía una oferta que incluye postres hechos en base a frutos secos y bebidas vegetales, sin mantequilla y otros derivados lácteos o sustituyendo el huevo por compota de fruta o aceite. Y todo sin tener que renunciar al placer y a sabores.

“Abrimos sin avisar que era una pastelería vegana porque el concepto hace siete años no era muy conocido y tenía el estigma de que este tipo de comida sería insulso. ¡La gente suele pensar que los veganos no disfrutamos de los dulces!” Daniela Calcagno y Albert Martínez son la pareja que lleva de La Besnéta, una pastelería del barrio de Gràcia de Barcelona. Conocida por los vecinos, hay quien todavía se sorprende cuando descubre que las atractivas elaboraciones del escaparate y la nevera son veganas. “Son pocos los que reculan porque no quieren oír ni hablar y, por suerte, a muchas personas les despierta la curiosidad, prueban y repiten”, comenta Martínez. 

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El veganismo es un estilo de vida que rechaza el consumo de productos derivados de la explotación animal, tanto en el sector de la moda como el gastronómico, entre otros. Una filosofía que en el campo de la alimentación apuesta por ingredientes alternativos para replicar recetas de toda la vida. Los postres y dulces veganos no llevan miel, leche de vaca, mantequilla, yogur ni huevos. Sus sustitutos acostumbran a ser aceite de oliva, girasol o coco, bebidas vegetales en todas sus variedades, anacardos, almendras o avellanas, plátanos maduros, compota de manzana o pera, calabaza cocida o aguacate. Martínez explica, por ejemplo, que en La Besnéta no usan sustitutos artificiales del huevo sino aceite o plátano maduro triturado con bebida vegetal de soja, arroz o avena según la emulsión que se busque. Las elaboraciones veganas tampoco llevan gelatina. Salvo que se indique lo contrario en el envase, esta está hecha con piel, tendones, ligamentos y huesos de cerdo o vaca. En su lugar se podría usar el agar-agar, una sustancia que se extrae de las algas y que ya se empieza a encontrar en grandes superficies y supermercados.

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Vegano, sabroso y saludable

“El producto que tiene más salida acostumbra a ser el pastel de zanahoria, porque la gente lo quiere probar y comparar su gusto y textura con los convencionales”, explica Martínez. También triunfan las trufas, el lemon pie o las galletas con trozos de chocolate. “Una vez ya han visto que lo que vendemos es bueno y les gusta, la gente se atreve a probar otras cosas y dejan de comparar con los gustos y texturas que ya conocen”, añade el copropietario de La Besnéta. A veces se asocian preparaciones veganas dulces con saludables, sin fijarse en si son caseras o industriales, por el simple hecho de no incluir alimentos de procedencia animal. 

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Hay quien opta por endulzantes como la panela o el eritritol, o por harinas integrales o sin gluten. Esto, a priori, no tiene nada que ver con si se trata de una elaboración vegana, y desde el Col·legi de Dietistas-Nutricionistas de Catalunya(Codinucat) recomiendan prestar atención a la cantidad de azúcares simples, aditivos, sal o grasas de los dulces, tanto si son veganos como si no. Rosa Albaladejo, secretaria del Codinucat, recuerda que en caso de optar por bebidas vegetales hay que mirar bien la etiqueta y huir de las que contienen grandes cantidades de azúcares añadidos.

Martínez, en referencia en el debate sobre precios, calidad y cantidad de los dulces veganos, comenta que en su pastelería lo que se paga es el tiempo que dedican a cada elaboración y la excelencia de la materia prima. “¿Qué es mejor, comprar un paquete de 30 galletas no saludables en una semana o una o dos galletas de calidad sin aditivos ni productos industriales o de procedencia animal?”, se pregunta. Y es que Martínez asegura que es mejor apostar por compras pequeñas, frescas y de calidad. Por otro lado, Albaladejo reconoce que en el Codinucat han visto crecer “considerablemente” el interés y la adopción de las dietas vegetarianas y veganas, y desmiente la creencia de que lo que es vegano es aburrido. “Es erróneo totalmente, la cocina vegetariana o vegana puede ser divertida y muy sabrosa, si conoces los diferentes alimentos y cómo sacarles partido”, afirma. 

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Una opción para esquivar intolerancias

Los dulces veganos se están convirtiendo también en una opción para las personas que, a pesar de que quizás no están sensibilizadas con la causa, los necesitan por motivos de salud. Es el caso de las personas intolerantes o alérgicas al huevo o la leche. Que las preparaciones veganas no contengan estos ingredientes les hace más sencillo consumir pasteles o postres sin riesgos.

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Anna Alsina tiene intolerancia al gluten y los lácteos desde hace 5 años. Habiendo eliminado de su dieta los dulces durante mucho tiempo, ha encontrado en los productos veganos parte de la salvación. “Ya como fruta cada día en casa o en el trabajo, y el día que salgo a comer o cenar fuera me gustaría tener unos postres adaptados a mis necesidades más allá de una macedonia o un puñado de frutos secos”, reivindica. “Si son veganos no contendrán lácteos, y tendríamos que confiar en que los procesos de elaboración son fiables”, comenta Alsina. 

Desde La Besnéta saben bien que el público con intolerancias es un nicho de mercado y aseguran que les ayudó mucho en sus inicios para conectar con la clientela más allá del veganismo. “El negocio y la clientela mandan, y que haya dulces sin lácteos ni huevo ha sido un descubrimiento para mucha gente más allá de la conciencia animalista”, reconoce Martínez. 

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“Me gustan mucho los helados en base de leche de coco o anacardos porque recuerdan a los tradicionales”, apunta Alsina. “Hay molidos lugares donde tienen doble conciencia y hacen elaboraciones veganas y que se adaptan a las personas con problemas alimentarios, y esto a pesar de que yo no sea vegana me parece muy bien. En Barcelona me es más fácil encontrar alternativas e ir con la tranquilidad de comer variado y sin sufrir,” asegura.

Por su parte, Albaladejo aconseja que quien siga una alimentación vegana lo haga siempre con asesoramiento profesional de un equipo dietista-nutricionista. De este modo “no ha de haber ningún problema, incluso para niños, adolescentes, embarazadas y deportistas”. 

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Dos recetas dulces veganas rápidas, fáciles y baratas

Helado de plátano al gusto

Esta receta es perfecta por aprovechar los plátanos olvidados al fondo del cajón de la nevera. Los plátanos maduros merecen una segunda vida y con este helado fácil y para toda la familia, ¡no hay excusa para no dársela!  

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  • Corta tantos plátanos como quieras en trozos de unos 2 cm de ancho y ponlos en una bolsa hermética en el congelador durante unas horas, idealmente de un día para el otro. 
  • Pica los plátanos congelados hasta que tengan textura cremosa.
  • Puedes añadir frutos rojos o cacao puro en polvo tanto en el momento de picarlos como después para decorar la preparación. 
  • Sirve el helado en vasos o boles pequeños y cómelo enseguida.

Arroz con leche

En esta receta se sustituye la leche de vaca por bebida de soja o arroz y la leche de coco. Una adaptación sencilla que no renuncia al sabor.

  • Lava 150 g de arroz blanco para quitarle el almidón y ponlo a hervir con 1 litro de bebida de soja o arroz con la peladura de un limón y una rama de canela.
  • Una vez arranque a hervir, cuécelo a fuego lento durante 30 minutos removiendo a menudo.
  • Añade 100 g de azúcar y una lata de leche de coco y cocínalo durante 10 minutos más sin dejar de remover.
  • Retira la piel de limón y la canela, ponlo en unos vasitos y déjalo enfriar.