Parejas y vacaciones

"Este verano no veré a mi pareja": ¿crisis u oportunidad?

Ya sea por calendario laboral, por la conciliación o las responsabilidades familiares... hay parejas que no pueden realizar las vacaciones juntos

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Una escapada en pareja sin los hijos es una manera de tomar fuerzas como pareja, una reconexión

El verano suele ser una época para relajarse, estar con amigos, familia y también pareja. Desconectar de la vida laboral también puede servirnos para reconectar con quien compartimos gran parte de nuestra vida. Pero no para todos. Hay parejas que tienen horarios que no cuadran o que por el calendario escolar no pueden coincidir a la hora de vacaciones. ¿Cómo afrontar unos meses de verano solos?

Judit (35) y Guillem (40) trabajan en la administración pública y se encuentran con muchas dificultades a la hora de disfrutar de las vacaciones juntos. El hecho de tener dos hijos, uno de siete años y un bebé de un año, complica también las cosas. "Hago vacaciones de mentira, de mover maletas y no descansar", declara ella, que es técnica de Igualdad en un ayuntamiento y entrega todo el mes de agosto, mientras que su marido lo hace la primera y la última semana del más. Durante el verano, el hijo mayor va al casal y el pequeño a la guardería, pero en las semanas que Guillermo trabaja Judit se encuentra que debe "sobrevivir" con los dos niños.

Debido a algunos cambios de departamento en su trabajo, esta familia de Santa Perpetua de Mogoda lleva unos años sin vacaciones estables. También encajan la llegada de una nueva criatura, lo que tampoco pone las cosas fáciles a ninguno de los dos: "Tienes la sensación de que tus necesidades quedan como las últimas. Es agotador", explica Judit. No es la primera vez que ella debe asumir encargarse de los niños en agosto. Gestionar un verano con niños también suele contar con la figura de los abuelos, aunque la pareja prioriza "no cargarlos" en los meses de vacaciones. Pero ellos no son los únicos que se ven separados por los horarios laborales: muchas parejas tienen calendarios incompatibles y deben disfrutar del tiempo juntos en otras épocas del año.

Es el caso de Claudia y Víctor, de 23 y 24 años, que viven juntos en Barcelona desde hace un año, pero que no suelen verse durante el día a día, y durante el verano aún menos. Él trabaja de noche en una empresa de alimentación, mientras que ella es enfermera y, aparte de turno diurno, también trabaja los fines de semana, los festivos y durante julio y agosto. La solución que han encontrado es marcharse de viaje en mayo, cuando Claudia tenía vacaciones y Víctor se pudo cambiar el horario con sus compañeros. Sobre cómo les impacta esta dinámica, Claudia explica que emocionalmente le "afecta bastante" y que la "frustra" perderse cosas. Pero añade "Hace poco que estamos en esta situación y pensamos que somos afortunados por trabajar de lo que nos gusta. Ya llegará un momento en que la cosa sea más estable".

"La vida por lo general está muy enfocada a trabajar". Joana (25) trabaja en el departamento de comunicación de una sala de conciertos en Barcelona, ​​mientras que su pareja, Nil (24), deja la ciudad durante el verano y vive en Torelló, donde tiene su trabajo. "Pasamos de vernos tres veces a la semana a uno como mucho", declara ella. Llevan más de cinco años juntos y tienen el mismo problema cada año: "Hemos aprendido a abordarlo ya cambiar la rutina". Por este motivo, normalmente realizan un viaje en septiembre, durante la única semana que Nilo tiene vacaciones. Joana, en cambio, disfruta de agosto por su cuenta con sus amigos, e intenta poder pasar los fines de semana donde vive su pareja, aunque los planes que pueden hacer normalmente chocan con otros compromisos con la familia o las amistades.

¿Cómo gestionar hijos, trabajo y vacaciones?

"Yo vivo con la sensación de que mi trabajo no puede adaptarse a los ritmos de mi hija ni a los de la escuela". Gina (39) y Bernat (35) tienen una niña de cinco años y, para poder cubrir más días de vacaciones de la escuela, sólo coinciden una semana en agosto. La idea es compartir el máximo tiempo en familia, aunque Gina confiesa que estos días "a menudo se les hacen cortos".

Bernat es diseñador y solo dispone de dos semanas en verano, mientras que Gina, periodista, tiene más vacaciones y más tiempo para hacerse cargo de la hija. Para ellos, los abuelos también suelen ser un recurso fácil a la hora de cuidar de sus hijos, especialmente en verano. Pero intentan no sobrecargarlos: "Por primera vez hemos llevado a la niña al casal. Pero sólo tres semanas, las otras dos hemos dispuesto de los abuelos. Ella todavía necesita bastante mirada". En cuanto a la niña, "está acostumbrada" a que durante el verano "falte algún miembro de la familia", explica su madre. Y añade que el paso del tiempo también favorece esta concepción: "Cuanto mayor se hace, más lo nota".

Pasar unas vacaciones cuando el calendario escolar y el laboral no coinciden puede llegar a ser todo un quebradero de cabeza. Gina explica que ella tiene esa sensación cada año: "Mi hija me pide «¿Y tú no puedes venir a buscarme?» Y mi respuesta siempre es la misma "Mi trabajo no cambia de horario en verano". No tienes opciones para conciliar".

Otro caso es el de Marta. Tiene 65 años y sus dos hijas son mayores, pero aún recuerda cuando eran niñas y se marchaban las tres a la playa, en Cambrils. Habían hecho las vacaciones en agosto, pero hasta que empezaba la escuela Marta se llevaba a sus hijas mientras su hombre trabajaba. Ella rememora aquellos días de septiembre: "No lo recuerdo mal; era diferente. No estaba padre, pero estábamos bien. Tengo un buen recuerdo". Sin embargo, sí había momentos en que quizá echaba de menos a su pareja: "Tenía un poco de angustia por la noche". El hecho de que su hermana estuviera en una situación familiar parecida y viniera con su hija hacía que tuviera una sensación agradable y no se sintiera sola.

Dentro de los horarios del trabajo y de los de la escuela, las parejas acaban creando sus propios calendarios y se organizan para coincidir. A veces es sólo unos días, a veces toca realizar viajes otros meses del año o incluso hacer sacrificios y no verse en casi todo el verano. La mayoría acaba encontrando su forma de hacer. Aunque pueda ser frustrante, todo es cuestión de buscar la conciliación dentro de lo posible y, si hay hijos de por medio, intentar que resulten poco afectados.

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