Estos son los deberes de la semana: cocinar con Linda McCartney, escuchar a Kendrick Lamar e ir al TNC

La semana que acaba, con Thaïs Gutiérrez

Apuntes sobre qué hemos visto, oído, degustado y, en definitiva, vivido en los últimos 7 días.

Me ha encantado la nueva propuesta de mochila de la marca Fjallraven. Sí, aquellas que invadieron las calles de Barcelona hace un par de años. Ahora se trata del modelo Tree-Kånken, en que se utiliza un tejido a base de madera convertida en celulosa para fabricar la mochila.

He disfrutado mucho las creps chinas del Bar Creperia Xian Hui. Haciendo caso a nuestra foodie de cabecera, Rosa Rodon, he ido a comer a este restaurante de la Gran Vía, donde hacen estas creps, que reciben el nombre de xianbing. He probado la de pollo y la de pato, buenísimas, y muy diferentes de lo que nosotros entendemos por una crep.

He paseado por las estanterías de la librería Restory en Sant Antoni, un espacio precioso lleno de libros de segunda mano. Encontraréis un corner especialmente cuidado dedicado al diseño, pero la librería tiene miles de volúmenes de todo tipo de géneros literarios y para todos los públicos con precios muy asequibles.

He quedado fascinada con el libro La cocina familiar de Linda McCartney (Libros Cúpula), que demuestra cómo fue de pionera en la defensa de las dietas saludables y vegetarianas y en el respeto al medio ambiente la fotógrafa y mujer del exbeatle. Escrito en los 70, parece actual tanto en la forma -combina recetas con fotografías familiares- como en el contenido.

La semana que empieza, con Jordi Garrigós

Algunas de las cosas que esperamos no perdernos los próximos 7 días.

Empezaré a leer la primera novela de Max Gross, que llega al catalán de la mano de la siempre recomendable editorial Periscopi. Traducida por Ferran Ràfols, La vila perduda está situada en uno de los entornos que más interés me suscitan: las comunidades religiosas aisladas del resto del mundo. En este caso es la de Kreskol, judía y que ha vivido apartada durante décadas, hasta el punto de no conocer la existencia del Holocausto. Con esta premisa, y sabiendo que es una sátira, la tendré terminada esta semana.

Volveré a escuchar el que será uno de los discos más influyentes de la década. El regreso de Kendrick Lamar después de cinco años de silencio prometía, otra vez, un cambio de las reglas del juego. Ningún problema: está acostumbrado a hacerlo, y más cuando no topa con ningún rival que le haga sombra, especialmente después de la deserción de Kanye West.Mr. Morale & The Big Steppers solo ha necesitado una semana para ser uno de los álbumes más relevantes de siempre.

Visitaré una de mis librerías favoritas del mundo. No hace falta ninguna excusa para ir a La Llama, capitaneada por Abigail L. Enrech, y que tiene el gran honor de ser la primera y única tienda 100% especializada en humor de toda la ciudad. Siempre que entras, sales con algo, ya sea una pegatina de Michael Scott para el ordenador, un ejemplar de un libro de David Sedaris o una matrícula para un curso de guion de comedia. Es ideal visitarla a principios de mes, con la cartera llena.

Escucharé un nuevo episodio de Pedal vintage , el alucinante podcast de ciclismo antiguo, centrado especialmente en el periodo antes del cambio de siglo. Monográficos sobre Johan Museeuw, el Giro de Italia de Tonkov o la historia del equipo Euskaltel. Eso sí, te tiene que gustar muchísimo el ciclismo.

Veré El peso de un cuerpo, escrita y dirigida por Victoria Szpunberg, que desde la semana pasada está en la Sala Petita del Teatre Nacional de Catalunya. Una obra que pone en el centro la dificultad de envejecer dignamente a partir de un cuerpo que ya no funciona de manera autónoma. Laia Marull se pone en la piel de una hija que tiene que cuidar de su padre, gran pilar emocional e ideológico, después de que haya sufrido un ictus y se haya convertido en un ser totalmente dependiente.