Estambul, la ciudad en la que se llora cuando cae un edificio
BarcelonaCuesta no enamorarse de Estambul. Una de esas ciudades complejas, con diferentes realidades mezcladas. Cuando caminas por encima de tanta historia es normal dejar de lado algunos barrios, pero el escritor Orhan Pamuk logró con sus obras que muchas personas repensaran sus viajes a la ciudad. Más allá de Santa Sofía y la Mezquita Azul, puede hacerse caso del escritor cuando dice que "hay que saborear las calles escondidas de Estambul, los viñedos y los árboles que surgen de sus ruinas con gracia accidental". Pamuk, tras convertir la historia de su país en novelas, decidió en 2003 hacer un homenaje a su ciudad con "Estambul, ciudad y recuerdos", el delicioso homenaje a una ciudad que va cambiando. Y el mejor homenaje es recomendar andarla, sin hacer colas en museos, ya que lo que encuentras por las calles tiene tanto o más valor.
El autor recomienda subir a lo más alto de la ciudad, donde la mezquita del sultán Mihrimah se levanta sobre un laberinto de callejones. Y después ir a las imponentes murallas, demasiado lejos por algunos turistas aunque escondan tantas historias. Aquí está la magia de Estambul: Puedes andar las murallas que los griegos no pudieron defender para siempre entre gatos, viendo un carpintero trabajando y dos jóvenes haciéndose selfies enamorados. Estambul nunca para quieta. Y gente como Pamuk se emociona más con las partidas de dados de cuatro pescadores que con las vistas panorámicas ideales para Instagram. El escritor recomienda andar los barrios de Beyoglu y Sultanahmet, donde antes vivían muchos griegos y judíos. Si tienes buen ojo podrás ver algún cartel con apellidos que nos recuerdan aquella ciudad más cosmopolita que emocionaba a Pamuk.
O ir a los distritos de Balat y Fener buscando los viejos tekkes, los edificios de madera donde se reúnen las cofradías musulmanas sufíes. De Tekkes de piedra, con sus claustros, quedan muchos. De madera, no. Una de las manías de Pamuk son los edificios de madera, que han ido desapareciendo entre incendios, pobreza e intereses inmobiliarios. En su libro, Pamuk los busca, ya sea los palacios con vistas al mar, ya sean viejas tiendas olvidadas. Para el escritor, cada vez que se cae un edificio de madera es una herida. Los cuida y pide que sean protegidos. Forman parte de una forma de hacer de una ciudad moderna pero orgullosa de su pasado, más laica que creyente, más pecadora que santa. Pamuk ha terminado viviendo en Cihangir, un barrio situado al otro lado del famoso puente de Galata, no lejos de la plaza Tahir. Un barrio bohemio donde por las callejuelas, al fondo, ves pasar los barcos. Quizás van hacia la guerra de Ucrania atravesando el Bósforo, quizás van hacia América. Es hermoso verlos pasar cuando has encontrado un buen sitio en Estambul.
Recomendación para viajar a Estambul.
Libro: Estambul, ciudades y recuerdos
Autor: Orhan Pamuk
Editorial: Más Libros