"Hacía años que tenía este verano marcado en el calendario"

BarcelonaDesde el 2021, cuando la compositora Helena Cánovas Parés ganó el Premio Europeo Carmen Mateu a Jóvenes Artistas de Ópera y Danza, ya sabía lo que pasaría en agosto del 2024. "Llevaba años llevando este verano marcado en el calendario", explica. La culminación de muchos meses de trabajo llegó el 8 de agosto en el Festival Castell de Perelada, con el estreno de su ópera Don Juan no existe, que reinterpreta el mito de Don Juan y rinde homenaje a las mujeres artistas que han sido silenciadas.

Un verano distinto, muy esperado y especial, que en cierto modo suponía volver a casa: era su primer encargo profesional en España. Empezó el verano en Alemania, donde vive desde que estudió el máster de composición y empezó a recibir encargos. Desde principios de julio estuvo cinco semanas entre Barcelona y Peralada para montar el espectáculo. Todo un aprendizaje, días intensos de ensayos en los que apenas paró, pero con sensación de vacaciones. Reconoce que trabajar en Barcelona, con amigos, estando en un lugar tan bonito como Peralada, lo hacía más especial: "todo era mágico".

Quería que Don Juan no existe fuese fruto de una creación colectiva. A partir del momento en que encontró al libretista, Alberto Iglesias, hicieron crecer su idea original. Después llegó la directora de escena, Bárbara Lluch, y meses más tarde se sumaron los músicos, la pianista, la escenógrafa y la diseñadora de vestuario. Cuando se instaló en Peralada, el pasado 31 de julio, aparecieron luces y microfonía. Fue un proceso intenso, compartiendo un proyecto muy personal que a medida que avanzaba el verano se abría a más personas, hasta el día del estreno: "Es curioso, porque das mucho de ti a la hora de componer y te sientes vulnerable ante el público desconocido. Al mismo tiempo, es cuando todo tiene más sentido: compongo para que eso lo escuche alguien".

El día del estreno estaba que no se lo creía, nerviosa, emocionada y triste. Se terminaba un proyecto que significaba mucho para ella. No tuvo mucho tiempo para celebrarlo. Un par de días después regresó a Alemania: tenía trabajo, estaba a punto de arrancar el AvantGarten Liedberg, el festival de música contemporánea en varios espacios públicos de un pueblo de 300 habitantes que dirige. Cuenta que estaba muy cansada y le fue bien volver a casa y al trabajo: "A pesar de que estrenar tu ópera en un festival tan importante es fantástico, no es mi día a día. Disfruté, pero no quería quedarme en ese delirio". Finalmente, en septiembre, pudo realizar una semana de vacaciones muy merecidas.