Orgullo LGTBIQ+

La salida del armario de María del Monte (para 'dummies')

La cantante, de 60 años, ha recibido críticas porque lo ha revelado después de cuatro décadas de carrera y porque muchos ya daban por hecho que era lesbiana. Todo esto, sin embargo, no le resta ningún mérito. Más bien lo contrario.

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La cantante María del Monte al estreno de la película 'Knight and day'

BarcelonaCuando alguien famoso del mainstream sale del armario siempre hay un alud de opiniones que en muchos casos están un poco desenfocadas. Esto ha pasado nuevamente con María del Monte, que este año ha sido la pregonera del Día del Orgullo LGTBIQ+ de Sevilla, acto que aprovechó para explicar públicamente por primera vez en su vida que es lesbiana. Ante este hecho, que ha acaparado titulares y atención mediática durante días y días, y del cual la prensa del corazón hacía décadas que murmuraba –con la boca pequeña, por miedo a querellas...–, no todas las opiniones han sido realmente justas.

De entre todos los listos que corren por las redes hay quien ha intentado quitar mérito a la cantante sevillana porque la salida del armario la hacía muy tarde. Dejando de lado que cada uno hace con su vida privada lo que quiere y cuando quiere, que María del Monte haya salido del armario a los 60 años y después de 40 siendo famosa no le resta mérito, sino que, posiblemente, se lo añade. En primer lugar, porque lo explica con su vida ya hecha, una vida que ha vivido libremente a pesar de no haber hecho pública su homosexualidad. Es decir, revelarlo ahora a ella personalmente ya no le cambiará mucha cosa a nivel personal –tal como dijo ella en el pregón, tiene pareja desde hace 23 años...–, pero sí que le ocasionará nuevos quebraderos de cabeza a una edad en la cual quizás lo que preferiría es estar tranquila. En segundo lugar, también hay que destacar que, si alguien sale del armario a una edad madura, quiere decir que, probablemente, ha pasado una etapa más larga de autodescubrimiento, de contradicciones, de dudas y de miedos... Es decir, que finalmente se haya conseguido salir merece más aplausos que nunca. Porque seguramente quiere decir que ha sufrido más. Todavía más.

Tampoco se tiene que perder de vista el contexto en el que se ha gestado esta salida del armario. El hecho de que una mujer dedicada a cantar copla y sevillanas, nacida en la España de 1962, dé este paso incluye una dosis extra de valentía, porque podemos decir sin equivocarnos que ni aquella era la mejor época ni su contexto era el más proclive para hacer públicas orientaciones sexoafectivas que no salieran en la Biblia. Por el impacto emocional que podría tener esto en ella, pero también por el impacto que habría podido tener en su carrera artística. Porque resulta que sí, los miembros del colectivo LGTBIQ+ también tienen que trabajar y, mira por dónde, también tienen derecho a que sus esfuerzos profesionales no tengan que sufrir penalizaciones extras a los que ya de por sí te trae la vida.

A todo esto hay que sumar el hecho de que María del Monte dentro del colectivo LGTBIQ+ es una mujer. Es decir, una persona a la cual el heteropatriarcado maltrata doblemente, como homosexual, pero también como mujer y esto la sitúa en un subgrupo más débil de toda esta unión de minorías que se engloban dentro del colectivo. Por eso, seguramente, que ella se sintiera atraída por las mujeres estaba peor visto en su entorno que que a un hombre le gustaran los hombres. Por eso, hace falta también aplaudir el valor que tiene que María del Monte cogiera el micrófono el Día del Orgullo para hablar de una cosa tan profundamente íntima e inseparable de la existencia de una persona como es su orientación sexoafectiva. Porque su testimonio tiene un doble impacto.

Hablando de su caso, la cantante visibiliza como hacía tiempo que no pasaba la lucha lésbica, que siempre ha acabado quedando en un segundo plano. Tanto es así que los disturbios de Stonewall –según algunas fuentes– empezaron cuando una cantante negra y lesbiana llamada Stormé DeLarverie pegó a un policía, pero lo que recuerda todo el mundo son hombres gays tirando baldosas y botellas a los cuerpos de seguridad... ¿Cuántas mujeres que actualmente tienen un marido con el que se casaron para disimular quién eran de verdad han pensado que gracias a María del Monte quizás alguna todavía está a tiempo de no cometer el mismo error? Seguramente muchas. Escuchándola no dejaba ninguna duda de que lo hacía más por eso que por ella.

"Ya se sabía"

Hay algún indocumentado que ha dicho que haciéndolo público el artista no cambia nada "porque ya se sabía". Quizás "ya se sabía", pero no se había confirmado nunca. Y esto marca una diferencia bastante importante. Porque, si se sabe, pero no se ha explicado nunca con plenitud ni libertad, el mensaje es que ser lesbiana es una cosa que, si se nota, "qué le vamos a hacer...", pero que no se tiene que decir. Por lo tanto, el hecho de hacerlo público inhabilita esta lectura y convierte ser lesbiana en un motivo de orgullo. Y el orgullo es lo contrario de la vergüenza, que es lo que siempre se había intentado hacer pasar a quien siente así. A quien es así.

Para acabar, y como ya pasó con Pablo Alborán cuando salió del armario con una carrera musical ya muy consolidada, hay quien dice que hacerlo en estas condiciones es muy fácil. "Desde el poder", dicen algunos. Yo diría que no es más fácil y que quizás el miedo o el supuesto pragmatismo de haber callado en un determinado momento se paga caro. Porque hacerlo siendo ya famoso y con fandoms enormes y transversales genera una presión extra que hace especialmente complicado desnudarse hasta un nivel tan íntimo. Con todos los flashes y los focos hacia el artista en cuestión, dudo que sea más fácil. Es diferente que hacerlo como anónimo, eso seguro. Pero más fácil es evidente que no.

Aun así, lo que sabe peor es ver cuestionamientos al gesto inequívoco de valentía que ha hecho la artista que provienen de dentro del colectivo LGTBIQ+ o de personas supuestamente aliadas por detalles secundarios como todos estos. Sinceramente, con todo lo que queda por hacer y con todo lo que nos viene de cara con la nueva ola de conservadurismo político y social en Occidente, creo que se tendría que ser infinitamente más acogedor. En esta lucha no sobra nadie. Nadie. De las palabras de la artista, las mejores fueron como siempre las más sencillas y lógicas, que son también las más pedagógicas. "He tenido la suerte de encontrar al amor de mi vida. ¿Cómo me tengo que esconder yo de esto, familia? ¿Estoy loca? ¿Soy una inconsciente?", expresó la artista. Incontestable.

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