Aniol Güell: "Ganas 3.000 seguidores en un día y de repente te cambia la vida"
@tacotios, el 'foodie' olotense que triunfa en México
GeronaCon más de un millón de seguidores en las redes sociales, medio millón de ellos sólo en Instagram, el olotense Aniol Güell (Olot, 1997) se ha convertido en sólo tres años en un gran embajador de la cocina mexicana. Y no para el público catalán, sino que su éxito ha sido, en sus palabras, ser "un español que hace vídeos de comida mexicana para mexicanos". En concreto, su especialidad son los tacos y es conocido por el apodo de @tacotios. En 2022 se marchó a la ciudad de Guadalajara, en México, a estudiar el último curso del grado en ciencias de la actividad física y del deporte, que hacía en el Euses de Salt. Fue una manera de "huir" y, al mismo tiempo, "encontrarse" después de la muerte prematura de su padre cuando tenía 18 años. "Marchar solo te hace crecer –reflexiona–. Desde Olot siempre pensaba que yo quería ser como la gente que se marcha. Necesitaba mi propósito en la vida".
Lo que se encontró fue un "paraíso" del que no quería irse. Para exprimir la estancia y descubrir la gastronomía local, decidió escribir a uno de los foodies más reputados de la ciudad por conocer los 10 lugares imprescindibles donde comer. Le contestó con un "Vente, cabrón, yo invito", haciendo gala de "la capacidad de acogida, deapapachar", de los mexicanos. Güell, que nunca se había puesto delante de una cámara y que tenía una presencia inexistente en las redes sociales, descubrió de repente "el mejor trabajo del mundo". "Entonces era un estudiohambre, que se había marchado a México por cuatro meses con el dinero justo, y, después de trabajar muchísimo un verano me doy cuenta de que hay gente a la que le pagan por comer!", dice.
L'influencer de Guadalajara decidió apadrinarlo, y en uno taco tour Güell se sinceró: "¿No se da cuenta de que tiene el mejor trabajo del mundo?" Los compañeros le cogieron el guante y le retaron a crear una cuenta. "Se llamaría @tacotios –dijo en broma–, un español que come tacos". Hoy vive de ser foodie, puede permitirse aceptar sólo el 5% de los encargos que le hacen –hay que ser estricto para tener "una comunidad fiel", puntualiza– y puede cobrar entre 700 y 1.200 euros por comida en un restaurante acompañado solo de su móvil, un micrófono, foco y platos que le pasan por delante.
La cocina de la abuela
Seguramente ese propósito en la vida no lo habría encontrado si no fuera por la pasión por la comida que le inculcó su abuela, que le "mimó muchísimo como nieto único". De origen andaluz, con una "lengua propia donde mezclaba catalán y castellano", al igual que él intercala constantemente palabras propias de México, Güell explica que le enseñó que "uno de los ingredientes principales de la cocina es el amor". Es lo que le ha encantado del país que le ha robado el corazón, sobre todo por la cocina en la calle.
En @tacotios combina el trabajo por encargos, que le permite ganarse la vida, con su verdadera pasión: descubrir lugares que no tienen mucha difusión en las redes. Personas anónimas que llevan décadas trabajando en la calle, de generación en generación. "A pesar de no ser mexicano, me he dado cuenta de que el olor de tortilla recién hecha para mí es nostálgica –detalla–. Como el sofrito de la abuela".
Mientras intentaba ganarse la vida editando vídeos en México, después de haber decidido alargar su estancia, le invitaron a Tijuana a un tour para foodies en el que acabó haciendo dos vídeos "sencillos" que se convirtieron en virales. "Ganas a 3.000 seguidores nuevos en un día y te cambia la vida –explica–. Ves que hay potencial y los vídeos pasan a ser tu trabajo".
El Pequeño vástago
México dejó de ser una aventura para convertirse en destino. Y el Olot en el que creció ha pasado a ser unas vacaciones de unas semanas para "agradecer el privilegio de la vida que tenemos en Europa". Durante este camino, Güell reconoce que muchas veces le ha venido a la cabeza la pregunta: "¿Qué pensarán en Olot de lo que estoy haciendo?"
En la capital de la Garrotxa estudió durante 13 años en el Petit Plançó, una escuela concertada laica donde recibió "muy buena educación", pero donde cree que se preguntó demasiado poco "qué quería hacer en la vida". "Creo que la gente de Olot está cerrada de mente por cómo le han hecho pensar –reflexiona–. No es culpa de la gente sino del sistema: te hacen decidir quién quieres ser antes de saber qué eres".
Los macarrones de Els Ossos
Pero al igual que vive entusiasmado por los tacos, cuando vuelve a casa hay cocinas que no pueden faltar. Que lo transportan a la cocina de la abuela. Serían los macarrones de la abuela del restaurante Hostal Els Ossos, en la carretera que sale de Olot hacia Santa Pau, a la altura de Sant Cristòfol de les Fonts; los frankfurts del Farolet, y los embutidos del Hostal del Sol de Olot. O una buena comida en Ca l'Enric, en el Valle de Bianya, con una estrella Michelin. Y si es por la experiencia de muy joven, "la memoria increíble" de Mercè Colomer en Can Guix. "Me dejé una chaqueta con el DNI dentro y al verme cuatro años después todavía se acordó y me la devolvió", ríe Güell.
Una 'tortilla' recién hecha
Después de tres años dando a conocer los mejores tacos de Guadalajara, ahora la vida de foodie de este olotense da un "nuevo salto al vacío". Ya no tiene casa en la ciudad que le acogió, y sí la maleta a punto de marcha para viajar por todo México y dar a conocer a los mejores tacos del país. "Los tacos son ancestrales. Detrás de un taco hay tanta historia! No hay ninguna igual, son infinitos. Generaciones y generaciones que de una cocina de aprovechamiento han sacado placer. Detrás del frijol, el chile y el maíz hay infinitos platos que se derivan", dice. El objetivo ahora es hacer una serie para vender en Netflix u otra gran productora. Lo vio claro cuando, gracias a un vídeo viral, logró salvar "un lugar que estaba a punto de cerrar". "Eso sí que es ser influencer; poder influir en positivo".