Inmigración

La gira africana de Pedro Sánchez para detener la llegada de migrantes a Canarias

El presidente español visita desde hoy Mauritania, Gambia y Senegal, países de origen de una ruta migratoria al alza desde 2020

Jaume Portell
y Jaume Portell

BarcelonaEl presidente español, Pedro Sánchez, empezará este martes una gira por tres países de África occidental: Mauritania, Gambia y Senegal. La visita responde al aumento de la presión migratoria en las islas Canarias de las últimas semanas, cuando la mayoría de salidas han sido desde Mauritania. La prensa canaria recuerda estos días que la ruta tiene ya treinta años de historia, durante los cuales han llegado más de 229.000 personas. Ahora bien, más del 54% del total desde 2020. Desde Moncloa apuntan que este viaje servirá para mostrar “el punto de vista multidimensional” del gobierno español, que quiere reforzar la seguridad pero también hablar de cooperación y comercio.

La formación y la migración circular son los dos puntos fuertes de la propuesta española, pero los jóvenes senegaleses y gambianos desconfían del éxito de esta nueva iniciativa. Younoussa Diallo, un estudiante de primer curso en la Universidad Cheikh Anta Diop de Dakar, ha visto cómo tres compañeros de estudios han abandonado la universidad para marcharse a España. "No creo que funcione, en Senegal no hay opciones por mucho que hayas estudiado si no tienes contactos". A finales de marzo Senegal votó por un cambio político, dando una victoria en primera vuelta a la oposición anticolonialista, liderada por Bassirou Diomaye Faye y Ousmane Sonko, después de meses de disturbios recurrentes y el encarcelamiento de ambos opositores. Ambos dirigentes se reunirán con Pedro Sánchez el jueves.

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Les rutes migratòries cap a les Canàries
Punts de sortida i distància fins les Canàries

Pese a las promesas de revolución económica y emancipación nacional, en los primeros meses han sido de continuidad con las políticas económicas de la administración anterior. Han pedido un préstamo al 7,75% en el mercado privado y han recibido la felicitación del Fondo Monetario Internacional (FMI) por dar continuidad al programa vigente desde el verano de 2023, cuando gobernaba el presidente Macky Sall. Diallo, que viene de Kédougou, la región más pobre del país, y ha tenido que realizar un gran esfuerzo personal para llegar a la universidad, fue uno de los votantes del nuevo gobierno, y ahora se muestra decepcionado: “Es una lástima, hasta y todo si intentan cambiar algo, me da la sensación de que los jóvenes no tienen ninguna esperanza”.

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“Prefieren morir en el mar antes que quedarse”

Sánchez visitará Gambia el miércoles. Será la primera vez que pise el país más pequeño de África continental, que está encajado dentro de Senegal. Hoy Gambia vive económicamente a la sombra de su vecino, mayor, más rico y con un ejército más potente. España tiene un total de 93 efectivos policiales entre los tres países, guardias civiles y policías nacionales que, junto a agentes de Frontex, todoterrenos y helicópteros, vigilan la costa de los tres países. “El gobierno gambiano no puede controlar a los suyos: no pueden controlar su mente”, dice Fatoumata Jawneh, una enfermera que completó sus estudios pero que nunca ha podido conseguir el título oficial tras las negativas de la administración. Ahora intenta poner en marcha un proyecto agrícola con su marido: “Mucha gente piensa que yendo a Europa tendrán un futuro mejor”, concluye, pese a que ella quiere intentar seguir en Gambia. A medida que el dalasis, la moneda local, pierde valor, muchos prefieren cobrar un sueldo en euros o dólares en el extranjero. La creciente diáspora gambiana aporta ya el 25% del PIB del país con el dinero que envía a sus familiares cada mes.

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Yankuba Joof (nombre ficticio) es uno de los que lo intentaron y lo consiguieron. Cruzó en patera desde el norte de África y ahora trabaja en un restaurante en Catalunya, donde cumple 10 horas diarias seis días a la semana por 1.300 euros al mes. Lo que ganaría un funcionario del ministerio de Sanidad gambiano en 5 meses. En declaraciones al ARA, Joof dice que no daría marcha atrás. “Me siento mal por haber tenido que realizar un viaje tan peligroso. Un europeo puede ir y volver de África cuando lo desee, pero yo no puedo venir a Europa. Nos han robado a los africanos la libertad de movernos por el mundo. Hasta que no nos unimos para hacer frente como continente, nos seguirán tratando así”, dice.

La otra economía circular

Gambia, Senegal y Mauritania tienen tres tratados de pesca firmados con la UE. En los últimos años han recibido inversión extranjera para realizar fábricas donde convertir el pescado en harina de pescado para alimentar salmones de piscifactoría en todo el mundo. Desde entonces, los precios de este alimento se han disparado en los tres países, y gracias a esta harina la empresa noruega Mowi puede producir el salmón a gran escala que se vende en los supermercadosde bajo costede toda Europa. Pese a las promesas de inversión en Mauritania (200 millones de euros) y en Senegal y Gambia (180 millones de euros), estas cifras apenas sirven para pagar una parte de los vencimientos anuales de la deuda que estos países tienen con sus acreedores –a menudo occidentales–. Y la ayuda al desarrollo presenta una característica: una parte del dinero se gasta en los servicios y productos del país que ha dado la ayuda. En 2018, 3 de cada 10 euros de ayuda española acabaron pagándose a empresas o consultores españoles.

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