Los acuerdos de la UE con Meloni empujan más pateras hacia las Canarias
Open Arms alerta de que los pactos migratorios con Libia y Túnez agravan las vulneraciones de derechos humanos
BarcelonaLa ONG Open Arms rescató a 374 personas en el Mediterráneo en sólo cuatro días la semana pasada. Es la segunda misión que la organización hace en el Mediterráneo central este año, después de que en enero rescatara a otras 9 personas, en una operación en la que tuvieron el barco anclado y sin permisos para navegar durante 20 días. La portavoz de Open Arms en Italia, Valentina Brinis, explica que en esta misión, la 111, han rescatado a "muchas familias y niños". Los más pequeños eran dos bebés: uno de un mes y otro de doce semanas.
Esta es la cara positiva de una realidad, la de las embarcaciones que intentan atravesar al otro lado del mar, que no siempre tienen un final feliz. En los últimos tres años, el número de personas fallecidas en las aguas del Mediterráneo no ha dejado de aumentar. Desde principios de 2024, ya son al menos 1.315 migrantes que han perdido la vida, según los cálculos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que advierte que la cifra real es mucho mayor porque muchos naufragios pasan desapercibidos.
Los datos indican un cambio de tendencia en las rutas migratorias. Según el último informe de Frontex, la agencia europea que gestiona las fronteras, ha habido 113.400 intentos de atravesar en Europa de forma irregular en los primeros siete meses de 2024. Un 36% menos que en los mismos meses del año pasado. La ruta que más ha caído ha sido la del Mediterráneo central, que va de Túnez y Libia hasta las islas de Lampedusa y Sicilia, en Italia. Aunque esta todavía es la vía de entrada principal por vía marítima de migrantes a Europa, con 32.239 personas desde principios de año, el informe recoge que este año se ha registrado una "disminución" que "se puede atribuir principalmente a las medidas preventivas de las autoridades tunecinas y libias para interrumpir las actividades de los contrabandistas”. Las políticas de la Unión Europea, cómplices con el gobierno italiano de la ultraderechista Giorgia Meloni, han hecho que las llegadas se hayan reducido en el corredor migratorio cuyo destino es Italia. Sin embargo, como consecuencia, el flujo migratorio se ha disparado en otras rutas.
"Si cierras una ruta, la gente abrirá otra"
La portavoz de Open Arms en Italia recuerda que en el último año el gobierno Meloni, con el apoyo de la Unión Europea, firmó un acuerdo con Libia y Túnez para que hicieran de freno a los migrantes que quieren llegar a Europa, con el objetivo que "los migrantes ya no suban a los barcos". En julio del año pasado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, prometió en Túnez 1.000 millones a cambio de impedir la salida de migrantes. Como consecuencia, según los datos del ministerio de Exteriores italiano, las llegadas al país se redujeron un 62,5% en sólo un año.
Pero, como advierte Brinis, "si cierras una ruta, la gente abrirá otra". En el mismo período de tiempo, el corredor de África occidental –que va del continente africano a las Islas Canarias– registró un número de llegadas sin precedentes. Según Frontex, esta ruta aumentó su flujo un 154% interanual, superando las 21.600 personas.
La Organización Internacional para las Migraciones confirma esta tendencia: en los tres primeros meses de 2024, 13.115 migrantes llegaron irregularmente a las Islas Canarias procedentes de las costas de África occidental, cinco veces más que los que cruzaron durante el mismo período de 2023. De las 201 embarcaciones que llegaron a Canarias entre enero y marzo, al menos 12 naufragaron. La otra gran vía de entrada a la Unión Europea, la que conecta a Turquía con Grecia, también ha notado un incremento de pasantes del 54% con casi 29.700 personas.
Teniendo en cuenta que, cada año, en septiembre y octubre las llegadas irregulares en barco a Europa se incrementan porque acaba la ventana de buen tiempo, los próximos meses serán determinantes para comprobar si se confirma la tendencia. Por otra parte, los socorristas han notado últimamente que las embarcaciones con las que viajan los migrantes son más precarias: "Últimamente, hemos visto a mucha gente que viene con barcos de hierro con fibra de vidrio", dice Brinis, que describe estas embarcaciones como " una trampa mortal".
Vulneraciones a países terceros
En relación con el informe de Frontex, Brinis asegura que los datos que muestran una reducción de las entradas en Italia "no son positivos". "Sabemos lo que ocurre con estas personas que están paradas en Libia y Túnez: son víctimas de tráfico de personas, violaciones..." Además de la facilidad con la que terceros países pueden utilizar la inmigración para chantajear en Bruselas, tal y como ha ocurrido con Turquía, Marruecos o Libia, muchas organizaciones han alertado reiteradamente de las vulneraciones de derechos humanos que cometen las autoridades de Libia y Túnez contra los solicitantes de asilo que esperan en sus fronteras. En mayo Heba Morayef, directora regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional, denunciaba deportaciones ilegales colectivas y detenciones arbitrarias de trabajadores de ONG por prestar ayuda a solicitantes de asilo : "La Unión Europea debería revisar urgentemente sus acuerdos de cooperación con Túnez para asegurarse de que no es cómplice de las violaciones de los derechos humanos contra migrantes y refugiados ni de la represión contra medios de comunicación, abogados, migrantes y activistas", lamentaba. Por otra parte, en Libia, un estado fallido en el que el tráfico de personas se ha convertido en una práctica normalizada, es habitual que los migrantes pasen meses o años retenidos por las mafias.
Para Brinis, "el problema es al principio: hay que garantizar que la gente se pueda mover de forma segura". Por eso reivindica que la "solución" es "incrementar el número de visados que los estados europeos dan a los ciudadanos de países africanos". "Vemos sólo a la gente que llega de los países africanos de forma irregular, pero no las demandas de asilo que rechazamos", deplora.
Las nacionalidades más comunes entre las personas que han intentado atravesar la frontera son Siria, Afganistán y Malí. Un dato que demuestra, una vez más, que la mayoría de personas que arriesgan su vida en el mar en embarcaciones precarias para llegar a Europa huyen de conflictos armados o de la violencia impuesta por los regímenes que gobiernan en sus países.