Estados Unidos

Joseph Stiglitz: "Una victoria de Trump es probable, y sería desastrosa para nuestra democracia"

El premio Nobel de economía de 2001 publica 'The road to freedom', un nuevo alegato contra "el experimento fracasado" neoliberal

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Joseph Stiglitz, premio Nobel de economía y premio Internacional Catalunya, fotografiado recientemente en Barcelona

Londres"Una victoria de Donald Trump es probable, y sería un desastre para nuestra democracia". La lapidaria sentencia es del profesor y Nobel de economía (2001) Joseph Stiglitz, que desde su privilegiada posición deautoritas en la Universidad de Columbia –da clases en el Departamento de Economía y en la Escuela Internacional de Asuntos Públicos– se pronuncia también sobre la situación que viven estos días un buen número de universidades estadounidenses a raíz de las protestas estudiantiles por la guerra de Gaza y la ayuda de la Casa Blanca en el gobierno de Benjamin Netanyahu.

Stiglitz inscribe la reacción policial contra el movimiento dentro de un más amplio ataque de la clase política estadounidense, "especialmente los republicanos, contra la libertad de cátedra", que se alarga desde hace tiempo. "Han estado haciendo la guerra en las universidades durante años", dice.

Y ve una razón muy clara: "A los políticos no les gusta que enseñemos a nuestros alumnos a pensar un poco por sí mismos. Y cuando lo hacen, típicamente, su conclusión es contraria a la de los conservadores. Y la respuesta que les dan es la de querer cerrar las facultades".

Stiglitz pone de manifiesto que esta misma semana laspeaker de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, se plantó frente a la Universidad de Columbia para pedir la dimisión del rector: "¡Qué interferencia en la libertad de cátedra! Algo que no vemos desde los años cincuenta, con el Comité de Actividades Antiamericanas de McCarthy". El profesor, que dice que "debería ser Johnson quien dimitiera", también pone de manifiesto que, sin embargo, "la protesta se ha magnificado un poco demasiado. Donde yo doy clases, la situación es muy tranquila. Ahora les jóvenes ven lo que está pasando en Gaza y no les gusta.

El día de Sant Jordi, Stiglitz, a punto de cumplir 81 años, puso a la venta en la versión original su último libro, The road to freedom. Economics and the good society, un alegato contra el neoliberalismo y las doctrinas reaganistas y tacheristas, implantadas hace cuarenta años, "un experimento totalmente fracasado", a su juicio, que seguía las doctrinas de Friedrich Hayek y Milton Friedman. Ambos eran partidarios de la máxima libertad para los mercados, de la menor regulación posible. Pero Stiglitz sostiene, empleando una frase del teórico político Isaiah Berlin, que "la libertad de los lobos es la muerte de las ovejas". "La libertad de explotación –añade también– se adquiere sobre la base de la libertad de los explotados y, por tanto, se necesitan regulaciones. Y pagar impuestos". Y pone todavía un ejemplo muy simple. "Un semáforo rojo te coarta la libertad de movimiento. Pero si no hubiera semáforos, nadie podría circular".

El profesor está en Londres esta semana para presentar su libro y compartir sus ideas en foros académicos como la London School of Economics.

En este contexto, ha hablado ante un grupo de medios de comunicación acreditados en la capital británica, entre ellos el ARA. Es en este encuentro, este mediodía del jueves, desde el que alerta de la importancia de la fiscalización y la rendición de cuentas del poder. Y la "libertad de cátedra y la independencia de las universidades, o de los medios de comunicación, son fundamentales para nuestro sistema".

Stiglitz formó parte de la administración de Bill Clinton en los primeros años 2000. Y si bien admite que "a ningún político le gustan las críticas, el presidente reconocía que era una parte muy importante de nuestro proceso democrático". Un proceso que podría verse alterado –como ya han alertado otras voces de la izquierda de Estados Unidos, por ejemplo, la del senador Bernie Sanders– si Donald Trump obtiene un segundo mandato a la presidencia en las elecciones de noviembre, una posibilidad cada más real. "Trump toma una actitud muy diferente [en relación con Clinton], y califica a la prensa de enemiga del pueblo. Prensa, universidades, poder judicial, todos son enemigos, ataca todas las instituciones que hemos creado en estos más de 200 años para que el nuestro sistema funcione".

¿El capitalismo tiene un rostro amable?

Él libro de Stiglitz no se aparta en absoluto de su habitual doctrina, etiquetada como nuevo keynesianismo. Con una prosa muy legidora, nada académica, apta incluso para un ignorante en materia económica, la mueven dos ideas básicas: hay que replantear qué se entiende por libertad, porque la libertad de una persona puede afectar a los demás. Es necesario mirar la libertad en el contexto de una sociedad integrada. Cuando lo haces, te das cuenta de que incluso hay casos en los que restringir la libertad de algún modo amplía la libertad de forma más significativa. "¿Cuál es la libertad de unos niños de una escuela primaria, si deben estar pendientes de realizar ejercicios de autoprotección, no sea que irrumpa en el centro una persona que ha tenido la libertad para comprar un fusil AK-47? "

El combate contra el neoliberalime es, desde su punto de vista, un combate contra el populismo. "Los neoliberales se equivocaron cuando predecieron que los mercados libres llevarían a la eficiencia económica. En absoluto. Demosté que, en general, no era cierto. Luego, los propios defensores del neoliberalismo argumentaron que la libertad económica era necesaria para a la libertad política. Pero esta versión de estado mínimo ha llevado al populismo, al autoritarismo, y estos demagogos nos han puesto en el camino hacia un fascismo del siglo XXI”.

Fascismo que propone contrarrestar con lo que califica de "capitalismo progresista", donde el debate no es si hace falta más o menos gobierno, sino cuáles son los límites. ¡Ninguna revolución, claro! No en vano, el profesor Stiglitz asegura que "las instituciones con ánimo de lucro tendrían un papel importante". No sólo los gobiernos, "también la acción colectiva no gubernamental: sindicatos y sociedad civil". Un capitalismo de rostro amable y valores morales, en resumen. La pregunta a responder es si de verdad es posible.

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