Argentina

Plebiscito en Milei: Argentina vota en unas elecciones legislativas marcadas por la polarización

El ultraliberal se juega la gobernabilidad de la segunda mitad del mandato, amparado por Donald Trump, con una economía estancada y manchado por la corrupción

Manifestación de clausura del partido La Libertad Avanza antes de las elecciones de medio mandato del 26 de octubre en Rosario.
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Buenos AiresJavier Milei afronta unas elecciones legislativas clave este domingo en Argentina. Los comicios redefinirán la composición de la Cámara de Diputados y del Senado, donde se renuevan la mitad y un tercio de los escaños, respectivamente. Si bien las elecciones de medio mandato no suelen acaparar tanta atención en Argentina, esta vez se leen como un plebiscito en los primeros dos años de motosierra, y resultarán determinantes para la gobernabilidad de Milei de cara a la segunda mitad de la legislatura. En minoría en el poder legislativo, el partido gobernante de La Libertad Avanza (LLA) ha visto bloqueadas numerosas iniciativas legislativas dado que la mayoría peronista en ambas cámaras –con el apoyo puntual de otras fuerzas políticas– ha conseguido ir poniendo el freno al plan de austeridad de Milei, que igualmente ha sido brutal por los sectores más vulnerables de la sociedad. Milei, que juró su cargo en diciembre del 2023 dando la espalda al edificio del Congreso, ha recurrido a menudo al veto presidencial, una medida que ha puesto en cuestión el carácter democrático de su gestión, sobre todo a ojos de sectores críticos que, más allá de su estilo y formas, lo perciben como líder autoritario. Las acusaciones, inevitablemente, han influido en su imagen y proyección, no sólo cara al electorado argentino, sino también a sus socios internacionales.

Quien ampara a Javier Milei sin fisuras hoy en día es el presidente de Estados Unidos. Donald Trump ha autorizado un swap o intercambio de divisa –como un préstamo, pero con mejores condiciones– por el valor de 40.000 millones de dólares, después de que Milei le visitara en la Casa Blanca pocos días antes de las elecciones. En la decimotercera visita del argentino a Washington, ambos presidentes escenificaron un diálogo en el que, elogios aparte, Trump dejaba clara una cosa: el apoyo económico a Argentina quedaba condicionado a la victoria de Milei en las urnas. "Estoy con este hombre porque su filosofía es la correcta –dijo Trump– Si él gana, nos quedamos con él, y si no gana, nos vamos", añadió. Una sentencia que los partidarios de Milei celebran como una genuina voluntad de ayuda por parte del país más poderoso del mundo, y que los detractores interpretan como una amenaza intervencionista.

Milei ha logrado contener la inflación –que para 2025 se proyecta a un 30% interanual, mientras que a finales del anterior gobierno superaba el 200%–, pero la realidad de las mayorías sociales en Argentina no ha mejorado sustancialmente en los dos primeros años de motosierra. Por el contrario, el sector público ha sufrido unos recortes sin precedentes que han dejado la salud, la educación y el sistema al límite, con sueldos irrisorios para los profesionales y pensiones de jubilación por debajo de la línea de pobreza. La obra pública se ha detenido y el fin del control de precios o del subsidio a servicios básicos como la luz, el agua, el gas o el transporte público ha tenido un impacto en el bolsillo de los argentinos, que han tenido que recortar en el consumo: un 86% de la población dice que no pueden llegar a fin de mes. La industria también ha sufrido un bajón, en el que ha habido oleadas de despidos y, en dos años, alrededor de 15.000 pequeñas y medianas empresas han cerrado en Argentina. Sin embargo, el presidente asegura que lo peor ya ha pasado y anima a "hacer que todo el esfuerzo valga la pena" porque, dice, "estamos en el camino correcto".

Hartos del peronismo y el kirchnerismo

El mesianismo y la "batalla cultural" han surtido efecto, especialmente entre la juventud, un sector que impulsó a Milei al poder y que hoy mantiene su apoyo. Sobre todo los chicos, le siguen encontrando "fresco", "loco", y alineado con sus valores: "Yo, al conurbano [área metropolitana] veo más pobreza que antes", reconoce al ARA Javier, de 21 años. "Pero es un problema de la gente que no quiere trabajar, porque prefieren vivir de las ayudas del Estado", dice, reproduciendo un discurso repetido hasta el aburrimiento en decenas de canales de estríming libertarios, Asegura. "que nos ha empobrecido como país y que nos ha alejado de ser una potencia mundial" Aunque la corrupción ha sido un motivo para desprestigiar a los gobiernos peronistas, los casos que han manchado el gobierno de Milei –como la criptoestafa de $Libra, el desvío de fondos por discapacitados en su madre de Karina. Aires, José Luis Espert, con el narcotráfico– no han sido motivo suficiente para desprestigiarle: "Todos los políticos son corruptos", dice Eze, amigo de Javier.

Por el contrario, José, de 64 años, "militante peronista desde la cuna hasta la tumba", tiene clarísimo que lo que él defiende "es el único modelo político en Argentina que ha demostrado priorizar a los más vulnerables", y Valeria, de 52 años, dice que "votaría cualquier cosa antes que un loco psiquiátrico". En la línea de la cultura política argentina no hay punto medio: la grieta se ensancha y la polarización se acentúa. Mientras el peronismo ha optado por una campaña discreta, sin propuestas concretas y con un eslogan clarísimo, "Frenar Milei", los libertarios se han lanzado a la dicotomía: "La Libertad Avanza o Argentina retrocede".

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