América Latina

El Tribunal Supremo de Venezuela avala la victoria de Maduro pese a las acusaciones de fraude

El máximo poder judicial valida los resultados del poder electoral sin publicar las actas como pide la oposición

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El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, con una Constitución en la mano.

Buenos AiresEl Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela ha ratificado, este jueves, la victoria de Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales del 28 de julio. Casi un mes después de unos comicios que han generado malestar e incomodidad no sólo en la oposición dentro del país sino también en la comunidad internacional por carencia de transparencia, el máximo poder judicial del país ha declarado que los resultados que ofreció el Consejo Nacional Electoral (CNE) son válidos: "certifica de forma inobjetable el material electoral peritado y convalida, esta sala, los resultados de la elección presidencial [...]", ha sentenciado la presidenta del Tribunal, Caryslia Rodríguez.

Al salir de la sesión, varios altos cargos del chavismo han celebrado la decisión: "En Venezuela ha triunfado la Constitución, el estado de derecho y sus instituciones y, una vez más, desde Venezuela exigimos respeto y no injerencia en los asuntos internos venezolanos", ha dicho Yván Gil, ministro de Exteriores. Minutos después, el candidato de la oposición, Edmundo González, reaccionaba a la noticia en X, en la que daba por nula la sentencia del tribunal: "La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo. Los órganos del estado emanan de la soberanía popular ya ella están sometidos. Desde el día siguiente de los comicios, la oposición antichavista ha acusado a Maduro de fraude y asegura que, con el 83,5% de las actas electorales que han hecho públicas, pueden demostrar una "abrumadora" victoria de Edmundo González en las urnas . Horas antes de la sentencia, la líder opositora María Corina Machado alertaba sobre la carencia de independencia e imparcialidad del poder judicial venezolano. Además, la oposición advierte que el TSJ no puede adjudicarse competencias propias del CNE, que por ley debería hacer públicas las actas.

El antichavismo –o las fuerzas democráticas, como se autodenominan desde el bloque opositor– ha optado por ejercer presión en Maduro a través de la opinión pública, la movilización y la comunidad internacional. El pasado sábado, en unas 350 ciudades en todo el mundo los venezolanos salieron a la calle para exigir el respeto a la soberanía popular y el fin de lo que consideran una dictadura. En Caracas, la concentración masiva contó con la presencia de María Corina Machado, pero no de Edmundo González. Ambos intentan no exponerse demasiado por miedo a ser detenidos. Maduro también ha movilizado a los suyos, convocando manifestaciones contra el "fascismo" y legislando para controlar las redes sociales y las organizaciones civiles, supuestamente responsables de los "crímenes" cometidos por la oposición.

Aunque la decisión del TSJ no ha sorprendido a nadie, representa un hecho político en este proceso electoral que está resultando complicado de gestionar por la represión policial que están sufriendo simpatizantes de la oposición y porque la mayoría de países del mundo piden desde hace semanas una verificación independiente de los resultados. Los presidentes de Brasil y Colombia, socios habituales del chavismo, han sido piezas clave en el diálogo con Maduro, pero éste ha optado por desestimar sus advertencias y por negarse a publicar las actas.

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