Venezuela

Venezuela rechaza una repetición electoral pese a la presión internacional

Brasil y Colombia actúan de mediadores, mientras que México se mantiene distante y Chile no reconoce el “triunfo autoproclamado” de Maduro

Buenos AiresVeinte días después de las elecciones en Venezuela, el país está inmerso en plena crisis postelectoral: mientras el chavismo y la oposición se atribuyen la victoria –incluso con violencia en las calles–, la comunidad internacional tiene un papel relevante en la formación de la opinión pública en todo el mundo. A nivel regional, los países latinoamericanos han optado por vías diversas: mientras Argentina, Perú y Costa Rica acusaron a Maduro de fraude electoral al instante, los gobiernos de izquierdas –con mayor capacidad de mediar por afinidad ideológica con Maduro – han tomado, también, caminos distintos. Los ojos han sido puestos sobre todo en los presidentes de Brasil, Colombia y México, Luiz Inácio Lula da Silva, Gustavo Petro y Andrés Manuel López Obrador.

Jueves, Lula y Petro proponían una repetición electoral o la negociación de un gobierno de coalición transitorio que desemboque en unas nuevas elecciones independientes. "Maduro sabe que debe una explicación al mundo", dijo Lula en una entrevista, apuntando que hasta ahora nadie sabe quién ganó las elecciones porque no se han hecho públicas las actas ni se han verificado los resultados de forma independiente. Brasil y Colombia, vecinos de Venezuela, no quieren que "se desborde un conflicto que tenga consecuencias en sus propios países", dice Ana María Sanjuan, politóloga y profesora de la Universidad Central de Venezuela, en conversación con el ARA. Colombia es el país de la región que acoge a más migrantes y refugiados venezolanos, con casi 3 millones en enero del 2024. Para Sanjuan, la de Lula y Petro "era una posición esperable". "Esto resuelve su problema interno, pero no el problema que habían dicho que ayudarían a resolver", dice Sanjuan, en referencia a la crisis de Venezuela.

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Pero tanto la oposición como el chavismo ya han dicho que no aceptarán la propuesta de Lula y Petro. "Aquí no se repetirán elecciones porque aquí ganó Nicolás Maduro", declaró Diosdado Cabello, jefe político del partido de gobierno, el PSUV, en relación con la repetición electoral. Tampoco la líder opositora María Corina Machado vio con buenos ojos el planteamiento: "Si vamos a una segunda elección y no le gusta el resultado a Maduro, ¿qué hacemos, vamos a una tercera y después a una cuarta o quinta? Nosotros fuimos a unas elecciones con las reglas de la tiranía a pesar de las críticas de muchos y las ganamos", ironizó.

El presidente de México, López Obrador, que inicialmente se sumó al rol negociador de Brasil y Colombia, dio un paso al lado: “No es prudente que un gobierno extranjero, sea quien sea, opine sobre lo que corresponde resolver a los venezolanos” , dijo en rueda de prensa, y reiteró que México permanece a la espera de la resolución del Tribunal Supremo de Venezuela, que investiga, a petición de Maduro, sobre el proceso electoral. Por su parte, el presidente de Chile, Gabriel Boric, se pronunció rápidamente sin reconocer "el triunfo autoproclamado de Maduro”. “No confiamos en la independencia ni en la imparcialidad de las actuales instituciones de Venezuela”, dijo. Boric es de izquierdas, pero de otra generación que sus homólogos, y se ha mantenido distante de los regímenes autoritarios de Venezuela, Nicaragua y Cuba, ondeando la bandera de la democracia liberal y de los derechos humanos.

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"El conflicto de Venezuela es complicado para la izquierda de la región", apunta Sanjuan. A principios de 2000, tres cuartas partes de la población de América Latina era gobernada por presidentes progresistas elegidos democráticamente en las urnas, en la llamada Marea Rosa. Pero las izquierdas no lograron "la igualdad", dice Sanjuan. "En ningún país de la región los ricos pagan más impuestos que los pobres", añade. Sin embargo, la experta señala que existe una “animadversión contra gobiernos de izquierdas” por parte de organismos supranacionales. Un ejemplo es el Grupo de Lima, formado por 14 países, entonces gobernados por la derecha, que se agruparon en 2017 con el objetivo de buscar una “salida conjunta” en la situación de Venezuela.

Ana María Sanjuan critica el papel de la comunidad internacional en la actual crisis venezolana: "Si acompañas un conflicto para que una de las partes tenga el camino plano para ganar, estás perpetuando el conflicto". La experta recuerda que la sociedad venezolana está en choque desde hace años: "Desde 2014 se han acentuado las manifestaciones en la calle, hemos tenido violencia, restricciones económicas, y tenemos mucho dolor y disgusto", reconoce. Y dice que "la sociedad quiere un cambio", pero sobre todo "en la calidad de vida". Por eso pide "un acompañamiento generoso, entendiendo las dos partes".

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¿Cómo se desatasca entonces la situación? Para Sanjuan, es necesario generar “condiciones para un entendimiento franco y claro entre la oposición y el gobierno, sin cartas bajo la manga”. Si el Tribunal Supremo reafirma los resultados oficiales, la victoria del chavismo "se convertirá en un hecho político, nos guste o no", lo que abrirá nuevos escenarios. Para ella, la línea roja es que la solución sea “sin violencia, que no esté en la calle ni buscando la ruptura de las Fuerzas Armadas”. "¿Queremos que la democracia la instalen los militares?", pregunta.