Asia

Año Nuevo, economía vieja: China no levanta cabeza

Por primera vez desde la pandemia el país celebra el inicio del Año Nuevo Chino sin restricciones, pero el paro no deja de aumentar

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Unos operarios ponen luces en el lago de Qianhai, de Pekín, para celebrar el Año nuevo chino

PekínEstaciones de tren a rebosar, compras de última hora, mercadillos de Año Nuevo y figuras de dragones adornando calles y tiendas. Son muestras de cómo China vive su primera fiesta del Año Nuevo Lunar con normalidad después de la pandemia. En el caso de Pekín, junto con otras grandes ciudades, la reducción evidente de la actividad causada por el éxodo de una parte de la población, que viaja a otras provincias para visitar a la familia, deja un paisaje urbano vacío, que no se veía desde hacía cuatro años.

Incluso ha devuelto la reventa de billetes de avión y los reportajes en televisión con toques heroicos de cómo los chinos logran llegar a tiempo para cenar con los abuelos, pese a la ola de frío que ha supuesto el bloqueo de trenes y carreteras en el país.

Las autoridades prevén que estos días de fiesta se harán 9.000 millones de desplazamientos, un 40% más que el año pasado, cuando el país levantó la política de cóvido cero y permitió los movimientos sin restricciones. En ese momento, la llegada del Año del Conejo se celebró bajo la mayor ola de contagios que había vivido el país y que no pudo controlar. Esta vez, 480 millones de viajes se harán en tren. China tiene la mayor red de alta velocidad del mundo.

Las fiestas oficiales duran ocho días, hasta el sábado, 17 de febrero, pero las celebraciones se alargan quince días más y se acaban con la llamada Fiesta de los Farolets, que se hace el primer día de luna llena del año lunar. Tradicionalmente, en China este período de viajes y reencuentros se amplía cuarenta días, porque la gente opta por tomarse vacaciones antes o después del día de Fin de Año. Este período se conoce como chun yun y este año empezó el 26 de enero y termina el 5 de marzo.

Los viajes transfronterizos también está previsto que aumenten y se espera una media de 1,8 millones de entradas y de salidas al día durante el período oficial de vacaciones. El triple que cumple un año. Las Maldivas, Tailandia y Singapur son los principales destinos de los viajeros chinos.

Miles de pasajeros esperan el tren en la estación Hongqiao, de Shanghái.

Los buenos datos del turismo contrastan con otra realidad: el aumento del paro. La previsión es que parte de los emigrantes que viven en las ciudades de primer nivel no vuelvan ante la falta de perspectivas laborales. Un paseo por las calles de Pekín y los centros comerciales muestra las evidencias de la caída del consumo, con tiendas cerradas y locales vacíos.

En enero, el índice de precios de consumo (IPC) ha experimentado la mayor caída desde septiembre de 2009 y ha demostrado que la demanda no se activa. La confianza de los consumidores no despierta y se muestran cautelosos ante la sensación de crisis causada por el largo paro del sector inmobiliario y el aumento del paro. El gobierno está preocupado por los signos de deflación, que se pueden dilatar en el tiempo, a pesar de las políticas de estímulo para reactivar la economía.

La falta de confianza tiene efectos y el pasado septiembre China registró una salida de capitales de 53.900 millones de dólares, la mayor desde el 2016. El enfrentamiento con Estados Unidos y el haber apoyado al presidente ruso, Vladimir Putin, a raíz de la invasión de Ucrania pasan factura a la economía china. Aunque las exportaciones se mantienen fuertes y existe un superávit comercial con Estados Unidos y la Unión Europea, el gigante asiático ha perdido acceso a la tecnología ya los mercados occidentales y las inversiones se han reducido.

Las fiestas del Año Nuevo Lunar también se conocen como Fiesta de la Primavera. El calendario tradicional chino se rige por los ciclos de la Luna y, por tanto, los meses son de cinco semanas. Se considera que es la fiesta de la primavera porque, pese al frío de febrero, es el momento en que ya se puede empezar a sembrar.

El dragón es uno de los signos más favorables del zodiaco porque está relacionado con el éxito, fortuna y la inteligencia. Éste es el Año del Dragón de madera, porque cada uno de los doce animales va asociado a un elemento (metal, madera, agua, fuego o tierra). Los dragones de madera aportan energía, innovación y ganas de cambiar el mundo. Por eso se espera que muchas parejas se decidan a tener hijos este año para aprovechar los buenos auspicios que acompañarán al bebé. Un repunte de la natalidad sería una buena noticia ante la galopante caída de nacimientos y del envejecimiento de la población.

En la tradición china la figura del dragón, que también se asocia al poder y al emperador, es muy diferente de la imagen que tenemos en Occidente: ni quieren, ni escupen fuego por la boca ni son peligrosos. El dragón chino es una figura amistosa, sabia y protectora del hogar. Un símbolo de buena suerte, del poder y del éxito.

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